Un grupo de repartidores se acumula en las calles de Barcelona
Los vecinos piden que se ponga coto a la proliferación de los llamados supermercados fantasma en Barcelona
Los vecinos de Sant Ramon han conseguido parar la apertura de uno y los de Fort Pienc denuncian, sobre todo, problemas de movilidad y un continuo trasiego
Los vecinos de Barcelona no quieren que los llamados «supermercados fantasma» se conviertan en la segunda parte de otra problemática, la generada por la proliferación de las macrococinas . De ahí que hayan pedido al ayuntamiento que, ante la presencia de estos supermercados en algunos barrios, elabore una normativa específica. Los vecinos se quejan del constante trasiego de repartidores, o de la presencia de cajas y más cajas en los alrededores del local donde están ubicados.
¿Pero qué son los supermercados fantasmas? No deja de ser un supermercado de distribución, pero sólo a domicilio. Los pedidos se hacen a través de una aplicación móvil. En el caso de Barcelona la empresa Getir, con origen en Turquía, tiene seis de estos establecimientos (que cubren la capital, Cornellà y Hospitalet), mientras que en Madrid posee once. Y el objetivo de cara al próximo año es que haya centros de distribución parecidos en las ciudades más importantes de España.
Pero en Barcelona este tipo de negocio se está encontrando con una fuerte oposición vecinal. En una ocasión, los vecinos de Sant Ramon consiguieron parar la apertura de uno de estos supermercados en el Pasaje de Chile. Argumentaban que la calle era semipeatonal, que había dos guarderías y, por lo tanto, no era el lugar adecuado para tanto trasiego. Los vecinos se han manifestado para pedir que no abra y se han reunido también con representantes municipales para que pongan coto a estos locales.
Uno de los muchos restos de comida, fruto de la proliferación de los supermercados fantasmas
Desde la empresa Getir dicen a El Debate que han entendido la situación especial de esta calle, han sido sensibles con las demandas de los vecinos y no se va a abrir el almacén de distribución que tenían previsto situar en el Pasaje. Será un centro de formación. Por lo tanto, dicen, no va a haber repartidores (ni los ha habido, precisan) ni actividad de carga o descarga y el horario va a ser compatible con otros comercios de la zona. Aún así, los vecinos no ven claro el centro de formación.
Y otros vecinos, los de Fort Pienc, también protestan por la presencia de un supermercado en la calle Sicilia, a la altura del 159. El presidente de la Asociación de Vecinos, Joaquim Mallen, explica a este diario que el trasiego de repartidores es continuo, aunque esperan dentro del local. Repartidores, nos explica, en motos y bicicletas, porque las entregas exprés son de diez minutos. También denuncia que la logística de los camiones de suministros dificulta la circulación en el barrio, porque a menudo aparcan en doble fila, con el peligro «para los peatones al hacer la descarga sin protecciones». Y a eso hay que añadir que los contenedores están desbordados y hay muchas cajas y bolsas esparcidas por la acera, además de restos de comida.
Uno de los locales que la empresa Getir posee en Barcelona
Pero Mallen nos apunta otro problema: la licencia. Estos establecimientos cuentan con la licencia para ser un supermercado cuando en realidad, precisa, debería ser la de «un almacén al por mayor de alimentación». Y deja claro que todo está denunciado en el distrito del Eixample esperando la tramitación del expediente.
Y a todo esto, desde el Ayuntamiento de Barcelona dicen que no pueden estar haciendo constantemente planes especiales para regular nuevas actividades, y, por lo tanto, necesita una ley que les dé «más mecanismos». Aún así, consideran que es necesario regular este tipo de supermercados. Eso sí, el consistorio no prevé la suspensión de licencias, a diferencia de lo que se ha hecho con otro tipo de negocios, como son las macrococinas.
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