Tienda de Ikea en una imagen de archivo
IKEA baja precios, invierte cien millones y aún así crece: la paradoja de la deflación rentable
La compañía ha hecho del tiempo su ventaja competitiva mas sólida y tras la que se esconde una reconfiguración en el gremio del mueble y la decoración
Muchos no encuentran mal peor que verse un sábado por la tarde en la periferia de su ciudad paseando por los pasillos de algún IKEA. Otros, en cambio, disfrutan perdiéndose entre sus muebles de exposición. La compañía sueca preside el hogar del consumidor medio, aunque despierta amor y odio a partes iguales.
Lo cierto es que detrás de las albóndigas con salsa que arrasan en su cafetería hay una maquinaria económica de gran escala: IKEA España facturó 1.968 millones de euros en su último ejercicio fiscal (2025). Esto es un 2,8 % más que el año anterior, pese a aplicar una estrategia de bajadas de precios del 7 % (de media) entre 2023 y 2025, con oleadas que afectaron a más de 5.000 referencias e inversiones acumuladas de 103 millones de euros en dos años.
En un contexto de inflación persistente, desaceleración del consumo y costes laborales al alza, IKEA está demostrando que un gigante del capitalismo y la clase trabajadora pueden llegar a entenderse y confluir en intereses. La cuestión es si esa alianza es sostenible o si estamos ante una deflación corporativa con fecha de caducidad.
El asesor de estrategia Benito Rodríguez señala que el modelo no funciona por defecto, pero sí mientras acompañen tres condiciones: «que el coste unitario caiga igual o más rápido que el precio de venta al público, que el aumento en el volumen de ventas compense suficientemente para sostener el margen bruto total y que se mantenga un suelo mínimo de inversión en eficiencia que permita financiar las bajadas de precios del año siguiente». Tan pronto como los costes de las materias primas y el flete marítimo recuperarán niveles registrados durante pandemia, el rey escandinavo de la decoración quedaría fuera de juego.
Mobiliario de Ikea
Paciencia estratégica
La de IKEA es una estrategia que desafía la lógica del corto plazo: «la compañía puede permitirse sacrificar cien millones de beneficio hoy a fin de consolidar su posición mañana», puntualiza Sandra Rams, Strategic Consultant de Rhombus, cofundadora de Seven Roots. Su estructura fundacional y la independencia del mercado bursátil le hace no estar sometida a una tiranía trimestral y renunciar a beneficio para ganar cuota, tráfico y fidelidad. «Su gobernanza protege su propósito y le permite tomar decisiones alineadas con su misión, no con la volatilidad del mercado».
La multinacional se da el privilegio de reducir precios al mismo tiempo que costes, «gracias a una cadena de suministro extremadamente eficiente, relaciones de largo plazo con proveedores y una cultura de optimización continua». Rams afirma que la clave se encuentra en el equilibrio entre propósito y rentabilidad operativa.
No hay magia, pero sí una suerte de ‘capitalismo paciente’ a seguir con lupa porque el éxito no está garantizado. 100 puntos básicos menos en el margen bruto exigen, aproximadamente, un 2,5 % de volumen adicional (con un margen del 40 %). De hecho, el beneficio alcanzado en 2024 cayó cerca del 10 %: «el volumen ayudó, pero no cerró totalmente la brecha», sostiene Rodríguez.
Ikea ha convertido la escala en su mayor ventaja competitiva
IKEA ha convertido la escala en su mayor ventaja competitiva, lo que le permite invertir, innovar y mantener empleo (incluso aumentarlo y subirle el sueldo un 6,7 %) con rentabilidades cada vez mas ajustadas. En costes, IKEA aplica ingeniería de valor, consolida compras globales y reduce cada metro cúbico de transporte. Paralelamente, los dos grandes hubs logísticos que alberga nuestro país y entregan en 24 y 48 horas reman a favor de la productividad. Por último, el mix de sus productos hace ‘match’ con su capacidad de resiliencia: «IKEA se apoya en sus workhorses, los artículos de alta rotación, y en servicios con rentabilidad comprobada —como entrega y montaje—, a los que destinó siete millones de euros en 2024 para abaratar tarifas», sentencia el experto en estrategia.
El modelo sueco ya empieza a redibujar el mapa del mueble en Europa. La marea del low cost estructural empuja a los rivales hacia los extremos: los grandes operadores con músculo logístico y los nichos premium. El terreno del segmento medio del mercado se estrecha: «las marcas generalistas se verán forzadas a recortar cartera de productos y subir su apuesta por la marca blanca, mientras que el diseño y la asesoría personaliza sostendrán a las firmas premium y locales».
Ejemplo de lo anterior es Conforama, absorbida por XXXLutz, que intenta reordenarse para sobrevivir. Maisons du Monde, por su parte, ajusta costes y acelera franquicias. La danesa JYSK aprovecha el vacío y planea pasar de 170 a 350 tiendas en España. Entre los nativos digitales, «Amazon ofrece alcance y logística, pero su cuota en mueble sigue siendo limitada, mientras Wayfair crece con rentabilidad negativa en Europa», concluye Rodríguez. Él mismo prevé que IKEA haya reforzado su liderazgo nacional en los próximos cinco años. Así, el tablero estará dominado por los que compiten en escalan o especialización, lo que se puede entender como un ‘efecto Amazon’ a la europea.