Fundado en 1910

26 de abril de 2024

Una imagen de la pequeña Olivia, presuntamente asesinada por su madre, posando con su padre

Una imagen de la pequeña Olivia, presuntamente asesinada por su madre, posando con su padreEl Debate

Eugenio, el padre de Olivia: «Además de su madre, hay más gente que debería sentirse culpable»

El Debate habla con Eugenio, el padre de Olivia, que describe un vía crucis de cinco años con múltiples denuncias contra él que fueron archivadas

Eugenio habla suave, despacio. A pesar de la enorme tragedia que supone haber perdido a su pequeña Olivia de seis años, a manos de su ex mujer, tiene un discurso ordenado y lógico. Recibió el puñetazo de la noticia el domingo de madrugada: «Entregué a Olivia el sábado a las cinco y media de la tarde, después de comer con mi abogado y con mis amigos. Estábamos celebrando el retorno de Olivia. La justicia me había dado por fin su custodia. Pero cumplidores como siempre, a esta señora le tocaba pasar el puente con Olivia. Le informamos que si quería podía acudir a recogerla a Segovia, y ella dijo que sí. A las cinco y media dejamos a la niña con ella», recuerda Eugenio.
Para evitar los problemas de falsas denuncias por malos tratos, María, la mujer de Eugenio fue quien le entregó a la menor, pero es que, además, registraron en video el momento. En esas imágenes, altiva y retadora, Noemí, se ríe. «Estoy convencido que esa risa significaba que ya había decidido asesinar a mi hija. Se reía de lo que no sabíamos y era que yo estaba mandando a mi hija a su último destino».

Empecé a pensar que mi mujer habría huido del país con ella. ¡Ojalá!Eugenio, padre de Olivia

Antes de despedirse de ella Eugenio le dijo a su hija: «Ya no te llamo Piratilla (apodo cariñoso de Olivia), mañana ya me pongo en contacto contigo. Disfruta de los primos». Se lo dijo pensando en que la presunta asesina se quedaría en Segovia con su familia, pero no. La metió a la pequeña en el coche y se la llevó a Gijón, a quinientos kilómetros de distancia. «El domingo empecé a llamar por teléfono y no me cogía. Ni una, ni dos ni tres veces. Hice una captura a las llamadas y se la mandé a su madre, diciéndole que me estaba resultando imposible hablar con mi hija».
Eugenio pensó que sería una revancha por haber perdido la custodia y se armó de paciencia pensando que el siguiente marte estaría con ella. «Me llamaron el domingo por la tarde desde Asturias, un prefijo 985, para preguntarme cuando era la última vez que había visto a mi ex mujer. Les expliqué que el sábado le entregué a mi pequeña, que el domingo llamé a esa señora varias veces para hablar con ella. Les pregunté qué le había pasado a Olivia, pero me dijeron que se trataba de una llamada rutinaria. Empecé a pensar que habría huido del país con ella. ¡Ojalá!».

No me dicen que ha fallecido en un accidente desgraciado de tráfico. La ha matado presuntamente su madreEugenio, padre de Olivia

La siguiente llamada que recibe es a la una de la madrugada. «Me llaman de comisaría, el jefe de la UFAM y me dice que por favor me acerque hasta allí. Le pregunto qué ha pasado, y me responde que son trámites, que no me preocupe y que vaya. Cuando llegué, reconocí el coche de mi abogado aparcado allí y me recorrió un escalofrío. Empiezo a hilvanar que no he ido a nada rutinario». Entró, recibió la noticia en brazos de su abogado. «No me dicen que ha fallecido en un accidente desgraciado de tráfico, o de cualquier otra manera. La ha matado presuntamente su madre». Eugenio se desgarró: «Caí de rodillas llorando. Desolado. Jamás había sentido tanto dolor. Tanto que no sé cómo describirlo en palabras», reconoce el padre de Olivia. «Me han enterrado en vida, nos han enterrado a todos».
En realidad, el vía crucis de Eugenio comenzó hace cinco años, cuando le dijo a su por entonces mujer, Noemi, que se quería separar de ella. «Se lo dije un viernes, ella se fue de casa y pasó el sábado y el domingo con su familia, hasta por la noche que regresó a casa para dormir. Se levantó por la mañana se fue al médico de cabecera y de allí al cuartel de la Guardia Civil a denunciarme por malos tratos». A Eugenio le absolvieron de los delitos de violencia habitual de lesiones psíquicas por los que le pedían aproximadamente cinco años de prisión.
A esta le siguieron múltiples denuncias más: contra la madre de Eugenio, su hermana, su mejor amigo Chema. Noemí las perdió todas. Una por una. En enero de 2022, la madre de Olivia cogió a su hija y se la llevó a vivir a Asturias. Sin permiso judicial y con la negativa del padre. La sacó de su entorno, donde vivía toda su familia, del colegio, la alejó de sus amigos y de sus raíces en contra de cualquier lógica. Eugenio la denunció por sustracción de menores: «Esa denuncia ha estado en el cajón de un juzgado durante casi diez meses», se queja con razón.

El entorno de Eugenio se pregunta: «Si hubiese sido al revés, ¿la justicia hubiese funcionado con la misma lentitud?»

Nadie le hizo caso. Si hubiese sido al revés, ¿la justicia hubiese funcionado con la misma lentitud? Es una pregunta legítima que se hace todo el entorno del padre de Olivia. «En febrero, un juez la obligó a regresar. Pero ella pidió que la dejasen irse y Su Señoría, la titular del juzgado de violencia de Segovia, le dio permiso. Ella argumentó que sacar a una menor de su entorno, su familia y sus raíces era un asunto menor. Me concedía un fin de semana de cada dos como visitas. Cada dos fines de semana mi hija se hacía mil kilómetros de coche. Quinientos desde Gijón a Segovia conmigo y otros quinientos de regreso. ¿Eso no es alterar la vida de una menor? Obligarle a chuparse mil kilómetros cada quince días. Es demencial. Pero es que había dos psicólogas del juzgado que decían que mi perfil tenía trazas violentas y apoyaban a la madre. Esas dos señoras, ¿qué tienen que decir ahora? ¿Quién es el violento? ¿La culpa no está devorándolas? Y a la jueza, el Consejo General del Poder Judicial, ¿no le va a abrir un expediente? ¿Se van a ir todos de rositas?», se pregunta el padre en voz alta, pero no con un sentimiento de revancha, sino de necesidad de justicia.
A Eugenio sólo le queda ya confiar en la justicia, la que le defraudó durante cinco años hasta que le dieron la custodia. Su abogado, Daniel Labrador, se ha personado en el procedimiento como acusación y pedirá la prisión permanente revisable para la presunta asesina. Hoy una juez ya la ha mandado a prisión provisional después de que la mujer se negase a declarar.

Temas

Comentarios
tracking