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28 de abril de 2024

José Manuel Cansino

¿Cómo van los préstamos y depósitos en las familias españolas?

La deuda viva que las familias españolas mantenían con las entidades financieras en diciembre del año pasado aumentó en casi 2.500 millones de euros

Actualizada 00:30

Las familias españolas han aumentado fuertemente su petición de préstamos para el consumo a un ritmo que no se registraba desde 2013. Precisamente hace casi una década la economía española vivía bajo el azote de la réplica de la crisis financiera iniciada en 2008. Fue la famosa crisis en forma de W por la repetición que tuvo y la manera en la que se representaba gráficamente el pulso de la actividad económica.
El aviso del repunte de los préstamos a las familias lo ha dado el Banco de España al actualizar los datos de los establecimientos financieros de crédito. La deuda viva que las familias españolas mantenían con las entidades financieras en diciembre del año pasado aumentó en casi 2.500 millones de euros. La morosidad, sin embargo, no muestra ningún repunte preocupante, aunque sigue rondando el 7 %.
La misma entidad publica también que los depósitos de las familias en las entidades financieras se mantienen estables. La cuantía de estos depósitos en enero del presente año es casi una réplica de la registrada en el mismo mes del año pasado, incluso un poco más alto, 991.700 millones de euros ahora frente a los 991.200 del año pasado. La salida de depósitos hacia la adquisición de deuda pública para buscar rentabilidades más atractivas que las ausentes en las entidades financieras parece que se ha detenido.

Abundan los minijobs que satisfacen las necesidades básicas de muchos jóvenes que dejan de tirar de las pagas semanales familiares

En el modelo de contratos de trabajo y también de modo de vida que se ha asentado en España, la cesta de la compra se sigue pagando sin tener que recurrir a los ahorros depositados en el banco. Abundan los minijobs que satisfacen las necesidades básicas de muchos jóvenes que dejan de tirar de las pagas semanales familiares. Probablemente porque tampoco queden de las familias más que las sentencias de divorcio. Poco dinero se necesita cuando la juventud se conforma –en no poca medida– con vivir en pisos compartidos y en migrar buena parte del día al universo virtual donde tu avatar te permite ser lo que tu sueldo jamás podría sostener.
Eso sí, la cesta de la compra sigue sin trasladar la bajada a los precios de venta la reducción de costes de producción derivados de la caída del precio de la energía, de los combustibles y de no pocas materias primas básicas –el azúcar es una excepción en mitad de una caída muy extendida de los alimentos sin elaborar–.
Somos felices con poco. La vida cotidiana es inmune al ruido político, probablemente por pura necesidad de no castigar más nuestra salud mental.
Ahora, sin embargo, viene la recuperación de los impuestos que se rebajaron para frenar la inflación. Esto hará más cara la factura eléctrica por mucho que se reparta entre los que comparten vivienda, comedor y aseo. Solo el fuerte viento de las plantas eólicas que tira para abajo el precio del megavatio hora y un precio del barril de petróleo que parece atornillado entre los 80 y los 85 dólares puede compensar recuperar el tipo impositivo del 21 % para la factura de la luz y otros productos sin que la inflación repunte duramente.

La bajada del euríbor a un año que cada vez se alejaba más y por debajo del tipo de referencia del BCE

Otros dos nubarrones pueden ponernos en aprietos. El primero es que la agencia de estadística europea –Eurostat– ya ha certificado la recesión de Alemania, moderada, pero recesión al fin y a la postre en la locomotora de nuestro turismo, buen cliente de producto nacional y mejor proveedor. El segundo es que la bajada del euríbor a un año que cada vez se alejaba más y por debajo del tipo de referencia del Banco Central Europeo –ratificado la pasada semana en el 4,5 %–, la bajada del Euribor decimos, se ha detenido desde comienzos del mes de febrero cuando alcanzó su mínimo en el 3,64 %.
Ambas nubes oscuras pueden traer granizo más que agua «caladera», esa que tan bien sienta al campo español. Mientras tanto, la economía española resiste. Mucho mejor de lo que se pensaba incluso con la ficción de computar como empleados a los trabajadores fijos discontinuos. A peores contradicciones hemos supervivido.
  • José Manuel Cansino es catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, profesor de San Telmo Business School y académico de la Universidad Autónoma de Chile / @jmcansino
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