Voluntariado Xunta de Galicia
Voluntariado que deja huella: cuando Galicia se cuida desde dentro
A través de los programas impulsados por la Xunta, personas de distintas generaciones participan en iniciativas que protegen el medio ambiente, acompañan a colectivos vulnerables y construyen comunidad desde la experiencia compartida.
en colaboración con la xunta de galicia
Cuidar un bosque calcinado, acompañar a quienes más lo necesitan o tender puentes entre generaciones no es solo una acción solidaria: es una forma de entender la comunidad. Galicia ha convertido el voluntariado en una herramienta clave de cohesión social, participación juvenil y protección del territorio, a través de los programas impulsados por la Xunta desde la Consellería de Cultura, Lingua e Xuventude.
La Dirección Xeral de Xuventude articula estas iniciativas con un doble objetivo. Por un lado, ofrecer a la juventud gallega recursos para desarrollar su compromiso social y, por otro, reforzar el tejido comunitario mediante proyectos con impacto real. Los programas abarcan desde el ámbito ambiental hasta el social, educativo e intergeneracional, en colaboración con entidades de acción voluntaria y administraciones locales.
Dos experiencias muy distintas —pero unidas por un mismo espíritu— permiten comprender el alcance de estas políticas públicas. La primera transcurre entre montes quemados y lagunas frágiles; la segunda, alrededor de una mesa, entre libros y recuerdos compartidos.
Salvar lo que el fuego no logró destruir
Cristina Andreetti tiene 45 años y participa en programas de voluntariado ambiental desde 2014. En 2025 se sumó al programa impulsado por la Xunta para paliar las consecuencias de los incendios en municipios con territorio en espacios protegidos, trabajando en A Veiga y Chandrexa de Queixa. Para ella, la motivación permanece intacta desde el primer día: «Mi amor por la naturaleza y mis ganas de aportar mi grano de arena en cuidarla».
Más allá de la intervención técnica, Cristina destaca el valor personal del voluntariado: «Es una forma de desconectar unos días, conocer a otras personas implicadas y descubrir lugares que, aunque estén cerca, muchas veces no conocemos de verdad». Esa cercanía con el territorio permite, según explica, apreciar mejor lo que se tiene y también identificar prácticas dañinas que pasan desapercibidas en el día a día.
Mi amor por la naturaleza y mis ganas de aportar mi grano de arena en cuidarlaVoluntaria
El impacto de los incendios, asegura, es mucho más grave de lo que reflejaron algunos relatos. En A Veiga, todavía meses después, «la carretera estaba toda quemada, había un vehículo calcinado, casas ennegrecidas y árboles frutales destruidos». Muchas familias perdieron viñedos destinados al autoconsumo y parte de su sustento emocional.
Uno de los logros más relevantes del trabajo voluntario fue la protección de la Lagoa da Serpe, un enclave único de origen glaciar. Gracias a técnicas como el mulching, se evitó que las cenizas erosionaran la tierra y contaminaran el agua: «Cuando empezó a llover, el agua no arrastró la ceniza hacia la laguna. De haber ocurrido, toda la fauna habría muerto».
V Programa de Voluntariado Ambiental Intergeneracional
Cristina subraya, además, el valor pedagógico de estas campañas: «Tienen un valor altísimo de sensibilización. Estar allí, ver cómo son las cosas y entender qué se puede evitar, te convierte después en sensibilizador en tu entorno». A su juicio, el voluntariado ambiental necesita más visibilidad y mejor difusión para llegar a más personas comprometidas con el cuidado de Galicia.
Acompañamiento
Víctor González explica que el voluntariado es, ante todo, una forma de descubrir lo mejor de cada persona. «Cuando ayudas a otros te das cuenta de todo lo que realmente tienes dentro para dar. En la juventud se refleja muy bien que cualquier edad puede aportar cosas buenas, y ellos lo ven también a través del ejemplo de los adultos», señala.
