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El filósofo y escritor, Fernando Savater, posando para su entrevista para El Debate en octubre del 2025

El filósofo y escritor, Fernando Savater, posando para su entrevista para El Debate en octubre del 2025

Fernando Savater: «Todavía en España hay que dar explicaciones por ser de derechas»

  • «La amnistía es un agujero en la democracia»

  • «La cátedra de la mujer del presidente es como si dijéramos que a un chimpancé le han encargado la clase de gimnasia»

  • «La carta de Pedro Sánchez fue una muestra de desfachatez extraordinaria»

  • «Lo primero que tiene que hacer el Partido Popular es dejar de intentar caerle bien al Partido Socialista»

  • «Meterse con Isabel Díaz Ayuso es señal de que realmente es el enemigo a batir»

Fernando Savater (1947, San Sebastián), profesor de Filosofía durante más de treinta años, con más de cincuenta obras, denuncia que «en España nos hemos acostumbrado a convivir con felones separatistas, sanchistas corruptos y arbitrarios, enemigos del país y de la decencia pública» soportando cada vez «más veneno antidemocrático sin inmutarnos», por mucho que algunos piensen que se le ha atragantado el siglo.

En Ni más ni menos (Ariel) están sus reflexiones publicadas en el diario The Objective desde 2022 y cuando arrancó «Despierta y lee», después de su despido de El País, en un año bisiesto, un 29 de febrero de 2024, casualmente el día del cumpleaños de Pedro Sánchez.

Recibe a El Debate en su casa, donde imperan los recuerdos —figuras de super héroes, de los Simpsons, una catrina o Tintín, carteles de cine, de Gary Cooper fumando, una E enmarcada en honor de la ciudad inglesa de Epson, o un león de peluche que le acompaña en sus sesiones de cine, entre tantos objetos— y, por supuesto, libros por doquier. Savater sigue disparando rápido y preciso con las palabras, como si estuviera en Solo ante el peligro, contra el retroceso político, el oportunismo sin escrúpulos y la rendición del pensamiento crítico

Se le crítica su tránsito político…

—Los seres que piensan cambian de forma de pensar. El que te dice: «Pienso lo mismo que pensaba a los 18 años», quiere decir que ni a los dieciocho ni entonces ha pensado nunca, sino que se le metió una idea en la cabeza, como se meten esas moscas en una botella que se quedan zumbando dentro y no salen. El que nunca cambia de forma de pensar probablemente no ha pensado nunca nada.

El asesinato de su amigo Enrique Ruano por la policía política de Franco le implicó en la lucha antifranquista, y ahora le llaman facha…

—Si un niño pequeño, te llama tonto, ninguno nos enfadamos con el niño, ni le ponemos una demanda judicial, porque sabemos que dice cosas sin un contraste mental. La gente que te llama facha, ¿quién es? Si alguien no te importa nada de lo que opina, que te llame una cosa u otra, no tiene ninguna importancia.

¿Cuándo se alejó usted de la izquierda?

—Cuando uno la conoce mejor. Era un joven antifranquista y como tantos otros jóvenes de mi época creíamos que si uno no era franquista, era de izquierdas. Ser de izquierdas era lo natural o lo decente. Poco a poco, hemos ido conociendo los mecanismos de la izquierda, que puede ser también ETA o Stalin. Y lógicamente uno va dándose cuenta de que la izquierda no es trigo limpio.

Fernando Savater en un momento de la entrevista

Fernando Savater en un momento de la entrevistaMiguel Pérez Sánchez

¿Para los crímenes de ETA no hay Memoria Histórica?

—Creo que no. Tanto hablar de Memoria Histórica referida siempre a la guerra civil, que después de todo han pasado bastantes años, y en cambio ETA, que como quien dice fue ayer por la tarde, la gente no se acuerda de lo que hicieron los etarras y que están ocupando puestos en el Gobierno.

Usted que fue profesor de Filosofía en la Complutense, ¿es un desprestigio para la universidad pública la cátedra de la mujer del presidente sin ser licenciada pidiendo fondos a las empresas del Ibex?

—Jamás hubiera imaginado que una universidad y menos la Complutense, una de las primeras universidades españolas, pudiera tolerar un escándalo como ese. Desde el punto de vista académico, la cátedra de la mujer del presidente es como si dijéramos que a un chimpancé le han encargado la clase de gimnasia. Es intolerable desde el punto de vista académico y político.

Desde el punto de vista académico, la cátedra de la mujer del presidente es como si dijéramos que a un chimpancé le han encargado la clase de gimnasia

Cioran sostenía que para conocer la verdad de un autor hay que leer su correspondencia, ¿qué le habría revelado la carta de Pedro Sánchez a la ciudadanía?

—Esa carta fue una muestra de desfachatez extraordinaria. Crear una falsa intriga de si me voy o no me voy con motivo de si su mujer está implicada en un caso penal. Nadie nos habíamos metido con esa señora. Primero, no sabíamos que existía hasta que se descubrió que había gato encerrado desde el punto de vista jurídico. Esa idea de que él se iba o se quedaba fue una muestra de egocentrismo tipo «yo me encuentro bien» o «no he comido todavía y son las cinco».

