Pablo Montesinos: «Pedro Sánchez da por descontada su derrota electoral en Castilla y León»

Atravesamos semanas potentes, que generan más noticias de las que los ciudadanos son capaces de digerir. La responsabilidad de Pablo Montesinos consiste en estar justo ahí, en el vórtice del momento, ofreciendo respuestas convincentes cuando en muchas ocasiones todavía solo existen las preguntas. Aun así, entre campaña electoral, declaraciones a medios, ruedas de prensa, reuniones en Génova y asistencia al Congreso –es diputado nacional por Málaga– Montesinos encuentra tiempo para dialogar con El Debate.

–¿Podría explicarme qué pasó el jueves en el Congreso?

–Batet hizo prevalecer los intereses de Sánchez sobre la voluntad del Parlamento. Frente a este atropello, llegaremos hasta el final.

–¿Hasta qué final?

–Hasta el Tribunal Constitucional, si hace falta. No se puede tolerar este abuso de las instituciones y de los derechos de los parlamentarios para favorecer, con la connivencia de la presidenta del Congreso, a un Gobierno tramposo.

Batet mintió públicamente

–En los entornos del PP es común escuchar que Batet «ha quedado retratada». ¿Qué dibujo percibe usted en el retrato?

–Batet mintió públicamente. Impidió tomar la palabra a la portavoz del Grupo Parlamentario Popular, afirmando que la Mesa era «conocedora» de lo ocurrido y que había «podido analizar» el asunto; era mentira. Nunca se convocó a dicho órgano rector de la Cámara.

–Errores al margen, ¿qué lectura política realiza usted del resultado de la votación?

–Veo la extrema debilidad de Sánchez. Tiene un Gobierno roto y no cuenta con apoyos firmes en el Congreso.

–A la reforma laboral, Fátima Báñez, ex ministra del PP, dijo que sí. ¿Quién tiene razón: Báñez o Casado?

–Nosotros desde el primer momento hemos sido coherentes. Reivindicamos la reforma laboral del Partido Popular de Mariano Rajoy, gracias a la cual los datos de empleo han sido los que han sido en unas circunstancias económicas muy difíciles. Pablo Casado le planteó a Pedro Sánchez un paquete de reformas. Le propuso abordar la cuestión laboral, pero avanzando en la flexibilidad laboral.

No al BCE, no a la UE

–¿Podría concretarme alguna de las propuestas de Pablo Casado?

–Por ejemplo, la mochila austríaca, como también dice el Banco de España y la Unión Europea, y como dijo en su día, por cierto, la vicepresidenta Calviño, que ahora no quiere ni oír hablar de ello.

–¿Hubo alguna clase de comunicación entre los equipos económicos del PP y los del Gobierno de Sánchez para tratar de acordar la reforma laboral?

–Nadie nos ha llamado. Ni al equipo económico, ni al grupo parlamentario, ni al presidente del Partido Popular. Nos lo hemos encontrado todo por los medios. Nos encontramos con esta contrarreforma laboral y el mensaje que nos traslada Moncloa cuando nos enteramos por la prensa es el siguiente: «Oiga, que no es tan mala, que iba a ser peor. Le hemos parado los pies a Unidas Podemos».

No queremos 'blufs' ni lo menos malo. Queremos lo mejor. Y le digo algo más: este partido nunca será la muleta de Pedro Sánchez

–Mejor un bluf, tendente a neutro, que algo objetivamente malo…

–No queremos blufs, ni lo menos malo; queremos lo mejor. Y le digo algo más: este partido nunca será la muleta de Pedro Sánchez. Ciudadanos, en este nuevo vaivén, ahora sí quiere ser su muleta. Tendrán que explicarlo.

Periodistas buenos y malos

–Como vicesecretario de Comunicación del principal partido de la oposición de España, ¿qué valoración realiza del trato que Moncloa dispensa a los medios?

–El Gobierno de España, lamentablemente, ha cruzado muchas líneas rojas, incluida la del trato a los medios de comunicación en los peores momentos de la pandemia. Llegamos a ver cómo el Gobierno filtraba preguntas y decidía cuáles contestaba y cuáles no.

Hace tan solo unos días comprobamos, a raíz de la polémica de los fondos europeos, que Moncloa quiso que solo algunos periodistas de determinados medios de comunicación acudieran a conocer su versión. Esto es escandaloso.

–¿Existe en España déficit de transparencia comunicativa?

–Lo que vemos por parte de Pedro Sánchez es que piensa en periodistas buenos y malos. A los buenos les trata bien y les da información, y a los malos les cierra la puerta de la Moncloa y no les ofrece cobertura. Los periodistas son un pilar esencial de la democracia. El presidente del Gobierno ha concedido muy pocas entrevistas y todas las ha hecho solo para una cadena determinada. Con el resto, ¿no da la cara? La reflexión que debemos hacernos es que Pedro Sánchez no quiere contestar determinadas preguntas porque no siempre dice la verdad.

