
Iván Espinosa de los Monteros, en la redacción de El Debate
Entrevista
Espinosa de los Monteros: «Ahora no está en mi horizonte volver a la política, pero se puede aportar mucho sin estar en ella»
El que fuera portavoz parlamentario de Vox y diputado nacional hasta agosto de 2023 acaba de publicar su libro 'España tiene solución' con la mirada puesta en 10 o 15 años
«La Guardia Civil y los jueces para mí son dos de los pocos bastiones que nos quedan de independencia y por lo tanto, de esperanza»
Iván Espinosa de los Monteros dejó la primera línea de la política activa hace casi dos años pero continúa dando la batalla cultural desde otros ámbitos, convencido de que es primordial que haya un cambio de mentalidad. Ahora comparte sus ideas desde la sociedad civil, con un centro de pensamiento que espera poner en marcha próximamente, y en su libro, 'España tiene solución' (Almuzara), con la vista puesta en un horizonte de 10 o 15 años, y en todas las oportunidades y el potencial que tiene nuestro país, ideas de las que no se habla en el día a día político. Incide en que la prioridad no puede ser solo echar a Pedro Sánchez del poder, sino construir, proponer algo. «Creo que España tiene solución y que realmente tenemos un futuro muy brillante si nos ponemos a ello», afirma en su visita a El Debate.
–El título de su libro va un poco a contracorriente del sentir general. ¿Esto se puede cambiar?
–El desánimo está justificado. Hay muchas razones para pensar que las cosas están muy mal. Estamos en el peor momento político y en uno de los momentos económicos más delicados de los últimos años; en un momento de desánimo generalizado, de desconfianza tremenda hacia nuestros gobernantes y de desafección y distancia con los poderes públicos. Hay además, un elemento grave de incertidumbre sobre lo que va a pasar en España, en Europa, con las guerras, con Estados Unidos, el comercio mundial…
Lo que pasa es que cuanto más desanimados estemos o cuanto peor estén las cosas, creo que más oportunidades tenemos de revertirlas, de hacerlas mejor. Cuando todo va muy mal es bastante fácil mejorar. En realidad basta con hacer todo lo que ha hecho este Gobierno al revés.
Me puse a escribir sobre cosas que se pueden mejorar sustancialmente, quizás a veces un poco disruptivas pero factibles, cosas realistas, que se puede poner en práctica si tuviéramos un Gobierno con un poco de sentido común, visión y gente competente. Todo eso a mí me genera muchísimo optimismo de cara al futuro.
–En el libro habla del nacionalismo, que es una de las amenazas que tiene España a nivel interno más acuciantes. Usted dice que tiene solución y apunta la necesidad de restablecer la ley y el orden y también los afectos. ¿Por dónde se empieza? ¿Cómo se hace?
–El nacionalismo o los separatismos en España, especialmente en Cataluña y País Vasco, pero que ya se han ido extendiendo a otras zonas, han ido creciendo a base de no encontrar ningún tipo de oposición, ningún freno. A veces también construyendo relatos que pueden resultar muy atractivos. El 'España nos roba' es mentira, pero desde el punto de vista publicitario o de comunicación, como eslogan para vender tu idea es muy acertada.
El separatismo lleva décadas en un viaje en el que al principio parecía imposible, pero van consiguiendo cosas a base de no encontrar resistencia del otro lado ni ningún tipo de oposición. Y lo que yo sugiero es que si nos ponemos como nación el objetivo de restablecer los afectos por un lado y por otro, de aplicar todo el peso de la ley a aquellos que están quebrando nuestra unidad, nuestra paz, nuestra convivencia, a largo plazo, claro que tiene solución y que podemos volver a convencer a todo el mundo de que estamos mejor unidos.

Iván Espinosa de los Monteros en la redacción de El Debate
–Si Pedro Sánchez se perpetúa en el poder, al menos una legislatura más, ¿podemos llegar a ver un referéndum de independencia en Cataluña y el País Vasco?
–Sí, claro. El riesgo de convocar un referéndum es muy elevado. Si Sánchez decide volver a presentarse, cosa que está por verse, hay varios riesgos. Uno es que se plantee las elecciones como un plebiscito entre monarquía y república. Si no hay monarquía, símbolo de unidad, de permanencia, se van quedando ya muy pocos argumentos para defender que somos una sola nación; por tanto el referéndum de independencia de Cataluña es perfectamente posible que lo convoque. De manera ilegítima, inconstitucional, pero como ya controla el TC, todos los organismos del Estado, muchos medios... es capaz de hacerlo y sin que le tiemble el pulso.
