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Jordi Benítez
La semana económicaJordi Benítez

El fracaso de la opa complica el futuro del presidente del BBVA y plantea incógnitas sobre el Sabadell

Algunos expertos ven el énfasis en los dividendos anunciados como una estrategia de Carlos Torres para proteger su cargo, y otros dudan si el banco catalán podrá mantener sus buenos resultados tras haber vendido TSB al Santander

Madrid

El presidente del BBVA, Carlos Torres
09 MAYO 2024;ECONOMÍA;MERCADO;BANCOS;EMPRESA;BBVA;SABADELL;ADQUISICIÓN;FUSIÓN;OPA;FINANZAS;
09/5/2024

El presidente del BBVA, Carlos Torres.BBVA

Tras el varapalo sufrido por la baja aceptación de la oferta de compra de Sabadell por parte de BBVA, el banco vasco está enfatizando la generosa cantidad que va a repartir a sus accionistas durante los cuatro próximos años (36.000 millones), algo que algunos expertos del sector financiero ven como una estrategia de Carlos Torres para proteger su cargo de presidente.

Este reparto de dividendos premia a los accionistas a corto plazo, los que tienen que mantener a Torres en su puesto, a diferencia de la operación del Sabadell, que hubiera fortalecido a la entidad a largo plazo.

Algunos analistas auguran que la acción de BBVA seguirá bien, y que a la del Sabadell le costará recuperarse

Torres fracasa por segunda vez en su intento de comprar el Sabadell, después de que en la anterior ocasión (en 2020) lo dejara escapar por una diferencia final de precio que se traducía en poner 200 millones más de los que ofrecía BBVA, según fuentes conocedoras de primera línea. El presidente del banco ya ha dicho que no piensa dimitir, aunque habrá que ver qué dicen en el próximo consejo de administración miembros como el ex gobernador del banco de España Jaime Caruana, que desde el principio se mostró contrario al diseño y ejecución de esta oferta de compra.

Los críticos de Torres le cuestionan hechos como este del dividendo, cuya cuantía resta además posibilidad a que el BBVA pudiera embarcarse en otra operación que sustituyera a la del Sabadell. El banco catalán era el ideal para equilibrar su balance y reducir la dependencia de su negocio sobre todo en México, donde obtiene alrededor del 50 % de sus beneficios, y Turquía, países actualmente más inestables que España. Ven el énfasis en los dividendos anunciados como una estrategia de Carlos Torres para proteger su cargo contraria a la estrategia de la opa, centrada en reequilibrar la excesiva exposición a mercados emergentes, dado que los dividendos disminuirán la capacidad de BBVA de reducir su exposición a México y Turquía. Los riesgos siguen estando ahí. Además, resaltan que estos dividendos premian a los accionistas a corto plazo, algo clave para que le mantengan en el cargo, y eso lo ven como un modo de poner su supervivencia por encima del bien la de entidad.

En cualquier caso, BBVA sigue siendo un banco muy rentable, el primero en este capítulo entre los bancos españoles, y seguirá siéndolo a pesar de este fracaso.

Lo mismo hará el Sabadell, que celebra por todo lo alto que no haya salido una operación que detestaba. El banco catalán ha obtenido unos resultados muy buenos en los últimos cinco años -ha pasado de valer en Bolsa menos de 2.000 millones a más de 15.000-, pero la reciente venta de su banco inglés TSB al Santander plantea dudas a los analistas sobre sus próximas cuentas: «Se ve difícil plantear un crecimiento del beneficio por acción cuando te has quedado sin algo que te proporcionaba el 17 % del beneficio neto», señala Nuria Álvarez, analista de Renta 4. «Sabadell va a enfrentarse a un año 2026 muy exigente. Ya veremos cómo sale», añade.

Sabadell va a tener un año 2026 muy exigente después de haber vendido su banco inglés TSB

La entidad se ha mostrado muy confiada en su futuro independiente durante todo el proceso de la oferta de compra de BBVA. Por eso analistas como Nuria Álvarez no creen que a corto plazo vaya a embarcarse en operaciones de fusión o adquisición de entidades como Unicaja.

Tras el final del proceso, ambos bancos parecen dispuestos a centrarse en su plan estratégico, que abarca hasta 2028. Sobre su posible evolución en Bolsa, Álvarez espera que la acción de BBVA siga en buena línea, y que a la del Sabadell le cueste más recuperarse.

La opa ha dejado algunas otras heridas, que habrá que ver cómo evolucionan. Una de ellas fue el anuncio de aceptación de la oferta de compra de BBVA por parte de David Martínez, el principal accionista individual del Sabadell. No cabe duda de que ahora, tras el fracaso de la oferta, el mexicano tiene un auténtico papelón. Desde que entró en el Sabadell ha aumentado sus ganancias al menos en un 50 %, pero esta jugada implicará seguramente que ya no sea tan bien visto en el banco catalán, en donde está en el consejo de administración.

La operación por fin se acabó, y fracasó para BBVA, a pesar de todo el esfuerzo que ha puesto en ella. Entre otras cosas, hace año y medio, en el inicio de la oferta, contrató a la agencia Atrevia en Barcelona para que le ayudara a mejorar su relación con accionistas y asociaciones de la zona. Atrevia ha hecho muy buen trabajo, pasando de la negatividad absoluta del principio a cierta aceptación sobre el posible éxito de la opa, pero no ha podido conseguir algo que era muy difícil. Aunque BBVA ya es el segundo banco en cuota en Cataluña tan solo por detrás de CaixaBank, seguramente hizo mella en su imagen el proceso de absorción de las cajas catalanas que le sirvió para ir creciendo. En el camino del saneamiento tuvo que recortar ayudas, patrocinios... y eso no se olvida.

Más allá de esta cuestión afectiva, el hecho de no haber lanzado una oferta de compra generosa en efectivo desde el principio ha sido la clave para que no prosperara. La idea posterior de dejar abierta la posibilidad de lanzar una segunda opa ha frenado a muchos accionistas, que no veían interés en acudir a la primera si luego les iban a pagar más, como es lógico. Si a ello se suman las complejas condiciones que impuso la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), las que añadió el Gobierno, lo lejos que se veían las sinergias, y el citado componente afectivo, el cóctel era demasiado explosivo como para que no explotara.

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