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02 de mayo de 2024

El lendakari, Íñigo Urkullu, y el presidente del PNV, Andoni Ortuzar

El lendakari, Íñigo Urkullu, y el presidente del PNV, Andoni OrtuzarEFE

Serán el 21 de abril

Los cuatro escenarios posibles en unas elecciones vascas envenenadas para Sánchez

Al presidente le conviene que el PNV gane y el PSE reedite su coalición con el partido de Ortuzar. Es, de hecho, lo más probable. Pero si vence Bildu, que también es su socio, se complica

El ritmo electoral no para en España. Cinco días después de las elecciones gallegas, el lendakari, Íñigo Urkullu, compareció este jueves tras celebrar su Consejo de Gobierno para anunciar que las elecciones vascas serán el 21 de abril.
Nunca antes estos comicios han estado tan reñidos, nunca la izquierda abertzale ha estado en disposición de dar el sorpasso al PNV. Pero ahora Bildu podría arrebatarle la primera posición, de manera que el PSE de Eneko Andueza tendrá un papel clave. A priori, los escaños socialistas bastarían al PNV o a Bildu para alcanzar la mayoría absoluta de 38 diputados, así que la posición del PP sería irrelevante en ese sentido.
El secretario general del PSE-EE, Eneko Andueza, aplaude durante un acto de precampaña del PSOE

El secretario general del PSE, Eneko AnduezaEuropa Press

El Debate ya adelantó hace dos meses los cuatro escenarios abiertos. El primero y más plausible es que el PNV, que presenta a Imanol Pradales como candidato, gane las elecciones y reedite su coalición de gobierno con el PSE. El último Barómetro de Euskadi, publicado esta misma semana, daba la victoria al PNV por un único escaño: 27 frente a 26 de Bildu. El PSE obtendría 11, el PP siete, Sumar tres y Vox mantendría el que tiene en la actualidad. Para Pedro Sánchez sería lo más cómodo, porque en Madrid todo seguiría igual.
El segundo es que Bildu, con Pello Otxandiano al frente, se lleve la victoria, pero el PSE cierre un pacto de perdedores con el PNV. Entre medias, los socialistas recibirían mucha presión por parte de Bildu, Sumar, ERC, el BNG y Podemos. Después del precedente sentado en Pamplona, donde los socialistas entregaron el Ayuntamiento a Bildu en diciembre, ese veto a los de Arnaldo Otegi traería problemas al presidente del Gobierno con todos sus socios menos con el PNV -claro está- y con Junts.
El tercero es uno que, hace dos meses, vino en bautizarse como el «Borgen vasco»: que Bildu venza y ofrezca ser lendakari al socialista Andueza con tal de que no gobiernen «las derechas». Suena del todo descabellado, pero el propio líder del PSE no lo descartó en una entrevista en la EiTB.
El cuarto y último escenario es que Bildu gane y Sánchez le entregue en bandeja Ajuria Enea, desalojando al PNV de un Gobierno que ha presidido desde 1980; con la única salvedad de los tres años que fue lendakari el socialista Patxi López, entre 2009 y 2012. La decisión de Otegi de no presentarse él como candidato va también en esa dirección: en facilitar el paso a Sánchez, si llega el momento.
Ahora bien. Ese pacto desataría la cólera del PNV, que es el único partido que hoy por hoy cuenta con una bala de plata contra Sánchez: la moción de censura. Sus cinco votos, unidos a los 137 del PP, los 33 de Vox y el de UPN suman la mayoría absoluta de 176 escaños. En su investidura fallida, Alberto Núñez Feijóo le dijo al portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban: «Le tengo tanto respeto al PNV que jamás le utilizaría como un kleenex».
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