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El cambio de discurso del Gobierno con los Presupuestos: Sánchez empieza a parecerse a Zapatero justo antes de congelar las pensiones

El presidente carece de mayoría y está en juego cualquier ley que se proponga sacar adelante

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, asiste a la 30 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2025 (COP30) en Brasil

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la 30 Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2025 en BrasilEuropa Press

Ya sabemos que España lleva tres ejercicios sin Presupuestos Generales del Estado. La novedad es que, tras el portazo de Junts, el Ejecutivo no solo no ha dado marcha atrás en su intención de presentar los de 2026, sino que Pedro Sánchez ha dicho en Brasil que «España vive uno de sus mejores momentos» y que lo de no tener Presupuestos en toda la legislatura apenas es un trámite. Donde dije…

Hace apenas unos meses el Gobierno se refería a la presentación de proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE) como «una pérdida de tiempo» al no contar con los apoyos parlamentarios. Poco después dijeron que los iban a presentar, pero que no sabían si conseguirían sacarlos adelante. Hoy es un hecho que Sánchez carece de mayoría para gobernar y ya no solo están los Presupuestos en el aire, sino cualquier ley que se proponga sacar adelante.

Pero ni la presentación de los PGE es una pérdida de tiempo, ni carecer de mayoría para sacarlos adelante es una cuestión menor. Cuando eso ocurre, solo quedaría la alternativa de convocar elecciones para que haya unas Cortes que aprueben unas nuevas cuentas del Reino. Los PGE son la ley más importante del año de un Gobierno y no solo recogen los ingresos y gastos sino que establecen de la senda de estabilidad presupuestaria, esencial para conseguir una estructura económica sana. No vale, como ahora, mantener un gasto público creciente, que ahogue a la economía con deuda y más deuda cada año.

Esta coyuntura en la que nos encontramos ha provocado además una inseguridad jurídica, que está ahuyentado las inversiones y perjudicando al empleo. Tener unos presupuestos prorrogados desde 2023 implica que si tampoco hay presupuestos para 2026 la economía española se seguirá deteriorando. Por eso el presidente del Gobierno prefiere olvidar la realidad y seguir al frente del Ejecutivo aunque no se aprueben las Cuentas Públicas. Su argumento es que estamos ante «uno de los mejores momentos» en la historia de España. Porque él lo dice y punto.

Junts ya está bloqueando al menos seis leyes en tramitación que el Gobierno necesita para seguir recibiendo fondos europeos

Pero la realidad es tozuda. En los dos años que lleva de mandato, Sánchez ha perdido once de los votos de su investidura: los de Junts y Podemos. Sin ellos, las iniciativas del Gobierno no salen adelante y por mucho que diga el presidente en Belém (Brasil) que «con nuevos presupuestos o no, España avanzará y el Gobierno seguirá con su hoja de ruta», resulta un brindis al sol imposible de cumplir.

Y no puede seguir adelante porque la amenaza de Junts hace también inviable la aprobación de las iniciativas que garantizan que sigamos recibiendo los fondos europeos que han maquillado la falta de Presupuestos hasta la fecha. Quizá por eso Sánchez recuerda que «Este Gobierno es el que más fondos europeos ha ejecutado. Eso explica el crecimiento y la modernización del tejido productivo. Y eso va a seguir siendo así». Pues no. No va poder seguir siendo así. De hecho, Junts ya está bloqueando al menos seis leyes en tramitación que el Gobierno necesita para seguir recibiendo esos fondos y que están comprometidas con la Unión Europea: La Ley de Industria, la de Familias, la de Equidad, Universalidad y Cohesión del Sistema Nacional de Salud o la Ley para el control, inspección y régimen sancionador de la pesca.

Naturalmente queda el truco de incluir en aquellas leyes concesiones presupuestarias a Cataluña y País Vasco, de tal forma que el Junts y PNV no puedan negar su apoyo. Pero con ese truco llevamos toda la legislatura y parece -parece- que por fin el partido de Puigdemont se ha dado cuenta de por dónde van los tiros. Resulta que no es Junts el que saca beneficio de esos enjuagues sino que es la Generalitat -PSC y Esquerra- los que luego sacan pecho con ellas. Así les va en las encuestas a Junts.

El Gobierno prolonga su ficción y dice que presentará las Cuentas en el Congreso pero aquel «lo antes posible» que decían hace unas semanas, ahora carece de fecha concreta

Al Gobierno solo le queda volver agitar el guiñol de la Ley de Amnistía para los cabecillas del procés, e incluso la cesión de competencias sobre inmigración a la Generalitat catalana; pero la cesión llega tarde. Silvia Orriols y su Aliança Catalana (AC) ya rozan los 20 escaños en las encuestas. Y subiendo. Y ese es el único temor. Aunque también sabemos lo que vale la palabra de los independentistas de Puigdemont.

Así las cosas, el Gobierno prolonga su ficción. Dice que presentará las Cuentas en el Congreso pero aquel «lo antes posible» que decían hace unas semanas, ahora carece de fecha concreta. El nuevo mantra -lo ha repetido varias veces Sánchez en su viaje a Brasil: «España vive uno de sus mejores momentos de los últimos 45 años. Ahí están los datos en términos de crecimiento económico, de creación de empleo, de reducción de la desigualdad, que sigue siendo uno de los problemas del país, en términos de proyección internacional y de paz social». Un mensaje recuerda demasiado al de José Luis Rodríguez Zapatero días antes de congelar las pensiones, reducir los salarios del sector público un 5 %, y subir los impuestos para reducir el déficit público un 1,5 %. También entonces la economía iba como un tiro hasta que la llamada de Obama despertó de su sueño a aquel Presidente del Gobierno que mentía casi mejor que Sánchez.

Y mientras tanto, Air Europa se vende a Turkish Airlines. Alguien tendrá que explicar por qué Talgo es una empresa estratégica y Air Europa no. O por qué no se puede vender Talgo a un consorcio húngaro «por motivos de seguridad nacional» que decía el Gobierno, y sí se puede vender Air Europa a los turcos. ¡Viva la Alianza de Civilizaciones!

Menos mal que ayer nos enteramos de que los cuatro grandes de la industria cervecera -Mahou, Estrella Galicia, Heineken y Damm- han disparado su beneficio un 43 % en 2024 hasta los 600 millones de euros. Teniendo en cuenta que el consumo ha bajado un poco, la clave ha estado en que las cerveceras han diversificando su negocio y crecido gracias a los tintos de verano, cafés, tés y bebidas energéticas. Un buen negocio. El único peligro que les veo es que el Gobierno también declare a las cerveceras empresas estratégicas, o que la SEPI se meta en su capital. Todo es posible. ¡Siempre nos quedará darnos a la bebida!

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