Más ocupados que trabajan menos y otras sombras en el empleo que el maquillaje estadístico no logra ocultar
A pesar de que hay 1,1 millones más de ocupados que en 2008, el número total de horas efectivas semanales trabajadas es inferior en cuatro millones
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz
Las cifras del desempleo en España se han convertido en una operación de maquillaje estadístico sin precedentes, como tituló acertadamente en este diario José Rosado. Tres años después, la reforma laboral de Yolanda Díaz ha servido para que el Gobierno pueda sacar pecho de la reducción estadística del paro, pero no ha logrado aliviar los graves problemas estructurales de nuestro mercado laboral.
Los datos del desempleo de mayo recién conocidos son un nuevo ejemplo de ello. La afiliación media se situó en 21.784.375 personas, un 2,38 % más, un buen dato apenas empañado por el frenazo en los últimos años. Sin embargo, a poco que se pone la lupa se aprecian las costuras. Aunque se han firmado 1.328.983 contratos el paro solo ha disminuido en 57.835 personas. Y hubo más contratos indefinidos (552.697) que personas los suscribieron (521.368), una prueba más de que este tipo de contratación ha dejado de ser sinónimo de empleo estable.
Más pruebas, en este caso, tomando como partida los datos del INE: a pesar de que hay 1,1 millones más de ocupados que en 2008, el número total de horas efectivas semanales trabajadas es inferior en cuatro millones. Es decir, el mismo trabajo se reparte entre cada vez más gente, lo que impacta en productividad. Mientras, la medida estrella para resolverlo es la reducción de la jornada laboral, el último golpe a la escalada de costes laborales de los últimos años. Pero ya saben, si no les gusta la estadística, la cambiamos, y si hace falta, ponemos al frente a alguien con la mejor disposición. Díganselo si no a los trabajadores de la división de Economía del Banco de España de José Luis Escrivá.