En esa carta denunciaba lo que llamaban bulos, desmentidos por investigaciones e informes de la UCO…

—Bulos no había más que los que negaban las investigaciones que se estaban realizando. Y las investigaciones son lo único que no son bulos.

¿Para los socios del Gobierno las chistorras, léase billetes de 500 euros, y los sobres con dinero en metálico no es corrupción?

—La utilización de esa especie de lenguaje más o menos mafioso, de llamar a las cosas por una especie de seudónimos humorísticos, que en el fondo tapan lo que hay de sucio debajo, que es un tráfico de dinero, de sobornos… Pero hasta que no haya una condena penal, todo lo que queda son sospechas. Y se ve que lo que hacen los otros es desmesuradamente terrible y lo que hacen ellos es un pecado venial o un bulo.

La entrevista ha tenido lugar en su domicilio

La entrevista ha tenido lugar en su domicilioMiguel Pérez Sánchez

Al final ha sacado a la población a las calles la flotilla que pretendía llevar ayuda humanitaria a Gaza antes que la vivienda o la corrupción…

—La flotilla es un grupo de gente que quería llamar la atención y pavonearse de sus buenos sentimientos en apoyo de una mala causa que es la de Hamas. Hubo gente que salió a la calle, pero mucha más se quedó en casa. Como es el ejemplo de la Vuelta Ciclista, que fue de las cosas más vergonzosas que han pasado en este país. Sale gente que no sabe lo que está ocurriendo en Palestina, pero cree que hay que alinearse con lo que la izquierda diga en un momento determinado. Con esa llamada de salir a la calle a salvar al Gobierno, se tapan las chistorras y demás sucesos que sí ocurren aquí.

¿Parece Sumar más hamasista que Hamas con el proceso de paz?

—Es una buena formulación. El propio Hamas está tomándose bastante en serio la propuesta de paz de Trump o eso pensamos los que queremos de verdad que deje de haber matanzas y masacres en Gaza, no genocidio, que no ha habido nunca. A algunos parece que les gusta que continúe lo de Palestina para poder seguir manifestándose en la calle y continuar paseando en barquito por el Mediterráneo.

¿Sumar de Yolanda Díaz ya no suma?

—Cada vez suma menos en todos los sentidos. No suman ni con Podemos. Es una excrecencia de Podemos. Salió como un bulto de esos malignos, pero no funcionan ni como alternativa de Podemos. Creo que cada vez menos gente se cree lo de Sumar, porque es un partido aberrante.

Una legislatura que se inició con la promesa de una de ley de amnistía en aras de la convivencia, ¿fue sólo un trueque para que Junts apoyase la investidura de Sánchez?

—La convivencia se basa en el respeto a la ley, no anularla caprichosamente para unos y mantenerla para otros. Es justo lo contrario creer que uno puede saltarse una ley con una sentencia firme solamente para beneficiar a un político que necesita esos votos. La convivencia no se compra ni se vende, como el amor verdadero, sino que hay que respetar el esquema de convivencia que nos hemos dado, que es la democracia.

La convivencia se basa en el respeto a la ley, no anularla caprichosamente para unos y mantenerla para otros

¿Existe un déficit de democracia?

—La amnistía es un agujero en la democracia, que favorece que nadie se tome en serio la ley. Mañana hago lo mismo, y que me amnistíen. Hoy la democracia no pasa por uno de sus momentos de mayor aprecio. Se reverencia desde el punto de vista retórico, pero cuando llega el momento de apoyarla en la práctica, en sus instituciones, en los jueces, en la honradez pública, se ve que está mucho menos sustentada.

¿Tiene Puigdemont una hoja de ruta más clara que los que van a buscarlo a Waterloo -Santos Cerdán, Rodríguez Zapatero y Salvador Illa- para continuar con respiración asistida la Legislatura?

—No sé si tiene una hoja de ruta clara, porque también da sus bandazos, pero efectivamente él está jugando sus cartas, haciéndose querer, haciéndose necesitar, y los que van allí solo quedan peor. Todos los que han ido a hablar con Puigdemont, a arrastrarse y a hacer de felpudo, no tienen dignidad ni sentido político.

¿Cree que veremos la foto de Puigdemont con Pedro Sánchez?

—Sánchez necesita los votos de Puigdemont, aunque le repugnen. Y Puigdemont necesita a Pedro Sánchez. Por eso nadie termina por romper con Pedro Sánchez. Todos los partidos Frankestein que le apoyan, le amenazan, protestan, pero nunca ninguno termina por romper con él, porque dónde van a encontrar otro que les venga tan bien.

Un detalle de una estantería

Un detalle de una estanteríaMiguel Pérez Sánchez

¿Se le ha atragantado el siglo XXI como escriben en su antiguo periódico?

