El consejero delegado de Ryanair, Michael O'Leary, tapando una imagen del ministro de Consumo, Pablo Bustinduy, vestido de payaso.
El triunfo de Michael O'Leary, el «piloto» loco de Ryanair que llamó «payaso» al ministro Bustinduy
La polémica compañía de bajo coste acaba de presentar unos beneficios increíbles que doblan a los del año anterior. En 2024 batió su récord de viajeros transportados: casi 200 millones
La aerolínea de bajo coste Ryanair ha presentado unos resultados espectaculares en su primer trimestre fiscal (abril-junio): ha ganado 820 millones de euros, más del doble que los 360 millones del mismo periodo del año anterior, y ha facturado 4.340 millones de euros, un 20 % más que en los mismos meses del año pasado.
A su favor ha estado que la Semana Santa ha caído en este trimestre este año, y que el aumento de la demanda le ha llevado a subir los precios. Pero el éxito de Ryanair radica en un ajuste al milímetro de los costes que le permiten ofrecer unos precios imbatibles que disparan su número de clientes. Se ha convertido en una aerolínea a la que muchos dicen que odian, pero luego muchos escogen. En 2024 batió su récord de viajeros en un año: 197 millones, la que más transporta en Europa, por delante de Lufthansa, que llevó a 131 millones.
También denominó «loco comunista» al ministro de Consumo
Los bajos costes fijos hacen que Ryanair gane más cuanto más vuele, siempre que los aviones vayan llenos, y lo van (el porcentaje de ocupación fue del 94 % en 2024). Esta estrategia, magníficamente liderada por Michael O´Leary, dispara sus beneficios.
O'Leary se incorporó a Ryanair en el año 1988, hace nada menos que 37 años. Al principio ejerció como contable y asesoró sobre impuestos al fundador de la aerolínea, Tony Ryan. En 1994 se convirtió en el consejero delegado. Su primera etapa la dedicó a estudiar el modelo de bajo coste de la aerolínea estadounidense Southwest Airlines y a aplicarlo al mercado europeo.
A partir de ahí construyó su estrategia básica de negocio: bajo coste, enfoque sin lujo. El éxito de Ryanair estaría en ofrecer los precios más bajos posible minimizando los costes en todas las áreas de la operación. Hoy en día su eslogan ha evolucionado a Low Fares, Great Care (tarifas bajas, gran cuidado –hacia el cliente–).
Desde el principio estableció que se cobraría a los pasajeros por servicios al margen del estricto vuelo (equipaje facturado, embarque prioritario, comidas a bordo); se aterrizaría en aeropuertos secundarios que cobraran tarifas más bajas; se operarían los vuelos con una tripulación más reducida en comparación con otras aerolíneas; se pondría el foco en un balance financiero sólido de la compañía que permitiera capear los ciclos de la industria y negociar acuerdos favorables.
Sacó una licencia Uber para el Mercedes que le dio la empresa, y lo puso a trabajar. Si algún día le critican, mostrará su cuenta de resultados
Estos aspectos más de negocio se combinarían con un liderazgo, el de O'Leary, controvertido y polémico. Sus declaraciones y apariciones han sido famosas durante muchos años. Una de las más recientes en nuestro país fue la que aparece en la imagen de este artículo. En febrero lanzó en España una oferta de 179.000 asientos a 19,99 euros en la que presentó al ministro de Consumo, Pablo Bustinduy, vestido de payaso, debido a la multa que había impuesto a Ryanair por cobrar el equipaje de cabina. Le llamó «ministro loco comunista», «loco político» y «payaso».
Al margen de esta cuestión, O'Leary trata de identificarse también en su trabajo con el mensaje de austeridad que pregona la compañía. Hace unos años la empresa le dio un Mercedes con mecánico incluido. Compró una licencia de Uber para poder conducir por la zona de taxis y ganar tiempo, y además lo puso a circular cuando él estaba trabajando, y así facturaba. Si algún día le critican por esta cuestión, le mostrará la cuenta de resultados del Mercedes.
O'Leary es brillante, peculiar y millonario. A su sueldo de alrededor de un millón de euros anuales, se suma este año un bonus de 100 millones de euros por haber conseguido que la acción de la compañía se mantenga durante veintiocho días por encima de los 21 euros (aún sigue superándolos: el viernes cerró en 25,24 euros). El consejero delegado es además multimillonario: posee 44 millones de acciones de la compañía, que tienen un valor de unos 1.000 millones de euros.
También ha levantado muchas críticas. Sus medidas de bajo coste han sido reprobadas por su aplicación sobre las prácticas laborales y el trato a los empleados. Se ha calificado a O'Leary como «abrasivo» -intenso, tendente a hacer las cosas personalmente, poco confiado en que los demás estén a su altura-, pero también se ha destacado su capacidad de adaptarse en respuesta a las condiciones del mercado y la percepción pública.
O'Leary ha hecho un trabajo espectacular en estos casi cuarenta años, y habrá que ver cuánto le queda, porque ya tiene 64 años; si sigue mucho tiempo compatibilizando su pasión por Ryanair con las otras que tiene (el rugby, la cría de caballos y ganado, su familia -está casado y tiene cuatro hijos-), o se queda ya tranquilamente en su casa de County Westmeath, en Irlanda, algo que de momento no parece que vaya a hacer.