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26 de abril de 2024

La ministra de Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría

La ministra de Educación y Formación Profesional, Pilar AlegríaEP

Educación

La dejadez del Gobierno pone en riesgo el comienzo del próximo curso escolar

El sector educativo necesita más concreción para preparar clases y material a falta de la aprobación de los decretos curriculares de ESO y Bachillerato

A punto de finalizar el mes de marzo, las autonomías, los docentes y los editores solo tienen aprobado el real decreto que establece la ordenación y las enseñanzas mínimas de Educación Primaria, el llamado currículo. Aunque está previsto que este martes el Consejo de Ministros apruebe el de Secundaria, los principales involucrados en los nuevos cambios que introduce la Ley Celáa creen que no van a llegar para el próximo curso.
La LOMLOE introduce para el curso 22/23 un modelo de competencias «coherente y progresivo», lejos del aprendizaje «memorístico y acumulativo de base enciclopedista» que, al parecer, era la Ley Wert. El Gobierno justificaba en el Documento Base de la reforma que «el ritmo vertiginoso de avance de la sociedad y la falta de herramientas que permitan modificaciones ágiles y puntuales ha originado en muchos casos una clara desactualización curricular». Sin embargo, Educación no parece avanzar al mismo ritmo vertiginoso que la sociedad en la aprobación del desarrollo de la LOMLOE.
Este retraso en la aprobación de los currículos está desesperando al sector, que pide un aplazamiento en la implantación de estos decretos, algo que la LOMLOE no contempla. Fuentes del sector no entienden la tardanza del Gobierno, especialmente después de las prisas que mostró Sánchez para la tramitación de la Ley Celáa en pleno confinamiento por la pandemia.
Uno de los principales problemas es que, hasta que no se apruebe el borrador definitivo, no se puede enviar a los consejos escolares correspondientes de cada comunidad para que hagan sus aportaciones y su posterior envío a las comisiones jurídicas y consejerías. En el mejor de los casos, y por el procedimiento de urgencia, este proceso llevaría unos tres o cuatro meses.
Esto afecta directamente a los libros de texto, que difícilmente podrán estar listos para septiembre. El consejero de Educación de la Comunidad de Madrid, Enrique Ossorio, ya envió hace unas semanas una carta al Ministerio que dirige Pilar Alegría alertando de la precipitación de la implantación obligatoria de estos decretos el próximo año y advertía de los dictámenes emitidos por el Consejo Escolar del Estado sobre los graves sesgos encontrados en los currículos. Carta que no recibió contestación.

Los editores no llegan

La Asociación de Editores de Libros y Contenidos Educativos (ANELE) expresó su preocupación «ante la tardanza en la aprobación de los decretos curriculares de la LOMLOE en las diferentes etapas educativas». Esta asociación advertía que, esta situación «pone en peligro» la publicación de los materiales didácticos, y «suponer un problema de planificación del profesorado y de aprendizaje de los estudiantes». De esta observación han pasado ya dos meses y la preocupación inicial se ha convertido ya en ansiedad.
Otra cuestión se refiere a los cambios estructurales del modelo, especialmente en lo referente a las optativas y el Bachillerato, que todavía no está muy claramente definido. Varios docentes señalan su absoluto desconocimiento a la hora de implantar los nuevos cambios que prepara la LOMLOE y creen que la puesta en marcha en septiembre de este año acabará siendo un problema a la hora de desarrollar su actividad.
De momento, solo se han publicado los decretos de Infantil y Primaria y el Gobierno se niega en redondo a un aplazamiento, ya que los calendarios de implantación de la LOMLOE son, irónicamente, mucho más estrictos que la inflexible LOMCE, que sí aceptó una demora.
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