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29 de abril de 2024

Simeone, con Ancelotti al fondo, en un lance del Madrid - Atlético

Simeone, con Ancelotti al fondo, en un lance del Madrid - AtléticoEFE

Cómo Simeone y su Atlético han sido los únicos capaces de parar al Real Madrid

Adentrados ya en febrero, y aunque la diferencia entre ambos en Liga es de 10 puntos, muestra de que los blancos son, al menos en el día a día, mejor equipo, las estadísticas en el cara a cara entre los dos principales equipos de la capital española favorece claramente a los rojiblancos. Se han enfrentado en cuatro ocasiones, con dos victorias atléticas, un empate y una del Real Madrid. Si se cuentan solo los 90 minutos, son tres empates y una victoria del Atlético.
El Real Madrid solo ha perdido dos partidos en lo que va de temporada, y ambas ocasiones ha sido contra los de Diego Pablo Simeone: en Liga, el pasado 24 de septiembre, por 3-1; y en Copa del Rey, hace escasas dos semanas, por 4-2 -incluida prórroga-. Cada partido ha sido diferente, y sin ir más lejos en el último encuentro, el 1-1 del Bernabéu, los de Ancelotti fueron claramente superiores, pero no se llevaron la victoria. El Atlético está siendo su 'kryptonita'.
El Atlético actual, tan diferente al de comienzos de la era Simeone, mucho más ofensivo, llega a campo rival con muchos jugadores, carga el área rival y, en general, transmiten mucha amenaza. Desde los perfiles elegidos por el 'Cholo', con mediocampistas de mucha llegada como Llorente o Saúl, la apuesta es clara: buscar las limitaciones del Real Madrid atrás, donde las constantes lesiones les han desnudado.
Nacho y Carvajal fueron la pareja de centrales en el último partido, mientras que en el anterior derbi, por Copa del Rey, Ancelotti tuvo que acabar el encuentro con Tchouaméni de central -señalado en el definitivo 4-2-. Simeone detectó la debilidad blanca y ha ido con todo a exprimirla, a costa de que eso les exponga atrás. De ahí la razón de la cantidad de goles que se han visto en los derbis esta temporada, 20 en cuatro partidos: una media de cinco tantos por encuentro.
Tras el Mundial, una competición que cambió la forma de jugar del Atlético Madrid, los de Simeone plantean los partidos diferente, y esa diferencia se acentúa, especialmente, contra el Real Madrid, donde la emocionalidad del partido siempre lleva un poco al descontrol. Si el Atlético de la primera década de Simeone al mando era de un pragmatismo innegociable, de encerrarse y resistir, el de ahora quiere que pasen el máximo número de cosas posibles, que el partido no pare. Presión altísima y salidas de balón arriesgando mucho, buscando las ventajas a consciencia de superar los riesgos.
Los jugadores del Real Madrid lamentan el tardío gol de Llorente

Los jugadores del Real Madrid lamentan el tardío gol de LlorenteEFE

En ese intercambio de golpes que está proponiendo Simeone en los derbis, el Real Madrid no sólo está lamentando las comentadas ausencias detrás, sino también adelante: Vinicius se ha perdido dos de los cuatro encuentros, siendo los dos que jugó los que se fueron al tiempo extra. Esa falta de determinación arriba está penalizando al conjunto blanco, que pudo sacar resultados mejores en los dos últimos partidos que les midieron a sus vecinos, pero donde no aprovecharon sus oportunidades.
Llegando ahora al tramo decisivo de temporada, lo que está claro es que tanto Real como Atlético se encuentran mucho más cómodos atacando que defendiendo, donde sus dudas atrás son la gran incógnita respecto a los retos, especialmente la Champions, que quedan pendientes este curso.
Los de Ancelotti, a poco que recuperen efectivos, deberían mostrarse más sólidos y ser capaces de contener atrás todo lo que se desata por delante. El Atlético, en cambio, más que una cuestión de nombres, que por supuesto están lejos de tener la calidad y fiabilidad de la gran etapa rojiblanca, parece una cuestión de forma de jugar. La teoría de la manta, que no da para tapar todo el cuerpo: a costa de soltar todo el potencial ofensivo, de darle las riendas del equipo a Griezmann, estamos viendo al Atlético más endeble atrás en muchos años. Cuestión de prioridades.
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