En cinco provincias y en dos comunidades autónomas hay más gente que cobra el paro que parados

El SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal) es un auténtico fenómeno sacando estadísticas: tan completas que muchas veces no da tiempo a analizarlas en detalle.

Hace unos días leí en El Economista que había provincias en las que el número de personas que cobraban prestaciones por desempleo era superior al número de parados registrados oficialmente. El dato me sorprendió, así que decidí comprobarlo con mis propios ojos.

Así que me he puesto manos a la obra y me he ido a dos estadísticas diferentes, las dos publicadas por el Ministerio de Yolanda Díaz: la primera se llama «Beneficiarios de Prestaciones por Desempleo», que nos indica cuantas personas perciben esta prestación por provincias y comunidades autónomas y la segunda es «Demandantes de Empleo, Paro, Contratos, y Prestaciones por Desempleo», que facilita los datos de paro por provincias y comunidades autónomas.

Después de bucear conseguí los datos que quería para saber si la noticia que había leído era cierta y tengo que decir que es totalmente correcta.

Esto lo que nos demuestra es que las estadísticas de paro están «tezanizadas», es decir, al final damos el paro que nos da la gana y que le viene bien a La Moncloa y al Presidente del Gobierno para tratar de mandar un mensaje de que la economía va como un cohete.

Pero siempre hay alguien, que le amarga el café mañanero al Presi y en este caso también a Yolanda, porque lo que es imposible es que es imposible. Pero los números cantan. Es materialmente imposible que haya más personas cobrando el desempleo que parados registrados, salvo que haya fraude masivo, algo que sería un delito, o que directamente se esté mintiendo en las estadísticas, lo cual también sería un delito.

A la ministra de Trabajo y a su equipo no les da la gana decirnos todos los meses, los fijos discontinuos que no están trabajando y, por lo tanto, están parados. No les da la gana porque este dato les mataría el relato de que el paro está bajando y a Bruselas les llamaría mucho la atención que nuestra «boyante economía» está produciendo paro.

Si la economía va como un cohete, nuestro paro debería estar bajando realmente y lo que pagamos por desempleo también. Lo que no puede estar pasando es que la economía crezca de forma espectacular y a la vez estemos pagando más por desempleo que nunca : La paradoja del desempleo: el paro baja mientras las prestaciones se disparan.

Pero la realidad es que hay 5 provincias en las que se paga a más gente el desempleo que desempleados. Muy curioso, en letra pequeña en la última hoja del informe de «Beneficiarios de Prestaciones por Desempleo», que tiene 58 hojas de cálculo de información aparece la siguiente frase, que lo «explica»: «* En las provincias con elevado volumen de trabajadores fijos discontinuos la tasa de cobertura puede superar el 100 % en los meses de temporada baja».

Es la típica frase del mal pagador, siempre tiene excusas.

Esto quiere decir que, en Huelva, que cobran el paro el 143,9 % de los parados, los fijos discontinuos deben de ser casi todos los trabajadores y además en julio que es época turística, debe de ser una temporada nefasta.

Es inexplicables que haya 5 provincias, contando a Huelva, en esta situación, de las cuales 4 son de Andalucía. Almería, otra de las provincias con más movimiento turístico, también está en la lista y tiene al 114,2 % de sus parados cobrando paro.

Pero si esto es preocupante, lo es más es que la comunidad autónoma de las Islas Baleares, uno de los destinos turísticos más importante de nuestro país, resulte que, en julio, en pleno auge del turismo, el 104 % de los parados estén cobrando paro y que, en otra comunidad con mayor proporción empleo público de España, Extremadura, el 101,2 % también esté en esta situación.

¿Qué está pasando en nuestro país?

Lo que ocurre es sencillo y a la vez muy grave: el Gobierno ha convertido las estadísticas en propaganda. La contabilidad del empleo se ha transformado en un relato político, donde los datos se manipulan para sostener un discurso de éxito que se desploma en cuanto se contrasta con la realidad.

El paro real no desaparece, se disfraza. Las empresas cierran, los contratos fijos discontinuos se tratan como si fueran trabajadores plenos y, mientras tanto, la factura en prestaciones crece hasta niveles récord. Todo ello en un país que se vende en Bruselas como ejemplo de «resiliencia económica».

Estamos ante un fraude estadístico que erosiona la confianza ciudadana en las instituciones. Si el Gobierno se dedica a esconder el paro debajo de la alfombra, ¿cómo vamos a resolver un problema que ni siquiera se reconoce?

La verdadera pregunta, por tanto, no es si hay más perceptores de desempleo que parados en cinco provincias y en el total de dos Comunidades Autónomas, eso ya lo sabemos. La pregunta es cuánto tiempo más va a aguantar España un sistema económico que vive de la mentira estadística. Porque la propaganda puede maquillar los números un tiempo, pero no puede ocultar la realidad indefinidamente. Y cuando la realidad se impone, suele hacerlo de golpe y con consecuencias dramáticas.