El Gobierno parece ahora preocuparse por la
desigualdad autonómica –no lo ha hecho, al menos en materia educativa, cuando se le han planteado la posibilidad de caminar hacia una selectividad única–, y ha tachado de «agravio comparativo» el hecho de que algunas regiones
hayan enmendado su proyecto para la EBAU.
Así, desde el
Ministerio de Educación han calificado de «agravio» que esas autonomías
no vayan a permitir a su alumnado elegir entre
Historia de España o
Filosofía para poder subir nota en la fase de admisión. El departamento de Pilar Alegría insiste en que los estudiantes deben tener el derecho «a examinarse de ambas materias».
Negativa de varias comunidades
Así ha sido la reacción del departamento tras haber trascendido que
Cataluña, Galicia, Andalucía y
Valencia se niegan a establecer
esta medida propuesta por el Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes.
Desde el Ejecutivo se ha recordado que los alumnos que realicen este año la prueba de acceso a la universidad deberán elegir examinarse en la fase general de
Historia de España o de
Historia de la Filosofía. Una decisión que, según las citadas fuentes, se tomó para no incrementar el número de materias de las que deben examinarse los estudiantes.
De esta forma, en la fase de admisión, lo que comúnmente se conoce como «subir nota», podrán examinarse de aquella que no eligieron en la fase general. Esta posibilidad se incluyó en el borrador de la Orden
en beneficio del alumnado y con el visto bueno de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE).
Asimismo, Educación ha apuntado que en las tablas de ponderación de las Universidades aparecen ambas asignaturas.
Maltrato a estas materias
El plan del Ejecutivo en su proyecto de confeccionar una nueva selectividad recoge el maltrato a las Humanidades y en concreto tanto a la Historia de España como a la Filosofía.
Con este borrador, la tradicional importancia de la Historia de nuestro país queda diluida en el proyecto de orden ministerial para regular las características de la prueba de acceso a la universidad, haciendo que Historia no tuviera su hasta ahora carácter troncal y obligatorio.
Ante las quejas de, entre otros, historiadores e incluso la Real Academia de la Historia, el Ministerio de Educación reculó –solo en parte– y se sacó de la manga la idea de que sirviera por lo menos para subir nota.
Historia de España había sido obligatoria para todos los alumnos durante los últimos años, pero el Gobierno actual decidió relegarla para hacerle un hueco también a Historia de la Filosofía, obligando a los estudiantes a que elijan entre una y otra.