Los jugadores se consideran culpables y los resultados hacen que Xabi se juegue su continuidad ante Guardiola

xabi Alonso se marchó del Bernabéu sin entrar al vestuario después de la victoria del Celta. No son esos los momentos para hablar, porque todo el mundo está caliente. Sabía que los futbolistas estaban discutiendo entre ellos y eso era bueno. Fue lo único bueno de una noche aciaga. Mientras algunos jugadores se justificaban en el arbitraje, los líderes de la plantilla pusieron el dardo en la diana. «La culpa es solo nuestra y tenemos que reaccionar, no podemos seguir así».

Era elocuente la posición de los hombres más curtidos del grupo. Ya vimos cómo Mbappé se marchó del campo sin acudir a los árbitros. Otros hombres también enfilaron el camino del vestuario sin ir a protestar al final del encuentro. Sabían que los culpables eran ellos. Kylian, Rüdiger, Tchouaméni, Valverde, quien siempre ha sido claro en sus manifestaciones, sabían que el problema era de ellos. Que el problema es de ellos. Porque el entrenador les pone donde quieren jugar. Vinicius, Bellingham y Valverde juegan donde han pedido. El brasileño, el uruguayo, Tchouaméni y Rüdiger fueron los únicos que funcionaron ante los celtiñas. Courtois no pudo hacer más milagros. El resto del equipo blanco no rindió. ¿Por qué?

El problema es que su flojo rendimiento ha puesto a Xabi Alonso a los pies de los caballos. Ellos son los máximos culpables. Y el culpable fácil, el más barato, porque echar a siete sale caro, es Alonso. El que puede pagarlo es un entrenador que se ha plegado a todo lo que los futbolistas han querido. Quizá precisamente por plegarse.

El técnico guipuzcoano se la juega frente a Guardiola, el hombre que le fichó hace unos años para dirigir el Bayern dentro del césped.

La cúpula exige una reacción o tendrá que cambiar de mando

Alonso se la juega porque la cúpula del club sabe que no es el principal culpable, pero si el guipuzcoano no consigue que sus futbolistas se entreguen al máximo durante los 90 minutos habrá que tomar medidas. Y es que los pupilos del preparador vasco solo se entregaron al máximo frente al Celta cuando vieron las orejas al lobo, cuando se quedaron con diez. Los blancos jugaron mejor con diez que con once.

¿Por qué lo dan todo cuando quieren y no cuando deben, desde el primer minuto, como sí hicieron en San Mamés? En Elche y en Gerona vimos la misma falta de actitud inicial que repitieron ante el Celta. Esa es la clave por la que la dirección del club medita el cambio de entrenador si la cosa no mejora frente al City. Observa que los futbolistas no hacen caso a Xabi. El entrenador no se impone para exigir esa actitud total. No puede imponerse.

Florentino Pérez, José Ángel Sánchez, Eduardo Fernández de Blas y otros de sus hombres hablaron para estudiar la situación. Analizaron profundamente lo que sucede y reflexionaron sobre posibles soluciones. Es esa incapacidad para conseguir la reacción de los jugadores la que preocupa.

Esta es la realidad. El partido frente a Guardiola es clave. No porque se pueda ganar o perder, sino porque un mal resultado indicaría la instalación de una tendencia que hay que cortar por lo sano después de la derrota en Anfield, los tres empates a domicilio y el fiasco frente al Celta. Son cinco malos resultados en un mes. El Real Madrid iba con cinco puntos de ventaja en Liga y hoy va con cuatro de desventaja frente al líder. Perder en la Champions confirmaría la tendencia negativa. Y la cúpula se vería obligada a tomar decisiones. Los jefes de la plantilla desean reaccionar ante el City para evitar esta crisis.

Los jugadores quieren dar el do de pecho

Mbappé, Rüdiger, Bellingham, Valverde, Courtois, Tchouaméni, los referentes del grupo han tomado las riendas. Hay que ganar en la Champions. Hay que vencer para cambiar las sensaciones de la afición. Y hay que ganar porque son los principales culpables y quien lo puede pagar es el técnico. Saben una realidad. Si todo continúa así. Alonso caerá el primero, pero no les cabe duda de otra consecuencia posterior: en junio caerían otros vestidos de corto. Y algunos caerían ya en enero. El vestuario asume que deben enderezar el rumbo por el bien de todos.

En medio del marasmo se escuchan nombres. La cúpula y los jugadores quieren evitar esta lotería, pero el sorteo externo ha comenzado. Zidane es el primer candidato en la hipótesis de un cambio. Aunque sea seleccionador francés en agosto, podría entrenar al Real Madrid hasta junio. El francés pediría cosas. Entre otras, fichajes en enero. Los habría.

La primera solución de urgencia es Arbeloa, pero no se cree que se queme la opción de Álvaro tan pronto. Es un entrenador para el futuro. Mbappé, Rüdiger, Courtois, Valverde, Bellingham y Tchouaméni quieren que mañana se evite todo esto.