Imagen de archivo de la administración de Lotería de Doña Manolita.
Cómo evitar que un décimo premiado del Gordo se convierta en un problema con Hacienda
Los errores al compartir, cobrar o identificar un billete pueden generar sanciones
Aunque la fiscalidad respecto a los premios de Loterías no ha cambiado, las dudas sobre el cobro de décimos premiados en el sorteo del Gordo se siguen repitiendo. Además de la retención del 20 % por encima de los 40.000 euros exentos, los expertos recuerdan que compartir un décimo, cobrarlo tarde o manipularlo puede convertir un premio en un problema con la Agencia Tributaria.
Hacienda mantiene para este sorteo el mismo esquema fiscal que en años anteriores. Los premios inferiores a 40.000 euros están totalmente exentos y, a partir de esa cantidad, se aplica una retención del 20 %. La Agencia Tributaria ingresa directamente esa parte antes de que el ganador reciba el dinero. Según los cálculos de TaxDown, el impacto final varía de forma notable según el tipo de premio.
En el Gordo, dotado con 400.000 euros por décimo, los primeros 40.000 quedan libres de impuestos. Sobre los 360.000 restantes se aplica el 20 % de retención, lo que supone que Hacienda ingresa 72.000 euros y el ganador recibe 328.000 euros. En el segundo premio, de 125.000 euros, la tributación recae sobre 85.000 euros –descontada la parte exenta–, de modo que el Estado retiene 17.000 euros y el premiado percibe 108.000 euros. En el tercer premio, de 50.000 euros, solo tributan 10.000 euros, por lo que 2.000 euros se destinan a la Agencia Tributaria y el ganador obtiene 48.000 euros. El resto de premios del sorteo está por debajo del umbral exento y no tiene retención.
Pero el asunto se complica cuando el décimo es compartido entre amigos o familiares. En estos casos, los 40.000 euros exentos deben repartirse en proporción a la participación de cada uno. Si el cobro lo realiza un único representante del grupo –como beneficiario o gestor de cobro–, la Agencia Tributaria exige que pueda acreditar la identidad de todos los participantes y su porcentaje. Si no se identifica a los titulares en el banco, la transferencia posterior al resto del grupo puede considerarse donación, con la correspondiente liquidación del impuesto.
Décimos deteriorados o robados
Los décimos dañados pueden cobrarse si se identifican sin duda. Loterías y Apuestas del Estado los revisa y, si es necesario, los envía a la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre para una verificación completa de número, serie y fracción. La recomendación es clara: no manipularlos –ni pegarlos ni repararlos– y entregarlos tal cual en un punto de venta.
En caso de robo, de debe denunciar ante la Policía o Guardia Civil y comunicarlo a Loterías para que el décimo quede bloqueado. Si un tercero intenta cobrarlo, la entidad lo rechazará. El premio solo se abona cuando un juez determina la propiedad, un proceso que puede alargarse. Conservar fotografías o copias del décimo puede ser determinante.
Declaración y plazos de cobro
Los premios no se incluyen en la base imponible del IRPF. «Los premios de la Lotería de Navidad no tienen repercusión en la base imponible del IRPF o, lo que es lo mismo, no hay que incluirlos en nuestra declaración de la Renta. Sin embargo, sí que deben declararse los posibles rendimientos que este dinero conseguido les pueda generar a los ganadores, como por ejemplo los intereses bancarios», explica Aitor Fernández, experto fiscal de TaxDown.
El plazo para cobrar un décimo es de tres meses. Pasado ese tiempo, el importe no reclamado pasa directamente a Hacienda. Los premios inferiores a 2.000 euros se abonan en cualquier punto de venta oficial, mientras que los superiores deben cobrarse en una entidad bancaria mediante transferencia o cheque. En compras por internet, el abono se realiza automáticamente en la cuenta asociada al usuario.
Reventa
La normativa prohíbe la reventa de décimos sin autorización expresa de Loterías y Apuestas del Estado. Incluso con permiso, la comisión máxima es del 20 %, por lo que un décimo no puede venderse por más de 24 euros.
En el caso de décimos premiados, la reventa puede considerarse una vía para blanquear dinero, con sanciones que pueden superar la mitad del importe obtenido.