Fundado en 1910

02 de mayo de 2024

Sánchez y Díaz tras sellar el acuerdo presupuestario.

Sánchez y Díaz tras sellar el acuerdo presupuestarioBorja Puig

En plena caída en las encuestas

La ruptura de la coalición abocaría a unas elecciones suicidas para Sánchez y Unidas Podemos

Ambos socios del Gobierno ahuyentan ese fantasma conscientes de que por separado tienen mucho que perder. Sánchez sufriría una precariedad parlamentaria insoportable de solo 120 escaños

La salida voluntaria de Pablo Iglesias del Ejecutivo iba a traer, supuestamente, la calma al Consejo de Ministros. Al menos eso pensaban en el PSOE. Pero ha resultado que, sin él como vicepresidente segundo y ministro de Derechos Sociales, la bronca entre los socios del Gobierno ha continuado. A veces a más decibelios.
Entre el tira y afloja por la reforma laboral y la retirada del escaño al diputado Alberto Rodríguez el Gobierno se está viendo sometido al mayor test de estrés en meses. Porque a los choques entre el PSOE y Unidas Podemos se une la guerra doméstica que libran las herederas de Iglesias: Yolanda Díaz por una parte, la gubernamental; Ione Belarra e Irene Montero por la otra, la del partido.

Ambos socios saben que su ruptura desembocaría en elecciones

¿Es posible que la cuerda acabe rompiéndose? A una y otra orilla del Gobierno tienen claro que eso supondría, casi de forma instantánea, la convocatoria de elecciones generales. Porque un Ejecutivo monocolor de Pedro Sánchez sufriría una precariedad parlamentaria insoportable, con solo los 120 escaños del PSOE en una Cámara de 350. 
El presidente puede preguntárselo a su amigo y primer ministro de Portugal, el socialista Antonio Costa. Éste está a punto de verse abocado a convocar elecciones porque los comunistas, que hasta ahora le han apoyado desde fuera del Gobierno, se niegan a apoyar sus Presupuestos. 
De vuelta en España, cabe recordar que en su segunda –y última– legislatura Mariano Rajoy tenía 137 escaños, y fue un mandato marcado por la parálisis, especialmente evidente en la escasísima producción legislativa.
Además, y como recuerdan en Unidas Podemos sacando pecho, ellos son sus 35 escaños más los 13 de Esquerra y los cinco de Bildu. Puesto que los morados tienen imán para independentistas catalanes y vascos y han conseguido sumar a ambos grupos a muchas de sus iniciativas.
Hay, a mayores, un tercer factor que afecta a ambos: Sánchez sigue en caída en las encuestas –la de Sigma Dos de este lunes sitúa a Pablo Casado 3,4 puntos por delante– y a Yolanda Díaz no le ha dado tiempo a reconfigurar el espacio a la izquierda del PSOE. Porque, si bien es cierto que su imagen va en ascenso, ello no se está traduciendo en una mejora de la intención de voto de Unidas Podemos. Es decir: las elecciones serían un suicidio. 

Unos y otros niegan el divorcio

Preguntada al respecto, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo reconoció este lunes que la coalición atraviesa un momento «complicado», pero nada de hablar de ruptura. Y su antecesor fue más explícito aún en RAC1: «Para nada. La coalición es condición de posibilidad de poder seguir avanzando en políticas. Es lógico que haya estas situaciones de tensión. A Unidas Podemos le van a provocar por unas o por otras vías para que tensen», señaló Iglesias.
Desde el PSOE, su portavoz, Felipe Sicilia, tampoco mentó este lunes a la bicha de la ruptura. Los socialistas insisten en que la alianza está fuerte a pesar de las turbulencias, y para ello ponen como ejemplo la Ley de Vivienda, que se aprueba este martes en Consejo de Ministros. 
Al aumento de las hostilidades entre socialistas y morados se une la desconfianza de estos últimos en Sánchez y sus planes sobre un posible adelanto de las generales. En las últimas semanas el presidente ha anunciado un bono joven al alquiler, otro cultural, ampliaciones del llamado escudo social y varios paquetes de ayudas para que la población más vulnerable pueda hacer frente al encarecimiento del recibo de la luz. 
Cuando el presidente consiga que el Pleno del Congreso apruebe los Presupuestos Generales de 2022 tendrá la batuta de los tiempos. De momento no tiene más que un socio de Gobierno enfadado y unos socios parlamentarios dispuestos a hacerle sudar su voto, como dice Gabriel Rufián.
Comentarios
tracking