Un polvorín
Los trabajadores del metal en Cádiz afrontan este sábado su quinto día de huelga indefinida sin visos de que acabe y con una violencia creciente.
De hecho, el subdelegado del Gobierno en Cádiz, José Pacheco, ha alertado de la presencia de «grupos pequeños mucho más violentos» que están aprovechando las circunstancias para generar disturbios.
Este viernes la Policía tuvo que disolver a un grupo de manifestantes que pretendía bloquear una arteria principal de la capital gaditana como lo es el Puente de la Constitución de 1812.
Y, por segundo día consecutivo, allí estaba el alcalde de la ciudad, José María González 'Kichi', megáfono en mano para arengar a los huelguistas al grito de «no queremos esclavos, queremos operarios».
Los sindicatos han denunciado que las empresas están amenazando a los trabajadores para que acudan a trabajar este fin de semana, y los que intentan hacerlo se encuentran con piquetes informativos.
La protesta ha recibido en las últimas horas el apoyo de la propia ministra de Trabajo. Yolanda Díaz ha mostrado su «respeto» y «empatía» hacia los trabajadores del metal y cualesquiera que se manifiesten por sus derechos «de manera pacífica». Y también su apoyo a González, al que ha definido como «un gran alcalde».
Pero lo cierto es que el Gobierno tiene ante sí un final de año de manifestaciones y protestas.
A los trabajadores del metal se suman los agricultores y ganaderos, los transportistas, los policías y guardias civiles y los pensionistas.
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