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04 de mayo de 2024

Los jugadores del City levantan su primera Champions en Estambul

Los jugadores del City levantan su primera Champions en EstambulAFP

Resumen del 2023 en el deporte (VII)  Al fin Guardiola gana la Champions y alcanza la excelencia con su Manchester City

Es difícil no creerte el mejor cuando tu primera experiencia como entrenador de un equipo principal, tras subir de un filial, es la que tuvo Pep Guardiola en el Barcelona entre 2008 y 2012. Ese equipo, en la discusión de ser el mejor de siempre –aquí no se decide eso, que es cosa de largo tiempo–, ganó dos Champions League y perfectamente pudo ganar las otras dos.
Tras abandonar la entidad blaugrana, Guardiola llevaba una década en busca del título que legitimara lo que él se creía, que es el mejor del mundo. Las constantes caídas, de todo tipo, ante muchos y muy diversos rivales, sumieron a Pep en la frustración: «¿Si yo soy el mejor, por qué no gano?». Guardiola, reconocido fanático del ajedrez, quería emular en el fútbol esos movimientos de piezas inertes, sin sentimientos ni emociones, que respondían a la mente y los pensamientos de una mente creadora. Quería reducir el fútbol a su absoluto poder.
Y es que, si alguna definición quedará de Pep con el paso de los años, será la de un obseso del control. Nadie en la historia del fútbol ha hecho tanto por conocer y controlar cada arista del juego, por dominar un deporte que es infinito.
A nivel nacional se puede decir que Guardiola lo logró ya hace años. Nadie ha tiranizado tanto el día a día como él, que apenas ha perdido tres ligas en toda su carrera como entrenador. Pero esa salir a los campos europeos y algo fallaba. La Champions League es especial, indómita, y se resistía al control de Pep. Todas las eliminatorias de Champions tienen, por corto que sea, un tramo de descontrol, donde táctica deja paso a la emoción y el miedo a perder lo que tienes ganado se apodera de las mentes de los futbolistas.
Rodri Hernández, el mejor jugador español del mundo, en un partido con el Manchester City

Rodri Hernández fue pieza fundamental en el triplete del Manchester CityEFE

Sumado esto a la autoexigencia de ganar propia de los equipos de Guardiola, el cóctel resultante era mortal. En una entrevista, el propio Pep comentó que la única eliminación que no lamentaba en su carrera era aquella contra el Atlético Madrid en las semifinales de 2016, donde su Bayern sí controló todo lo que se podía controlar y tan solo la falta de acierto le apeó de la final.
Quitando esa eliminatoria, el resto de derrotas europeas de la carrera de Guardiola seguían el mismo patrón: el partido entraba en un tramo de locura y sus equipos colapsaban. El Real Madrid de la BBC en el Allianz Arena, el Barça de la MSN en el Camp Nou, el Mónaco de Mbappé, el Liverpool de Klopp, el Tottenham en un inolvidable 4-3, el Lyon, el Chelsea y el Bernabéu, todos ellos supieron encajar los golpes mejor, jugar con el tempo de la eliminatoria, y superarles.
Esa última eliminación en semifinales ante el Real Madrid, con dos goles encajados en el descuento cuando el Bernabéu entró en ebullición y todo lo que no fuese ganar el siguiente balón dividido dejó de importar, obligó a Pep a replantearse las cosas. Algo tenía que cambiar porque así no iba a ganar.
Nada teme más Guardiola que un partido fuera de casa en eliminatoria europea, donde quiere reducir los riesgos a cero incluso aunque signifique tampoco atacar ellos. La temporada pasada, la de su campeonato, fuera de casa sus resultados fueron: 1-1 la ida en Leipzig en octavos en un partido cerradísimo con mucha posesión, 1-1 en Múnich en cuartos con el colchón de la ida y 1-1 la ida en el Bernabéu en semifinales, de nuevo el lugar del crimen, donde el City se desnaturalizó con tal de no conceder al rival. En casa la historia era diferente.
7-0 al RB Leipzig con una exhibición memorable de Haaland, 3-0 al Bayern Múnich en un partido con suerte donde aprovecharon inusuales errores rivales, y 4-0 al Real Madrid en la vuelta de semifinales. A Pep le podía pasar que, de tanto controlar un exceso de vértigo en Champions que antes le había costado caro, se pasaba de frenada con tanta contención. El riesgo era no poder cambiar el chip y ser ellos mismos. En esa vuelta ante el Madrid lo fueron: desbloqueo y éxtasis total en una exhibición de fútbol.
La inclusión de Erling Haaland en el equipo, el nivel de Kevin de Bruyne, la solidez defensiva con los cuatro centrales (dos de ellos jugando de laterales), el movimiento táctico de subir al lateral derecho a la zona del mediocentro en fase ofensiva para crear juego, la apuesta por dos extremos –Bernardo Silva y Jack Grealish– que aportan pausa y control en lugar de desborde y desequilibrio, todos esos fueron los ingredientes de, al fin, la Champions del City.
El 10 de junio, en un mal partido de ellos, donde el Inter Milán generó para ganar, un solitario tanto de Rodri Hernández, otro de los nombres individuales que sostienen al colectivo, ayudaron a lograr un triplete histórico. La primera Champions League de la historia del club, que se sumaba a la FA Cup y a una Premier League tras remontarle al Arsenal de Mikel Arteta.
Erling Haaland batió el récord de goles en una temporada en la Premier League

Erling Haaland batió el récord de goles en una temporada en la Premier LeagueGTRES

De esa manera, Guardiola cerró el círculo y logró derribar la última barrera que le quedaba por conquistar. Cuando Guardiola se retire, más allá de recordarle por los títulos y las estrellas a las que potenció, su gran legado será el haber intentado más que nadie controlar el descontrol.

La Europa League del Sevilla

Posteriormente, el City añadiría otro título más, la Supercopa de Europa, venciendo al Sevilla por penaltis. Los entonces dirigidos por José Luis Mendilibar se plantaron en esa instancia tras lograr la Europa League, la séptima de su historia. Fue, quizás, una de las más especiales, porque en una temporada muy mala del conjunto hispalense, alejado de puestos europeos en liga, impusieron su grandeza en la segunda competición europea.
Tras eliminar a PSV y Fenerbahçe en las dos primeras rondas, se cargaron al Manchester United con un contundente 3-0 en el Pizjuán tras una remontada milagrosa en Old Trafford, a la Juventus en la prórroga y a la Roma de Mourinho en los penaltis de la final. Otro hito más en una entidad que, por muy mal que esté a nivel nacional, es jugar los jueves y se transforma en el mejor equipo del mundo.
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