–Una de las afirmaciones que hace es que las familias españolas están hoy peor que hace 20 años y que hemos perdido dos décadas. Y plantea una serie de reformas estructurales. ¿Cuáles serían las principales?
–El hecho de que llevemos veinte años con estancamiento económico, que no hayamos crecido en términos de PIB per cápita, no lo hemos experimentado nunca como nación excepto los más mayores en la Guerra civil o la posguerra. Son dos décadas perdidas a base de políticas inadecuadas: todas aquellas que están destinadas a mermar el crecimiento económico y social, a hacer más difícil contratar, expandirse por España, a romper el mercado único, a poner impuestos cada vez más altos, las inspecciones constantes...
Tenemos que volver a poner el foco en el crecimiento económico, que en España viene esencialmente de autónomos, comerciantes, trabajadores, pequeñas, muy pequeñas empresas, y procurar que esto se encuentre en un ambiente favorable, no hostil. Es un cambio de mentalidad, aparte de que hay que hacer cambios en la legislación, destinado a poner las cosas fáciles, despejar el camino para que los que sí son capaces de hacer y tienen ideas e iniciativas puedan crecer.
–Va a hacer ahora dos años desde que dejó la política. ¿Cómo lo está viendo desde el otro lado?
–Estuve en política muy contento y estoy muy agradecido del tiempo que pasé por ahí; intenté hacerlo lo mejor posible. Ahora estoy en mi actividad empresarial privada y muy satisfecho. Lo que pasa es que veo que hay cosas que no han mejorado en estos dos años; de hecho, muchas han empeorado desde la llegada de Sánchez.
Creo que es muy sano que la sociedad civil, gente que no se dedica a la política, pero que tiene ideas, pueda expresarlas y canalizarlas a través de algún medio. Por eso en otoño espero lanzar un centro de pensamiento, una plataforma de la sociedad civil para atraer a gente experta, competente en distintas materias, que no se quiere afiliar a un partido, que no quiere estar en la refriega diaria de las cosas que se oyen todos los días. Necesitamos escuchar a gente experta para poner a España en la senda del crecimiento.
–¿Ha cerrado la puerta definitivamente a una vuelta a la política?
–Bueno, es que ahora mismo no está en mi horizonte volver a la política. Pero insisto, se puede aportar mucho al debate público sin necesidad de estar en ella. Los medios de comunicación sois un ejemplo. Las plataformas de la sociedad civil, la gente que escribe un libro, que tiene redes sociales, la gente en su día a día puede contribuir a cambiar la conversación, a elevar un poco el nivel, a que el tono sea más productivo, más constructivo.
Creo que es muy bueno que todo lo que no es la izquierda dedique más esfuerzos a construir y a establecer puentes
–Su salida fue una sorpresa para muchos, y el año pasado también dejó la política su mujer, Rocío Monasterio. Cuando salió de la primera línea dijo que tomaba la decisión por motivos personales. No sé si hubo alguna otra razón de peso o algún otro motivo…
–Bueno, desde entonces han pasado muchas cosas, es evidente, pero lo que me importa más es intentar pensar hacia adelante. Creo que es muy bueno también que todo lo que no es la izquierda, sea política, mediática, empresarial, sociedad civil en general, dedique más esfuerzos a construir y a establecer puentes, a intentar llevarnos bien y centrar las críticas hacia la izquierda y el Gobierno. Y las lógicas diferencias que hay del otro lado, comprenderlas, respetarlas, pero intentar sacar lo mejor, ponerlo en común y contribuir, todos apuntando en la misma dirección.
–Usted sigue como afiliado de Vox. ¿Es distinto el partido actual respecto a cuando usted estaba?
–Sigo siendo afiliado y naturalmente que las cosas cambian. La gente evoluciona, hay gente que me gusta más cómo evoluciona y gente que menos, y hay gente a la que tampoco le gusta cómo evoluciona cada uno. Es natural. Me parece mucho más importante poner el énfasis en lo que cada uno pueda aportar de cara al futuro. Lo importante es España.
