El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, descarto este jueves llamar a Carles Puigdemont para obtener su visto bueno de cara a la investidura (que sigue aún sin fecha). En los corrillos habituales de la recepción que los Reyes organizan por el Día de la Hispanidad, Sánchez se ha remitido a las conversaciones entre grupos parlamentarios.
Contrasta este trato con el que dispensó a Oriol Junqueras, al que telefoneó este miércoles como «muestra de respeto mutuo, cordialidad y normalidad política», señalaron tanto desde el PSOE como Esquerra Republicana.
Oriol Junqueras, que fue condenado por sedición y malversación (y posteriormente indultado) sigue todavía inhabilitado hasta 2031 por su participación en el golpe del 1 de octubre de 2017. Sin embargo, Sánchez sí ha querido incluirlo en sus conversaciones de investidura al contrario que a Carles Puigdemont (al menos de momento). «Voy a hablar y a reunirme con los grupos parlamentarios», ha comentado cuando le han preguntado por ello.
Esta declaración presidencial llega pocas horas después de los abucheos recibidos durante el desfile del Día de la Hispanidad. Nada más bajar del coche oficial, Sánchez recibió una sonora pitada entre gritos de «fuera, fuera» y dimisión. Más tarde, tras encontrarse con otras autoridades, ha vuelto a escuchar gritos de «Que te vote Txapote» así como de «sinvergüenza» antes de marcharse.
El presidente en funciones tiene previsto terminar su ronda de conversaciones de cara a la investidura este viernes. Será nuevamente en el Congreso, esta vez con las portavoces de Bildu, Mertxe Aizpurua, y Junts, Míriam Nogueras.
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