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26 de abril de 2024

Esther López

Esther López

Caso Esther López  Ramón «el Manitas», de detenido a no sospechoso y aun así imputado

El principal sospechoso de haber atropellado y matado a Esther López es Óscar, pero la juez mantiene investigados también a Ramón y a Carolo, otros dos amigos

A Esther López la mataron. Un coche la embistió a traición, por la espalda, para que no pudiera esquivarlo. Iba a poca velocidad, pero el impacto dejó a la joven destrozada internamente. Si hubiese recibido asistencia médica inmediata habría salvado la vida, pero no. Su asesino, demostrando una absoluta ausencia de empatía, no llamó al 112. Al revés, ocultó el atropello y abandonó el cuerpo en una cuneta en pleno mes de enero, con temperaturas nocturnas de menos cinco grados.
¿Qué oculta el atropello? ¿Por qué alguien querría matar a Esther López? ¿Qué ocurrió la madrugada en la que murió que tan necesario fuera ocultar como para quitarle la vida? Para tratar de averiguarlo los investigadores detuvieron a un amigo de Esther: Ramón, al que los medios apodamos «el Manitas», adjudicándole un mote que no es suyo y que jamás había sido asociado a su nombre. Le pusieron las esposas porque alguien dijo que este joven le había confesado que había hablado con Esther cinco días después de desaparecida. Dimes y diretes falsos. Otro de los indicios sobre los que sustentaron la detención fue que le pidieron el móvil y se negó a entregarlo. El tercer motivo, que otro vecino contó a los investigadores que Ramón iba comentando por Traspinedo que se iba de viaje a Cuba con urgencia. Esa inmediatez hubo quien la tradujo como un indicio en su contra y ante la posibilidad de que huyera y no hubiera forma de hacerle retornar, porque este país no tiene tratado de extradición, los iniciales responsables de las pesquisas le echaron el lazo.
La jueza aceptó los razonamientos de los agentes y concedió una orden de registro para la casa de Ramón lo que implicó que tuvo que prolongar su detención hasta los seis días. Según denunció María, hermana de Ramón: «Mi hermano es inocente. Hasta se puso en huelga de hambre porque le estaban acusando falsamente de matar a una de sus mejores amigas. Se equivocaron. Metieron la pata y han ensuciado su nombre. A ver quién se lo limpia ahora. Además, en los registros nos agujerearon la casa en varias zonas. Y allí no iban a encontrar a la pobre Esther. ¿Para qué lo hicieron? También destrozaron la tele y otros objetos. ¿Quién se va a hacer cargo de los daños?», se pregunta. Del registro en casa de Ramón no salió ningún indicio, la nada. Y mientras Esther seguía desaparecida.
A la joven de Traspinedo se la tragó la tierra la madrugada del 13 de enero. El 22 de ese mes fue detenido Ramón y, tras seis días de detención, el 28 de enero, quedó en libertad provisional con medidas cautelares: acudir a firmar al juzgado y retirada del pasaporte. Carolo, por entonces amigo de Ramón y de Esther, también fue declarado investigado, aunque a él jamás le detuvieron. Él, junto a Óscar fueron las últimas personas que estuvieron con la joven de Traspinedo. Las contradicciones entre las versiones de ambos les valieron a ambos la imputación en el procedimiento.
Sin embargo, nueve meses después del comienzo de las pesquisas, los agentes al cargo de las pesquisas solo señalan a uno: Óscar, la última persona que vio con vida a Esther y quien asegura que la abandonó en la cuneta de una oscura carretera en mitad de la noche. Sin embargo, la señal de sus teléfonos les sitúa a ambos en la casa de Óscar, o al menos en ese entorno, después de la presunta separación y despedida. Este es solo uno de los indicios que hay contra el principal y único sospechoso. Los hay a puñados, pero a diferencia de Ramón no ha sido detenido. La jueza instructora no lo ha considerado necesario.
Las investigaciones aportadas a Su Señoría demuestran que desde hace meses solo hay un sospechoso en la causa: Óscar. Sin embargo, mantiene a tres imputados sobre los que no hay ninguna gestión, ni sombra de duda: a pesar de ello sus nombres siguen sucios, vinculados a un crimen que a todas luces no cometieron, al menos es lo que se traslucen de las pesquisas de los encargados de resolver el caso. De Ramón se ha dicho que tenía antecedentes por violencia de género, por maltrato animal, e incluso se le acusó de participar en un tiroteo en Laguna de Duero. Sin embargo, ni los antecedentes constan en las bases judiciales y en el asunto del tiroteo no solo quedó absolutamente exonerado si no que compareció en el juicio como víctima. En el caso de Esther López va por el mismo camino.

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