Así fue la ruptura de Nadal con su tío Toni: un adiós necesario para tener una segunda juventud

El anunció de la separación de Carlos Alcaraz y Juan Carlos Ferrero ha hecho que, irremediablemente, se compare con el adiós de Rafa Nadal a su tío Toni Nadal. Hay ciertas similitudes, pese a que Carlitos y 'Juanki' no son familia, pues en ambos casos el mentor estuvo acompañando a su pupilo desde que eran niños. Guiando su carrera desde las primeras fases y perdiendo protagonismo a medida que el jugador iba convirtiéndose en estrella.

Fue ese el argumento que esgrimió Toni Nadal para desligarse del equipo de Rafa. «La verdad es que cada año que paso decido cada vez menos, llegaremos al punto en el que ya no decida nada», aseguró el 'Tío Toni', quien ya ni siquiera era el primer entrenador de Nadal, pues ese rol lo asumió desde 2017 Carlos Moyá, que fue el hombre que logró la reinvención del manacorí y una segunda juventud en la que ganó siete títulos más de Grand Slam.

Se ha comparado ahora esta ruptura con la que acaban de vivir Ferrero y Alcaraz, pero lo cierto es que no tienen demasiado que ver. Para empezar, cuando Toni Nadal dejó de viajar, Rafa tenía ya 31 años y estaba en un momento delicado de su carrera, lastrado por las lesiones y con la obligación de reinventarse para seguir siendo candidato a todo. En cambio la separación de 'Juanki' y Carlitos se da con el murciano en lo más alto y con tan solo 22 años.

Está ahora mismo Alcaraz pasando por el mejor momento de su carrera y además la intención de ambos era continuar. En cambio, todo se precipitó en cuestión de días y llegó la ruptura de la noche a la mañana. Nada que ver con la salida de Toni del staff de Rafa Nadal, que fue consensuada y además se dio con tiempo. Primero se incorporó a principios de 2017 Carlos Moyá al equipo, después anunció su adiós Toni, pero lo hizo con un año de margen, pues lo comunicó en febrero de 2017 y su salida no se hizo efectiva hasta el inicio del curso 2018.

Un adiós necesario

Fue además una salida que necesitaba Rafa Nadal para afrontar más liberado el último tramo de su carrera deportiva y confió en Carlos Moyá, también de Mallorca y con ganas de introducir nuevas herramientas en el tenis del mejor jugador español de la historia. Fue clave su llegada para entender la 'resurrección' de Rafa, que pasó de vivir dos temporadas durísimas en 2015 y 2016 por culpa de las lesiones a conquistar dos Grand Slams en 2017 y volver al número 1.

En otras palabras, pasó de hablarse de su posible retirada a considerar de nuevo a Nadal como el mejor jugador del mundo. Todo gracias a la llegada de un Carlos Moyá que venía de llevar hasta el número 3 del ranking ATP a Milos Raonic, un tenista del que no se volvió a saber cuando dejó de estar bajo la tutela del técnico de Palma. Y es que Moyá le ayudó a cambiar sus hábitos alimenticios contratando hasta un cocinero y le mejoró el saque hasta el punto de convertirlo en su mejor arma.

Misma rutina empleó con Rafa Nadal, al que acompañó hasta su retirada en 2024. La dieta no tuvo que modificársela porque Nadal siempre tuvo una gran disciplina, pero sí le ayudó a jugar más directo y ofensivo para ahorrar esfuerzos que no debía hacer una vez superada la treintena si quería seguir en lo más alto. Tanto se notó su mano que hasta le recomendó introducir un cambio en su raqueta, con un peso extra en la parte superior de esta, para ganar potencia con el servicio, que fue durante años su gran debe.

Por todo esto no se puede comparar, pese a algunas similitudes, la ruptura de Alcaraz y Ferrero con la de Nadal y su tío. La que acaba de suceder se ha producido de forma abrupta, sin etapa de transición y sin que una leyenda ya con experiencia como entrenador se ponga al frente de la nave. Alcaraz caminará ahora con Samu López, al que conoce muy bien, y habrá que ver qué tal se da esta nueva situación.