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Joaquin Caparrós no ha empezado de la mejor manera con el Sevilla

Joaquin Caparrós no ha empezado de la mejor manera con el SevillaAFP7 vía Europa Press

El recado de Caparrós a los árbitros metiendo al Madrid y al Barça de por medio

El Sevilla ya no es lo que solía ser. En épocas pasadas, el conjunto de Nervión luchaba por los puestos altos de la clasificación, desafiaba a los grandes del fútbol español y, por estas fechas cercanas a la feria, ya se preparaba con ilusión para una nueva final de la Europa League. Pero los tiempos han cambiado, y hoy el equipo hispalense se encuentra a tan solo cinco puntos del descenso.

La situación en el club es tensa. Con una afición enfrentada a la presidencia, Del Nido Junior (actual mandatario del club) decidió prescindir de García Pimienta y apostar por el regreso del hijo pródigo: Joaquín Caparrós. El objetivo era calmar las aguas y utilizar al conocido «Batman» como escudo frente a las críticas.

Sin embargo, el movimiento no ha surtido efecto. El utrerano no ha logrado mejorar lo que hizo su antecesor, y si cabe, ha sumido aún más al Sevilla Fútbol Club en la incertidumbre. En sus primeros compromisos, solo ha conseguido un punto de seis posibles, y ante rivales que no presentan una dificultad extrema, como Alavés y Osasuna.

Caparrós, balones fuera

Sobre la derrota ante Osasuna, el técnico sevillista ha tomado la palabra. Mostró su descontento con la expulsión de Dodi Lukebakio y dejó entrever un posible doble rasero arbitral: «Lanzo una pregunta al mundo del fútbol: ¿en una acción similar expulsarían a Raphinha o a Vinicius en una final de Copa? Todo el mundo conoce mi opinión sobre el VAR, pero ahora tengo que ser correcto».

La jugada no ha pasado desapercibida. Lukebakio mantiene un forcejeo con Catena por el balón; sin embargo, cuando la pelota ya estaba lejos, el belga, frustrado, lanza un leve manotazo. Catena, el más listo de la clase, se deja caer con teatralidad y el árbitro, Cordero Vega, interpreta la acción como merecedora de tarjeta roja. Desde el VAR, Muñiz Ruiz se mantuvo impasible y no corrigió la decisión.

Esta reacción del técnico parece más bien la típica pataleta de un entrenador frustrado por los resultados, que intenta desviar la atención del pobre rendimiento de su equipo, culpando al colegiado.Esperemos que, a partir de ahora, se enfoque en dar soluciones desde el banquillo para evitar que el club sufra aún más las consecuencias.

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