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29 de abril de 2024

Santiago Bernabéu y Florentino Pérez

Santiago Bernabéu y Florentino PérezPaula Andrade

De Di Stéfano, Puskas, Gento y Chamartín a Mbappé, Bellingham, Vinicius y el nuevo Bernabéu

  • Florentino Pérez repite la política de actuación de Bernabéu porque fue la que hizo al Real Madrid legendario y ahora potencia esa filosofía en un mundo global y contra clubes-estado

  • Lleva cinco años creando el estadio multiusos que llenará con los mejores jugadores del planeta, un equipo que ha construido durante seis años

Cada conversación con Florentino Pérez sobre Santiago Bernabéu es una amalgama de elogios sobre un adelantado a su tiempo que se atrevió a construir un estadio cuando en España había hambre y a inventar la Copa de Europa en contra de la UEFA y de todo el mundo. Florentino Pérez siempre ensalza la valentía de Bernabéu para levantar un gran campo y luego fichar a los mejores futbolistas del mundo con el objetivo de ser la referencia mundial. Esa fue la filosofía que el actual presidente ha aplicado en el Real Madrid a lo largo de un siglo, de éste, desde que ascendió al cargo en el año 2000.
El resultado de esta política es que el Real Madrid de Florentino Pérez es hoy la referencia de presente y de futuro del fútbol internacional, con la diferencia de enfrentarse en el siglo XXI a clubes-estado financiados por países ricos en petróleo y gas. El «tito Floren», como le llaman los madridistas, ha continuado la filosofía de Bernabéu hasta igualar sus triunfos y superarlos. Suma las mismas Champions que «Don Santiago», seis, y persigue la séptima.

Primero, el estadio

Las adquisiciones de Figo, Zidane, Ronaldo Nazario, Cristiano, Bale, Modric y Kroos fue la primera invasión provocada por Florentino Pérez de un estilo de trabajo que ahora ha convertido en una reforma total del club.
Siguiendo el sendero de Bernabéu, Florentino Pérez se ha centrado primero en la construcción de un nuevo coliseo que ya no será de fútbol, sino un centro comercial multiusos abierto todo el año y desde la mañana a la noche. Si Bernabéu levantó Chamartin con 70.000 espectadores y después lo hizo crecer hasta los 120.000, Florentino Pérez he reinventado el fútbol. Tiene un campo en la zona más cara de Madrid y no podía ser que solo se explotara al máximo cada dos semanas. Ha transformado el concepto estadio en una sede comercial permanente que llegará a producir a pleno rendimiento hasta 450 millones anuales en el espacio de un lustro. Y subiendo.

De Di Stéfano a Mbappé

La historia de repite. Es cierto. La actuación del éxito se emula. Bernabéu erigió Chamartín y luego trajo a Di Stéfano y revolucionó el balompié mundial con la invención de la Copa de Europa y la victoria legendaria en sus cinco primeras ediciones.
Ahora, Florentino Pérez ha rematado el mejor estadio del planeta y ha fichado a Mbappé para proponer el mejor espectáculo en su propia sede. Y con la Superliga en el horizonte enfrentado a la UEFA. Las comparaciones no son odiosas, sino perfectas.
La trascendencia de ambas contrataciones es similar en ambas épocas, pero la adquisición de Mbappé es mucho más mediática internacionalmente en este mundo global que nos rodea. Su presentación será noticia publicada y fotografiada en los doscientos países de La Tierra.

De Puskas a Bellingham

La historia de repite, sí. Bernabéu rodeó a Di Stéfano de muchas figuras y otros grandes jugadores, porque como decía «Alfredo» se gana «mejor todos juntos que uno solo». El presidente que elevó al Real Madrid a la gloria fichó a Puskas como segunda figura y el húngaro fue un artillero espectacular durante ocho temporadas.
En el siglo XXI, el actual presidente del Real Madrid cazó primero a Bellingham, antes que a Mbappé, para crear este segundo equipo campeón que quiere tomar el testigo del grupo que ganó cinco Champions en la última década.
El inglés es un centrocampista ofensivo que, como suele ocurrir, como sucedió con Cristiano, ha mejorado ostensiblemente sus prestaciones y ha sacado todo su talento en un conjunto de mayor calidad, rodeado de grandes futbolistas. Es así. Cristiano sabe bien que fuera del Real Madrid hace mucho frío.
Ahora, Bellingham es la otra estrella de esta plantilla considerada la mejor del mundo. El goleador de la escuadra blanca. Como Puskas lo fue.

De Gento a Vinicius

La trilogía de emulación se remata con Vinicius. El brasileño juega en la posición de Gento, el cántabro que fue considerado el mejor extremo izquierda del mundo. Hoy, Vinicius está en la lista de candidatos al Balón de Oro. Su magia es sorprendente, basada en su velocidad y en un regate único.
Reflexionemos. Di Stéfano, Puskas y Gento estaban en la lista de los cinco mejores futbolistas en su época. Hoy. Mbappé, Bellingham y Vinicius son aspirantes al FIFA World Player y al Balón de Oro.
La historia se repite, sí. Esos grandes jugadores siempre estuvieron acompañados de una decena de hombres de clase y eficiencia que eran claves para conquistar los títulos. Di Stéfano, Puskas y Gento se apoyaron en la calidad del excelso Rial y de Kopa, Canario, Joseito y Pérez-Payá. Y a su lado tuvieron la eficacia de Miguel Muñoz, Zárraga, Marquitos, Juanito Alonso, Domínguez y los Atienza.
Hoy y mañana, Mbappé, Bellingham y Vinicius tienen y tendrán a su vera la clase de Kroos, Brahim, Rodrygo y Guler junto a la eficiencia de Camavinga, Valverde, Tchouamení, Carvajal, Rüdiger. Militao, Mendy, Courtois y Lunin.
Las comparaciones no son odiosas. Son reales. Y el ejemplo del triunfo del concepto estadio, inventado por Santiago Bernabéu y reinventado comercialmente por Florentino Pérez para competir con los clubes-estado, es el paradigma de dos grandes dirigentes.

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