La guerra, ahora sí toca

–Pasemos, si le parece, al escenario internacional. Del no a la guerra nos hemos ido al sí a la guerra. ¿Guerra sí o guerra no?

–Eso depende del ministro al que preguntemos. Si escucha a la vicepresidenta Yolanda Díaz puede creer que el Gobierno opina una cosa, pero si escucha a la ministra de Defensa, esa opinión es diametralmente distinta. Distintas voces en el Gobierno crean una imagen exterior muy mala. No ofrecemos certidumbre ni confianza.

–¿Existe teléfono rojo entre Génova y Moncloa?

–Estamos en unas circunstancias en las que, si no llama Pablo Casado, Pedro Sánchez no informa al líder de la oposición. Pablo Casado, llamándole, realiza algo que en realidad constituye una obligación de Pedro Sánchez. En las cosas importantes no es bueno el tacticismo. Tenemos un presidente del Gobierno que no está a la altura de las circunstancias.

–Castilla y León ha entrado de lleno en los últimos debates parlamentarios, justo coincidiendo con la campaña electoral en la comunidad. ¿Simple causalidad?

–Los ministros y diputados del Partido Socialista han ideado una estratagema en el Congreso para convertir las Cortes en un ring electoral de la campaña electoral autonómica. Diputados del PSOE, que en teoría preguntaban a ministros, se dirigían en realidad a la bancada del Partido Popular para criticar a Fernández Mañueco. Las sesiones de control al Gobierno son para fiscalizar la acción del Ejecutivo de Pedro Sánchez. Actuar así en la sede de la soberanía nacional es una auténtica barbaridad.

El Partido Socialista está nervioso. Sus ministros y diputados hacen campaña en el Congreso, porque no se atreven a ir a Castilla y León

–¿Qué lectura política realiza de esta conducta?

–El Partido Socialista está nervioso. Sus ministros y diputados hacen campaña en el Congreso, porque no se atreven a ir a Castilla y León. Tampoco se atreve a ir el propio Pedro Sánchez, que ya ha dado esta batalla electoral por perdida. Está en la comunidad un par de horas, como mucho, y se vuelve rápido a Moncloa, no vaya a ser que escuche qué opinan los castellanos y leoneses sobre su gestión.

–¿Cuál es la estrategia de comunicación que el PP ha realizado para esta campaña en Castilla y León?

–Al presidente Casado y al presidente Mañueco les estamos viendo con ganaderos, agricultores, autónomos, con las pequeñas y medianas empresas, escuchando a la gente, siempre a pie de calle.

–¿Qué franja de voto aspiran a conquistar?

–En Castilla y León aspiramos a aglutinar a todo el votante de centroderecha y también al votante socialista descontento. Lo hacemos con un mensaje clave; hoy por hoy, solo hay dos opciones: Fernández Mañueco o todo lo demás. Al Partido Socialista, al señor Sánchez, por activa o por pasiva, le ayudan el resto de los partidos.

El resto de los actores políticos, lo vimos en el debate electoral autonómico, dan por descontado que Alfonso Fernández Mañueco será presidente. Por eso, le atacan solamente a él y solo hablan de las propuestas que Alfonso ha puesto encima de la mesa.

Recta final de campaña en CyL

–¿Los últimos movimientos de la política nacional afectarán al final de campaña autonómico?

–Vamos a seguir en las plazas, escuchando a los castellanos y leoneses. A lo largo de los próximos días veremos mucha propaganda de Moncloa. Pero me remito a la prueba del algodón; Pedro Sánchez no se atreve a pisar Castilla y León, da por descontada su derrota electoral, mientras que el Partido Popular estará en el terreno, con la gente.

Todas las encuestas, salvo el CIS, nos dicen que hay un cambio de ciclo político, que los españoles están hartos de Pedro Sánchez

–Últimamente parece haber un cierto estancamiento en las encuestas del PP. ¿Cómo valora estas tendencias demoscópicas?

–Hay que poner las cosas en su contexto. Hace muy pocos años el espectro de centroderecha estaba fracturado en tres partidos. Gracias al proyecto de reunificación del centroderecha de Pablo Casado, hoy Ciudadanos prácticamente no existe.

Ahora ya hay dos formaciones políticas. Una, el Partido Popular, es alternativa de gobierno. Todas las encuestas, salvo el CIS, nos dicen que hay un cambio de ciclo político, porque los españoles están hartos de Pedro Sánchez y quieren que Pablo Casado sea presidente del Gobierno. Esta es la dinámica de fondo en las encuestas.