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03 de mayo de 2024

José Ramón Navarro, presidente de la Audiencia Nacional

José Ramón Navarro, presidente de la Audiencia NacionalEFE

Causas Pendientes

Trama Kitchen: una cena, varios mensajes y dos querellas que complican al presidente de la Audiencia Nacional

La causa judicial podría costar 15 años de prisión al exministro del Interior del PP, Jorge Fernández Díaz, y otros tantos al que fuera su número dos, Francisco Martínez

«En cuanto sepa algo te lo indico, Paco», con éste y otros mensajes similares de «tranquilidad», se dirigía el presidente de la Audiencia Nacional, José Ramón Navarro a Francisco Martínez, número dos de Interior y uno de los principales acusados en el marco de la trama Kitchen que se seguía en el propio tribunal, durante la investigación del espionaje al que fue sometido desde el Ministerio el entonces extesorero del Partido Popular, Luis Bárcenas. Unas comunicaciones que han puesto en serios aprietos a Navarro sobre quien pesan ya sendos anuncios de querellas por revelación de secretos que podrían ampliarse en las próximas semanas.
No en vano, primero el que fuera chófer de Bárcenas, Sergio Ríos, y más tarde Los Comunes e IU, anunciaban esta misma semana que se dirigirían penalmente contra el presidente de la Audiencia Nacional por sus comprometedores Whatsapp con Francisco Martínez y, también, contra los fiscales del caso. Hasta el momento ha trascendido cómo el intercambio de comunicaciones entre ambos se extendió durante todo un año e incluyó, al menos, una cena que tuvo lugar en la casa de Navarro, en 2019, y en la que el exsecretario de Estado de Seguridad habría pedido al primero una suerte de asesoramiento sobre 'Kitchen'.
Así las cosas, aunque de ninguno de los mensajes concretos de Navarro –que asegura que se limitó «a darle largas a una persona que me pareció desvalida»– se deduce la filtración concreta de ningún tipo de información sensible sobre el contenido de las actuaciones judiciales que se seguían contra Navarro u otros de los encausados, el sólo hecho de que exista ese intercambio de comunicaciones compromete, y hasta qué punto, la credibilidad del presidente de la Audiencia Nacional.
En este sentido, y al tratarse de un cargo que goza del estatus del aforado, las dos querellas anunciadas contra Navarro serán presentadas y estudiadas por el Supremo, que es el órgano judicial competente para juzgarle en el caso de que, al hilo de lo revelado, Navarro deba ser investigado por la trama orquestada en Interior, durante el Gobierno de Mariano Rajoy, y bajo la batuta de Jorge Fernández Díaz, que se enfrenta hasta a 15 años de prisión, para sustraer documentos a Luis Bárcenas, perjudiciales para el PP y su cúpula.

Cuestión «clasificada» de Estado

Por su parte, Francisco Martínez, uno de los principales implicados en la operación parapolicial concebida para espiar al ex tesorero del PP Luis Bárcenas, trataba de desactivar la difusión del contenido de los mensajes comprometidos, ya que desde que el magistrado instructor acordase subir a la plataforma virtual de la causa el total de sus conversaciones, los mensajes se están reproduciendo en los medios de comunicación –incluso en aquellas cuestiones en las que no hay relevancia alguna con el motivo de las investigaciones–, en contra de su intimidad y con una severa «afectación» a ciertos secretos de Estado.
En su escrito, Martínez advertía al juez de cómo en las conversaciones que se han incorporado «aparece información relativa a cuestiones que están directamente relacionadas con la seguridad pública a las que tuvo acceso en la época en la que ostentó el cargo de Secretario de Estado de Seguridad». Esto es, información «clasificada» de acuerdo con la ley de Secretos Oficiales.
Clasificada, o no, el mero intercambio de mensajes de Navarro con el supuesto número 2 de una trama como Kitchen, cuando la instrucción judicial ya estaba en marcha, y Navarro imputado como uno de los artífices esenciales de la cuestionable misión de presuntamente producir pruebas falsas contra los enemigos políticos del Gobierno de Rajoy, sea penalmente reprochable o no, parece poco ético y poco estético.
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