
Lamine Yamal, junto a su padre Mounir Nasraoui tras firmar su renovación de contrato hasta 2031
El padre de Lamine Yamal estalla contra Nico Williams por no ir al Barça: «No se puede confiar en nadie»
La renovación de Nico Williams ha causado crispación en la órbita culé, que ya contaba con la incorporación
El Barça se agarra a la incierta reapertura del Camp Nou para salvar su economía
Nico Williams ha frustrado al FC Barcelona al renovar con el Athletic Club hasta 2035, un anuncio que ha caído como un jarro de agua fría en el Camp Nou. Considerado un fichaje inminente para reforzar el ataque culé, la decisión del extremo ha generado decepción y tensiones. La falta de notificación previa por parte de su entorno ha sido vista como una deslealtad, intensificando el malestar en la directiva azulgrana.
La reacción en redes sociales ha sido inmediata. Los aficionados culés han expresado su frustración, criticando la planificación deportiva y acusando a Williams de falta de compromiso. En contraste, los aficionados del Athletic han celebrado la continuidad de su estrella como un triunfo en un mercado feroz. Memes y comentarios irónicos han inundado Twitter e Instagram. Mounir Nasraoui, padre de Lamine Yamal, ha publicado una historia con el escudo del Barça y la canción «No puede confiar» de Skinny Flex, insinuando traición.
El impacto trasciende lo deportivo, pues Williams era clave para revitalizar las bandas del Barcelona. La opacidad en la gestión de su renovación, sin aviso al club, ha avivado la percepción de traición. La amistad entre Nico y Lamine Yamal, forjada en la Eurocopa con momentos de complicidad en celebraciones y entrenamientos, hacía soñar con una dupla estelar. La indirecta de Nasraoui, con la letra «no se puede confiar en nadie», ha reflejado su malestar con la situación.
La conexión entre Nico y Lamine, fortalecida por risas y goles en la Eurocopa, ha hecho que el giro de Williams duela aún más. El Barcelona, que confiaba en un acuerdo económico ya avanzado, debe ahora replantear su estrategia. Mientras el Athletic festeja retener a su joya, el feudo catalán vive un ambiente de desencanto, con críticas a la gestión y un proyecto deportivo en entredicho, marcado por la decepción.