Comprar una vivienda para vivir podría no ser la mejor idea
Vivienda
Por qué no deberías comprar una casa para vivir en ella, según la experta en finanzas Helena Soto
Aunque parezca lo más razonable, podría no ser la mejor inversión
El mercado inmobiliario en España no atraviesa su mejor momento y, especialmente en las grandes ciudades, el precio del metro cuadrado está alcanzando cifras nunca antes vistas. Esto, sumado a la incertidumbre laboral y a la necesidad de flexibilidad geográfica son aspectos que, según la empresaria, inversora y conferenciante internacional Helena Soto asegura que debe hacernos reconsiderar la idea de comprar una vivienda para vivir en ella.
Invertir debe ser nuestra primera opción
En un vídeo publicado en redes sociales, Soto asegura que «Comprar una casa y vivir en ella es el mayor error financiero que puedes cometer», una afirmación que pone en duda uno de los hábitos más arraigados en materia de finanzas personales. Y es que, la compra de una vivienda es una de las grandes metas vitales de cualquier individuo, aunque sea un desembolso muy importante.
«No tienes la suficiente experiencia para hacer una buena compra y te estás endeudando para los próximos 30 años, dependiendo únicamente de tu salario para hacer los pagos de esa hipoteca», explica la experta. Por ello, lo mejor será destinar la adquisición a la inversión: «Lo que tienes que hacer es comprarte una casa, pero no para vivir en ella, sino para alquilarla y que sea tu inquilino quien pague tu deuda con su renta. De esa manera tu casa se va a ir pagando sola y además, después de pagar todos los gastos, te tiene que quedar un ingreso extra todos los meses».
«Toda la vida nos han dicho que comprar una casa es la mejor inversión… pero ¿y si te dijera que muchas personas con educación financiera prefieren vivir de alquiler? Aquí está la realidad: cuando compras una casa para vivir, estás adquiriendo un pasivo», insiste.
«Una casa para vivir puede darte comodidad, sí, pero rara vez te dará libertad financiera. Y muchas veces acaba convirtiéndose en una hipoteca emocional», concluye la experta.