Varias personas compran en un mercado de alimentos
Los alimentos que han bajado pese a la subida general de precios
No es una deflación generalizada, pero sí un cambio de tendencia en alimentos esenciales que permite a los consumidores recuperar cierto poder adquisitivo
En un contexto económico donde hacer la compra se ha convertido en un deporte de riesgo para el bolsillo, con el café, los huevos y el chocolate marcando récords históricos, existe un pequeño grupo de productos que han comenzado a bajar de precio en este cierre de 2025. De hecho, el gran protagonista de esta tregua es, sin duda, el aceite de oliva.
Tras dos años de escalada vertiginosa que lo convirtieron en un artículo de lujo, ha experimentado un desplome de entre el 30 % y el 40 % respecto al año anterior. La causa es puramente meteorológica y productiva, dado que la campaña 2024/2025 ha traído consigo una cosecha mucho más generosa que la sequía de años pasados, permitiendo que la oferta se recupere y los precios en origen se relajen.
Pero el aceite no está solo en esta bajada. Otro dulce alivio para las familias llega de la mano del azúcar, que ha recortado su precio más de un 5 % en lo que va de año, arrastrando consigo a otros derivados. En la sección de frescos, la huerta también da buenas noticias puntuales. Las patatas son ahora cerca de un 3 % más baratas que en 2024, y frutas de temporada como las naranjas han bajado un 5 %.
Asimismo, incluso en plena campaña navideña, algunos productos típicos han sorprendido a la baja: las uvas blancas sin pepitas y la piña han registrado descensos notables, e incluso productos gourmet como las ostras se han abaratado un 16 % en comparación con las fiestas pasadas.
Una cesta de la compra polarizada
Este fenómeno dibuja una cesta de la compra polarizada. Mientras la carne de vacuno o el café siguen castigando el presupuesto doméstico, llenar la despensa de básicos como aceite, patatas, legumbres —que también han moderado sus precios— o alimentos infantiles (con una bajada cercana al 2 %) es hoy ligeramente más barato que hace 12 meses.
No es una deflación generalizada, pero sí un cambio de tendencia en alimentos esenciales que permite a los consumidores recuperar cierto poder adquisitivo en las estanterías más visitadas del supermercado.
