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29 de marzo de 2024

La ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, con Pedro Sánchez.

La ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, con Pedro SánchezAlejandro Martínez Vélez - Europa Press

Análisis económico

La realidad económica española: estamos peor que en 2018

Con un decrecimiento del 1,5 % del PIB, hemos retrocedido a cifras de 2017

Recuerdo con mucho cariño cuando, con mis dos hermanos menores, nos montábamos en el Seat 600 de mi padre y cogíamos camino de la playa muchos de los fines de semana, en los calurosos días del verano en Igualada, donde no había aires acondicionados y la única forma de refrescarse eran las piscinas municipales o las duchas con agua fría.
Nos montábamos en el coche, camino de Comarruga. Teníamos tres horas de coche, que mi madre animaba haciéndonos cantar todo tipo de canciones. Una de las preferidas de mis hermanos, era la de «Vamos a contar mentiras», que tenía, entre otras, la estrofa de «por el mar corre la liebre, por el monte las sardinas, tralara».
La letra de esta canción me recuerda mucho lo que el equipo de Economía, Hacienda, Seguridad Social y Portavoz de Gobierno hacen todos los días con los españoles. Es raro que un solo día no haya una sardina corriendo por el monte, o una liebre nadando contra la corriente de las verdades que se ocultan, para no descubrir la tremenda falsedad ante la que nos encontramos.
Si yo afirmo que el PIB a precios de mercado es un 2 % superior al de 2018 y me quedo tan tranquilo, cualquiera que me lea o escuche podrá opinar si le parece poco o mucho.
Realmente es poco, porque no se ha deflactado, o lo que es lo mismo, corregido, por el factor del incremento de los precios, por lo cual, si se hace, posiblemente ya no haya crecimiento. Pero si no añado que ese crecimiento de la economía viene porque la aportación de la Administración Pública ha crecido un 9,6 % con respecto a 2018, en el fondo estoy engañando a los que me leen.
Estaba deseoso de que el INE sacase la Contabilidad nacional trimestral para poder comparar el PIB, aunque fuese a precios de mercado, con los años antes de la crisis. Estaba convencido de que me iba a encontrar con hechos tan especiales como el que estoy contando: el PIB español cada día depende más de la Administración Pública.
Números son amores y no buenas razones.
El 2021, que fue cacareado como el año de la recuperación que nos iba a llevar de nuevo a ser la España victoriosa, liderada por su Jefe Supremo, al que se aplaudía cada vez que volvía de Europa lleno de mentiras; resulta que ese año glorioso es un año de crecimiento del 2 % con respecto de 2018, con sectores como el Comercio que decrecen un 2,3 %, o las Actividades Artísticas y recreativas, que disminuyen un 8,4 %, o las Actividades Financieras, que caen un 0,4 %.
El sector que más crece es la Administración Pública, que alcanza la cifra de 215.000 millones, que suponen un 18 % del PIB. Crece casi un 10 %, cinco veces más que la media. El siguiente sector en crecimiento es el de la Información y comunicaciones, que lo hace un 5,8 %. La Construcción sube un 5,2 %, y las Actividades Inmobiliarias, un 4,4 %.
En definitiva, si quitamos el efecto de la inflación y no contamos con el efecto de la Administración Pública, estaríamos con un decrecimiento próximo al 1,5 %. Esa es la cruda y muy dura realidad: en el 2021 hemos retrocedido a 2017.
Ni que decir tiene que obviamente de este desastre la culpa la tiene el «cha, cha, cha» o Vladimir Putin.
Comparando con 2018 vemos que la gestión de Pedro Sánchez, Nadia Calviño, mi Mari Jose de Hacienda, Escrivá y el resto de este gobierno es de suspenso total. Comparando con 2019 no sólo es para llorar y dar pena, sino que demuestra de nuevo que están cercenando la riqueza de los españoles a base de «orgías del gasto».
En el 2021, con respecto al 2019, tenemos un decrecimiento a precios de mercado del 3,4 %. Si deflactamos por la inflación, estaríamos muy cerca de decrecer un 6 %.
En este cuadro sólo crecen tres sectores: la Administración Pública, que lo hace un 5,2 %; las Actividades Financieras, que lo hacen un 2,3 %, y las Actividades Inmobiliarias, que lo hacen un 0,7 %.
Si extraemos de la ecuación la Administración Pública, la realidad es todavía más tozuda que la verborrea de la comunicación progre. Caemos un 5,1 %, que deflactado por la subida de precios, nos colocaría en una realidad en la que el decrecimiento real rondaría el 8 %.
Por supuesto, ningún medio amigo, ningún economista pagado por el Gobierno, ninguna televisión que azuza a los ciudadanos contra los liberales y la derecha, se preocupa de hacer estos cálculos y estos análisis, porque afrontar la verdad obliga a denunciar el desatino de este presidente y de su equipo económico.
La verdad absoluta es que estamos en un PIB inferior a 2018. Ningún país está sufriendo más que nosotros esta incapacidad de gestión. Los españoles estamos pagando un exceso de impuestos de 5.400 millones de euros de recaudación en los meses de enero y febrero de 2022, por culpa de la inflación, pero siendo nuestra realidad económica la de 2017.
Me da enorme vergüenza estar gobernado por un equipo de personas a las que parece que solo les interesa su bolsillo, su imagen y su futuro personal, pero que han abandonado a su suerte a todos los españoles para que paguemos su «orgía de gastos».
Estoy cansado de «yonquis del despilfarro».
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