Leer en papel y escribir a mano: la clave para un aprendizaje más profundo
El debate no gira en torno a eliminar la tecnología de la educación, sino en encontrar el equilibrio adecuado
En los últimos años, el avance de la digitalización ha transformado la manera en que leemos y escribimos, desplazando el papel y la escritura manual en favor de pantallas y teclados. Sin embargo, un número creciente de investigaciones ha comenzado a cuestionar si este cambio ha sido realmente beneficioso para el aprendizaje y el desarrollo cognitivo.
Un estudio reciente publicado en Frontiers in Psychology por F.R. Van der Weel y Audrey L.H. Van der Meer analizó la actividad cerebral de estudiantes universitarios mientras escribían a mano y tecleaban en un ordenador. Los resultados mostraron que la escritura manual genera patrones de conectividad cerebral significativamente más complejos que la mecanografía, lo que favorece una mayor retención de información y un aprendizaje más profundo. Según los investigadores, escribir a mano implica una serie de movimientos controlados con precisión que estimulan áreas del cerebro relacionadas con la memoria y el pensamiento crítico.
Por otro lado, la lectura en papel también parece proporcionar ventajas frente a la lectura en pantalla. Un metaanálisis de Pablo Delgado, Cristina Vargas, Rakefet Ackerman y Ladislao Salmerón, publicado en Educational Research Review, analizó estudios con más de 170.000 participantes y concluyó que la lectura en papel ofrece una mejor comprensión lectora en comparación con la lectura digital, especialmente en textos informativos y cuando hay un límite de tiempo. Además, encontraron que esta diferencia ha aumentado con el tiempo, sugiriendo que la creciente digitalización de la educación podría estar afectando negativamente las habilidades de comprensión de los estudiantes.
Más allá de los datos científicos, la escritura a mano también tiene un valor filosófico y humano. En su tribuna en Alfa y Omega el filósofo Carlos Javier González Serrano reflexiona sobre la importancia de la escritura manual como un acto que nos conecta con nuestro propio pensamiento, permitiéndonos procesar mejor la información y recuperar el sentido del tiempo en un mundo cada vez más acelerado. «La escritura nos permite recuperar nuestro tiempo», afirma González Serrano, alertando sobre los riesgos de la inmediatez que impone la tecnología y la necesidad de un aprendizaje más pausado y reflexivo.
Esta preocupación no es exclusiva de académicos y filósofos. Un artículo de El Mercurio recoge cómo algunos países han comenzado a replantearse su enfoque educativo ante la evidencia científica. Por ejemplo, Suecia ha decidido reducir el uso de dispositivos digitales en las aulas y volver a priorizar los libros de texto y la escritura manual tras detectar un impacto negativo de la digitalización en el rendimiento académico de los estudiantes. Estados Unidos también ha seguido una estrategia similar, reincorporando la enseñanza de la caligrafía en sus planes de estudio.
El impacto de estos hallazgos no solo se limita a la educación escolar, sino que también tiene implicaciones en la formación de adultos y su desempeño en el mercado laboral. Un informe presentado en diciembre por Funcas sobre la evaluación PIAAC (el «PISA de los adultos») reveló que una parte significativa de la población española tiene niveles bajos de competencias en comprensión lectora y matemáticas. En este sentido, Marta Encinas-Martín, de la OCDE, subrayó la necesidad de fortalecer las habilidades fundamentales y promover la formación continua a lo largo de la vida, especialmente en áreas como la resolución de problemas y el pensamiento crítico. Esto refuerza la idea de que la forma en que adquirimos conocimiento desde una edad temprana puede tener un impacto duradero en nuestras capacidades cognitivas y profesionales.
El debate no gira en torno a eliminar la tecnología de la educación, sino en encontrar el equilibrio adecuado. La digitalización ha traído avances innegables, pero también desafíos que no pueden ignorarse. Como señalan Van der Weel y Van der Meer, es fundamental comprender qué herramientas son más eficaces en cada contexto: no es lo mismo tomar apuntes en clase que redactar un informe detallado. La clave está en combinar lo mejor de ambos mundos, asegurando que la tecnología potencie el aprendizaje en lugar de comprometerlo.
Mientras las escuelas y universidades continúan adaptándose a la era digital, la evidencia sugiere que el papel y el bolígrafo siguen siendo insustituibles en ciertos procesos cognitivos fundamentales. Quizás el verdadero avance educativo no consista en elegir entre lo digital y lo analógico, sino en integrar ambas estrategias de manera inteligente y basada en la evidencia científica.
- Ismael Sanz, URJC, LSE y FUNCAS