Además estoy convencido de que generar prosperidad, crecimiento, empleo, oportunidades e ilusión ayuda mucho más a entenderse con los que son de tu mismo lado del espectro, pero también con otros que no van a votar lo mismo que tú. Si somos capaces de revertir el estado general de la nación, estoy seguro de que todas las conversaciones y las interacciones con gente que piense distinto a nosotros serán más fáciles.
–¿Cree que Santiago Abascal va a mantener su liderazgo mucho tiempo o que puede haber un relevo?
–No tengo ni idea. Hace dos años que no estoy en el día a día del partido y además estoy procurando ser muy respetuoso con el partido que ayudé a fundar y a crecer y del que tengo muy buenos recuerdos.
–Le pregunto ahora también por el Partido Popular, porque celebra en julio un congreso. ¿Cómo cree que debería rearmarse ideológicamente? También en aras de ese entendimiento o esa posible unión del centroderecha…
–Creo que el PP tiene ahora una oportunidad tremenda en este congreso. Soy un poco escéptico respecto a su capacidad de aprovecharla. No soy del PP y por tanto, no veré las cosas seguramente igual que ellos. ¿Pero cuál sería la oportunidad? Reposicionar el partido donde teóricamente se diseñó para que estuviera. Un partido de centro izquierda, progresista, socialdemócrata...para eso ya estaba el PSOE. Haya hecho lo que haya hecho el PSOE, no hace falta seguir detrás de él, no hace falta coger las ideas que ellos tenían y defenderlas con diez años de retraso.
Hay un espacio enorme en el mundo del sentido común, liberal, conservador, como se quiera llamar, de centro derecha que yo creo que hoy se siente un poco huérfano. No hay nada que ganar por la izquierda. En cambio, por su derecha tienen campo abierto. Si fueran capaces de establecer un ideario ilusionante, alternativo al de la izquierda, tendría mucho terreno que ganar. No quiero juzgar antes de tiempo, pero lo veo con pocas expectativas.
Hay que aprobar un decreto donde se anule todo lo que se ha hecho en estos últimos años tan dañino para España; deshacer el camino erróneamente caminado
–¿Ha cambiado su visión sobre el Partido Popular respecto a cuando estaba en política?
–En absoluto. Lo que ha cambiado es la realidad. En 2023 hubo unas elecciones que no se ganaron. Podemos debatir de quién fue culpa o quién dijo qué, pero no se ganaron y tenían que haberse ganado. Tenían que haber sumado 176 o más entre los dos partidos de la oposición. Se cometieron errores. Ya sé que los de un partido creerán que todo es culpa del otro. Los del otro, que todo es culpa del uno. La vida no es así. Y si uno mira introspectivamente, tendrá que meditar acerca de si se cometieron errores también en el partido de uno. Yo tengo mi opinión, no quiero más polémicas, pero lo que digo es que algo habrá que cambiar. Si seguimos haciendo lo mismo obtendremos resultados muy parecidos.
La gente que intenta decirme que no se puede llegar a acuerdos con el PP, que son ellos los que tienen que deshacer sus acuerdos con el PSOE, me parece muy bien, pero los acuerdos que tiene el PP suscritos son con Vox, en capitales de provincia en toda España, en poblaciones medianas, pequeñas, hasta hace poco en comunidades autónomas,,,
–¿En qué puntos principales cree que podría haber un entendimiento o al menos que hay algún tipo de semejanza en los planteamientos del PP y Vox?
–Parto de la base de que son dos partidos diferentes y estoy seguro de que quieren cosas diferentes. Y no tengo dudas de cuál o cuáles son las correctas. A mí me encantaría que mi partido tuviera mayoría absoluta y a ellos les encantaría tenerla, pero eso no va a pasar. Entonces busquemos cuáles son las ideas que tienen, cuáles nosotros y en la zona donde son compatibles tendremos que ponernos de acuerdo. Ellos tendrán que ceder y nosotros también, pensando en el bien del país.
–¿Cómo se crea o se propone un proyecto ilusionante? ¿Por donde se empieza?
–En el libro propongo algunas cosas, pero se empieza por un cambio de mentalidad en el que no asumamos el marco mental de la izquierda ni asumamos como predeterminante lo que ha pasado hasta ahora, en el que seamos hiper críticos con lo que hemos visto en los últimos años y propositivos.