Hay que explicarles que esta vida es dura, pero que si siguen el camino adecuado todo será más fácilVoluntario
Desde su experiencia, considera que el acompañamiento en hospitales y centros de salud permite transmitir valores esenciales para afrontar la vida. «Hay que explicarles que esta vida es dura, pero que si siguen el camino adecuado todo será más fácil. Ayudar a los demás no es tan complicado como parece y, cuando lo haces, entiendes muchas cosas», afirma. Para Víctor, ser voluntario significa «ayudar a que las personas sean aún mejores de lo que ya son y demostrar que, apoyándonos unos a otros, podemos superar cualquier situación», una idea que, subraya, se ha visto recientemente en la respuesta solidaria ante la dana de Valencia.
Leer para encontrarse
A cientos de kilómetros del monte quemado, Xoel González, de 23 años, coordina un club de lectura en una residencia dentro del programa de voluntariado juvenil apoyado por la Xunta. Su labor se basa en algo aparentemente sencillo: compartir libros. Sin embargo, el efecto va mucho más allá de la literatura.
«Es un aprendizaje constante», explica. «Las personas mayores son muy sabias por todo lo que vivieron y muchas veces se ven reflejadas en los libros que leemos». Las sesiones se convierten en espacios de comparación entre lo leído y lo vivido, una riqueza que, según Xoel, no existe cuando se lee en solitario.
Las personas mayores son muy sabias por todo lo que vivieron y muchas veces se ven reflejadas en los libros que leemosVoluntario
El vínculo que se genera es deliberadamente horizontal. «No me gusta sentir que estoy por encima de alguien en una relación de voluntariado. Aquí nos sentamos a hablar, a compartir». Mientras los voluntarios aportan contexto literario o información sobre los autores, los mayores devuelven recuerdos, opiniones y experiencias. «Es una relación simbiótica: aprendemos tanto ellos como nosotros».
Ese intercambio crea lazos cercanos y afectivos. «No diría amistad, pero sí una conversa con personas a las que les tienes cariño». Gestos como abrazos o besos espontáneos refuerzan un sentimiento de cercanía que rompe estereotipos sobre la edad.
Criado en un entorno rural y muy vinculado desde pequeño a las personas mayores, Xoel considera que el acompañamiento intergeneracional es esencial en cualquier etapa de la vida. «Potencia que las personas mayores se sientan útiles y tengan una autopercepción positiva, porque sienten que siguen participando». Al mismo tiempo, transmite valores y memoria a las generaciones más jóvenes.
Voluntariado intergeneracional
Sofía Godoy destaca que el voluntariado intergeneracional le ha permitido comprobar cómo distintas edades pueden enriquecerse mutuamente cuando comparten tiempo y experiencias. «La mayor fortaleza ha sido nutrirnos unas generaciones a otras. Las personas mayores aportamos la experiencia vital, los valores y las tradiciones, y las jóvenes traen frescura, nuevas miradas y nos retan a seguir creando sin conformarnos con el ‘siempre se hizo así’», explica.
Las personas mayores aportamos la experiencia vitalVoluntariado en San Cristovo de Cea
Desde su experiencia en el medio rural, subraya el papel clave de los espacios simbólicos, como los obradores artesanales o la visita a artesanos locales, para fortalecer esos vínculos. «Conocer de cerca el pan de Cea, la pandereta o la gaita gallega ayuda a entender quiénes somos y a transmitir a los jóvenes que el rural sí es futuro, si sabemos adaptarlo a los tiempos actuales». Para Sofía, este voluntariado es también una forma de crear comunidad, combatir el aislamiento y unir salud, bienestar y cultura, demostrando que el rural tiene una enorme potencialidad si se acerca de forma atractiva a las nuevas generaciones.
Una política pública con rostro humano
Las experiencias de Cristina, Sofía, Víctor y Xoel ilustran la diversidad de los programas de voluntariado que impulsa la Xunta de Galicia, desde la recuperación ambiental tras incendios hasta la dinamización social en residencias, pasando por iniciativas juveniles, sénior e intergeneracionales.
En todos los casos, el denominador común es el compromiso con el entorno y las personas. Un compromiso que no solo transforma espacios o rutinas, sino también a quienes participan. Porque el voluntariado, cuando se estructura como política pública, no es solo ayuda, es ciudadanía activa, aprendizaje y una forma tangible de construir futuro desde Galicia.