La agonía lenta del sanchismo lleva al PP a creer en una victoria mucho mayor
El presidente de los relatos inventó uno nuevo en el Comité Federal del PSOE: no se queda por gusto, sino por responsabilidad. Los populares confían en que más dura será la caída
El Comité Federal de este sábado en el PSOE, lleno de caras largas
Cuando hubo terminado de leer los nombres de todos los integrantes del nuevo Comité Ejecutivo Nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo se dirigió a ellos para recordarles la responsabilidad que tienen a partir de ahora y pedirles que si no se sienten con fuerzas lo comuniquen antes de este domingo. «No quiero que ocurra en el Comité Ejecutivo lo que ha ocurrido en el Comité Federal del PSOE esta mañana. No puede ocurrir», señaló. Porque los populares estuvieron todo el día más pendientes de lo que sucedía en Ferraz, en el «comité funeral del PSOE», como lo llamó Ester Muñoz, que en su propio 21º Congreso nacional, un remanso de paz y hasta de aburrimiento.
El líder de los populares se refería con esa frase al vodevil protagonizado por Paco Salazar, que iba a ser designado adjunto a la Secretaría de Organización del PSOE hasta que varias mujeres denunciaron haber sufrido «acoso sexual y abuso de poder» por su parte en Eldiario.es. Y tuvo que renunciar a ese cargo y al que ocupaba en la Moncloa. Cayó fulminado por sus comportamientos machistas —presuntamente— y por el fuego amigo de un partido donde han empezado los ajustes de cuentas tras siete años de cesarismo sanchista. Es cuestión de tiempo.
La cara de Pilar Alegría después de haber defendido al último caído a la entrada de Ferraz era un poema. A primera hora de la mañana, para la portavoz del Gobierno era «Paco Salazar», un «compañero íntegro». Horas después era «Francisco Salazar», un machista redomado. Ironías del destino, la tarde antes Pedro Sánchez había convocado una reunión en Ferraz con las secretarias de Igualdad de los territorios y las portavoces de Igualdad en las Cortes para intentar coser el roto provocado por José Luis Ábalos, Santos Cerdán y Koldo García al discurso feminista del PSOE. La formación ha entrado en una espiral en la que lo que podría salirle regular le sale mal y lo que podría salirle mal le sale peor.
Efectismo y no eficacia
Los socialistas esperaban con ansiedad la reunión de este sábado, pero la montaña parió un ratón. Parió medidas buscando más el efectismo que la eficacia —y ni eso—, como la existencia de cargos más colegiados y la exigencia de doble firma para los secretarios de Organización y otros puestos clave. «Quiero agradecer vuestro apoyo a la reestructuración propuesta de la Comisión Ejecutiva Federal y vuestra confianza», les dijo Sánchez a sus subordinados. Como si estos hubieran podido objetar algo a la purga acometida por Sánchez para tratar de borrar el rastro del cerdanismo de Ferraz manteniéndose él; que fue quien lo nombro primero y lo ratificó el pasado diciembre.
El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, fue el más duro en su discurso, durante el que pidió una cuestión de confianza o elecciones, y varios ministros se le echaron encima. Especialmente el de Transportes, Óscar Puente, que le llamó «hipócrita».
El presidente de los relatos ya tiene uno para esta agonía: no se queda por gusto ni por apego al Falcon, sino por responsabilidad. «Creedme si os digo que sobre todo lo que hago es mirar más adelante pensando en lo que nos queda por hacer. Miro con ganas y con determinación, y lo hago con más ganas y más determinación que nunca. Y lo hago no para resistir, se equivocan aquellos que nos critican precisamente por eso. La resistencia siempre es buena, pero sobre todo lo hago para avanzar», sostuvo. «El capitán no se desentiende cuando viene mala mar. Se queda a capear el temporal, a salvar el rumbo y a ganar el pueblo. Y lo hacemos y lo hago por una palabra: responsabilidad», añadió.
Alberto Núñez Feijóo, tras su discurso de este sábado
A 23 kilómetros, en Ifema, los populares recibían con cero sorpresa la noticia de que Sánchez sigue manteniendo intacta la intención de aguantar. «Yo no soy ni seré como él, pero además quiero un partido que no me lo consienta. No me lo consistáis. Si hago lo que hace él, echadme del partido. No consintáis la degradación de un partido de Estado», pidió Feijóo a los suyos.
En el PP están convencidos de que, cuanto más intente aguantar, más dura será la caída. Los presidentes de Castilla y León y de Andalucía, Alfonso Fernández Mañueco y Juanma Moreno, se frotan las manos con la posibilidad de que sus respectivas elecciones (en ambos casos tocan en 2026) coincidan con las generales. Y a los alcaldes del PP no les viene nada mal que el tiempo pase y los candidatos municipales del PSOE se sigan cociendo en la misma salsa que Sánchez.
Se hacen apuestas
A falta de debate propio, en el 21º Congreso nacional los populares se entretenían con el debate ajeno y cruzaban apuestas sobre el tiempo que durará el presidente del Gobierno. Éste trató de poner buena cara al mal tiempo ayer para las fotos, pero no le salió muy bien. Los más optimistas dentro del PP pronostican elecciones en otoño. Los más pesimistas vaticinan que hasta 2027 no hay mucho que hacer, salvo que pasen una de estas dos cosas: que la UCO descubra una grabación que comprometa personalmente a Sánchez o indicios de una posible caja B en el PSOE; o que el círculo de confianza del presidente lo traicione.
«No estoy aquí para esperar un turno», aseguró Feijóo en su discurso ante los compromisarios. Pero, en la práctica, poco puede hacer el líder de los populares, descartada la posibilidad de una moción de censura que prospere. Eso y «ensanchar» el partido, como le pidió el viernes José María Aznar, que este sábado volvió por segundo día al Congreso nacional. Feijóo dijo no renunciar a «volver a ser un partido de 10 millones de votantes». Por su parte, el nuevo secretario general, Miguel Tellado, prometió a su jefe trabajar para conseguir «40 escaños más» y no depender de nadie.
Tellado no mencionó a Vox, pero en el auditorio había buenos entendedores como para saber a quién se refería especialmente. Ahora más que nunca, los populares aspiran a que la crisis del PSOE los haga crecer hasta no necesitar más que una abstención del partido de Santiago Abascal para una hipotética. Pero las encuestas reflejan que Vox está creciendo tanto o más que el PP con la corrupción socialista.
Lo que sí tiene claro Feijóo es que no tiene margen de error, como contó El Debate el sábado. De hecho, fue algo que reconoció en su discurso: «Estamos aquí por el cambio desde el Gobierno de España y esto es lo que toca. Y si no conseguimos el cambio hemos fracasado en este Congreso, por muy bien que salga», zanjó.