Tenemos una ventaja, la experiencia de lo que pasa cuando se aplican las ideas de la izquierda, que es el desastre, el hambre, la ruina, el deterioro de las sociedades, todo lo peor, y de lo contrario cuando aplicas ideas de sentido común liberal conservadoras, de reducción de tamaño del Estado, de simplificación normativa, de apoyo y generación de un entorno favorable al emprendimiento, de la creación de empleo, el crecimiento...
Se empieza por aprobar un decreto donde se anule todo lo que se ha hecho en estos últimos años tan dañino para España, todo a la vez. Hay que empezar por deshacer el camino erróneamente caminado. Y generar la sensación real de que España está otra vez en la senda del crecimiento,

Espinosa de los Monteros, durante la entrevista
–¿Cuál diría que es el mayor problema que tiene hoy nuestro país?
–El mayor problema es de mentalidad y cambiar esto es lo más difícil, no se hace de un día para otro. En el libro hablo mucho de la infiltración cultural que ha conseguido la izquierda. Arranco el libro citando a un espía soviético de la KGB que en el año 1984 concedió una entrevista a un canal de televisión americano y explica cuál es la actividad real de los espías, de los infiltrados del mundo marxista en Occidente. Y él dice que el 85 % de su actividad consiste en infiltrar culturalmente, sus escuelas, sus universidades, sus medios de comunicación....cualquier sitio donde se genere algo de influencia.
¿Qué es lo principal? Revertir eso. No se hace de un día para otro. Pero cuanto antes empecemos, antes acabamos. Lo principal es restablecer algunos valores que son propios de Occidente, que son propios de España. Valores que España ha ayudado a instalar en todo el mundo, desde la Hispanidad hasta nuestros días. España ha sido un motor de ideas muy buenas.
–Le pregunto ahora por la cuestión que ocupa las portadas estos días, la operación de personas vinculadas al PSOE contra la UCO. ¿Cómo valora lo que estamos conociendo y la reacción del Gobierno y del partido?
–Confirma los peores presagios que teníamos todos, que es que desde la llegada de Pedro Sánchez, pero no solo, hay un intento diseñado y planificado de acaparar absolutamente todo el poder que teóricamente debería estar, primero, separado entre el Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y segundo, con más contrapesos ya más finos de distintas instituciones que deberían ser independientes y aportar estabilidad al sistema. La llegada de Sánchez primero acaba con cualquier tipo de contrapeso dentro de su propio partido. No olvidemos que llega haciendo trampas. A partir de ahí desmonta toda oposición dentro del partido, va liquidando poco a poco a cualquiera que le suponga cualquier tipo de contrapeso en su ambición sin límites.
Todos tenemos un cierto ámbito de influencia y tenemos que empezar a hacer un esfuerzo de recomponer nuestra nación, de recuperar nuestros valores
Y lo mismo que le ha hecho el PSOE, se lo va haciendo al Estado y va intentando manejarlo todo. No tiene límite y es capaz de intentar desmontar las instituciones más elevadas y de más prestigio en este país. La UCO, la Guardia Civil, y los jueces para mí son dos de los pocos bastiones que nos quedan de independencia y, por lo tanto, de esperanza para la estabilización del país.
–En esta línea, publicamos en El Debate que el número tres de María Jesús Montero recibió dinero de una empresa a la que libró desde Hacienda de una sanción de Aduanas de 64.000 euros. ¿Qué supone esto?
–Supone la corrupción institucionalizada, que nos estamos aproximando a las repúblicas bananeras que nos parecía que era una cosa lejanísima.
–Para terminar, y volviendo a su libro, usted hace mucho hincapié en la responsabilidad individual, ¿Qué le diría a los españoles sobre el papel que puede jugar cada uno?
–Creo mucho en la responsabilidad individual. Está claro que no puede tener el mismo impacto una periodista que habla en un medio de comunicación que una persona que vive casi aislada en el medio rural, pero todos tenemos un cierto ámbito de influencia. Todos tenemos familia, vecinos, amigos, gente que nos sigue en nuestras redes sociales, y creo que tenemos que empezar a hacer un esfuerzo de recomponer nuestra nación, de recuperar nuestros valores, de recuperar el sentido de la ley y del orden, de respetar la autoridad, de respetar a la gente que hace las cosas bien. Y cuando tengamos este cambio de actitud es cuando podemos empezar a ser mucho más exigentes con nuestros políticos.