—Todos los siglos son difíciles de tragar -dice riéndose-. Hay que tener muchas tragaderas y algo para empujar a los siglos al interior, y no digamos el XX, un siglo bastante difícil de tragar con sus guerras mundiales, con sus dictaduras. Este siglo también está acumulando motivos para que sea difícil tragarlo. Creo que siglos fáciles de tragar, no hay en la historia de la humanidad ninguno.

¿Ya no le duele no estar en El País después de cuarenta y siete años en el periódico?

—Después de ver la evolución que sigue el periódico, ahora me dolería estar. Colaborar en un medio no quiere decir que tengas que compartir todas las ideas de todos los demás, porque los medios son plurales, pero lo que es intolerable para uno mismo es que te de vergüenza lo que publican otros cerca de un artículo tuyo. Eso es lo que me pasaría si escribiese en El País.

Escribía Javier Marías, «que lo que tan sólo ocurre no nos afecta apenas, sino su relato»… ¿se quiere imponer un relato?

—Hay una batalla por los relatos. Los puros y simples hechos son ignorados o pasados bajo cuerda, lo que importa es que se cuente lo que quieren que se crea. El relato no es lo que pasa, sino lo que quieres que haya que pensar respecto a lo que pasa. Hay relatos de un tono y de otro, y quien se lleva el gato al agua es casi como si hubiera ganado objetivamente en el terreno de los hechos.

¿Se ha convertido la izquierda en reaccionaria levantando un muro contra la derecha?

—Democráticamente no se pueden levantar muros. Todo lo que sea decir: «Nunca gobernaran los de derechas sobre los de izquierda» es exactamente lo contrario de la democracia. Ese muro que se habrá levantado en la cabeza es el muro de la antidemocracia.

¿No se ha precipitado cuando anunció la proximidad del final del sanchismo cuando Sánchez ha expresado que su horizonte es el año 2030?

—Uno quiere tantas cosas. Imagínate si empieza uno a contar lo que quiere. Pero entre lo que uno quiere, y lo que uno obtiene, normalmente hay una gran diferencia.

¿Está el ejemplo de lo que ocurrió el 23 de julio?

—Todos pensábamos que el 23 de julio iba a perder las elecciones y las perdió, a pesar de que luego el hombre decía muy optimista: «Somos más». No, son menos, y por eso ha tenido que aliarse con una serie de indeseables políticos. La prueba de que no son más, es el hecho de que le chantajeen separatistas, ex terroristas, porque depende de ellos. Si uno tuviera un Gobierno sólido, estable y mayoritario, no necesitaría esos apoyos.

La prueba de que no son más, es el hecho de que le chantajeen separatistas, ex terroristas, porque depende de ellos

Usted ha tomado partido y pide el voto para el PP, ¿teme que tenga tan mal resultado como sus apuestas por UPyD y Ciudadanos?

—Ahora hay mucha gente que nos dice: «¡Qué lástima que no tenemos a UPyD o Ciudadanos!». Y siempre digo que dependía de los ciudadanos. Son los votantes los que no nos apoyaron. Hay que resignarse. Espero que la opción del PP, que tiene visos de que es la mayoritaria en el país, continúe creciendo, pero son los ciudadanos los que deciden. En democracia, la culpa de lo que ocurre siempre la tiene los ciudadanos.

¿Cree que la alternativa está en manos de Alberto Núñez Feijóo?

—Afortunadamente hay alternativa en manos de Núñez Feijóo. Uno puede ser pesimista, pero tan pesimista como para pensar que nunca vamos a cambiar de Gobierno, eso es ser demasiado pesimista.

Decía: «Cambiar es fácil, mejorar es difícil. A mí garantíceme la mejoría. El cambio puede ser a peor»

—Desgraciadamente sabemos que las cosas pueden ir a peor. No hay situación tan mala que no pueda empeorar. Creo que definitivamente necesitamos un cambio, pero un cambio que nos saque de los errores y de las vergüenzas que nos está dando el Gobierno de Sánchez, y pasemos a un estatus en que no haya esos vicios. Si tenemos un cambio y las cosas empeoran, ¡no te quiero contar!

Fernando Savater en un rincón de su domicilio

Fernando Savater en un rincón de su domicilioMiguel Pérez Sánchez

¿El Partido Popular seguirá disparándose al pie cada vez que llegue una cita electoral nacional?

—Lo primero que tiene que hacer el Partido Popular es dejar de intentar caerle bien al Partido Socialista. Parece que hay una necesidad de que la derecha haga cosas que le parezcan bien a la izquierda. La izquierda normalmente está equivocada en casi todo, caerle bien a la izquierda es un error. La derecha lo que tiene que hacer es caer bien al país y a lo que necesita España.

¿No le perdonan su apoyo incondicional a Isabel Díaz Ayuso?

—Isabel Díaz Ayuso tiene primero el apoyo incondicional de la mayoría de los madrileños. Otras veces he sido más original o menos extravagante en mis gustos políticos. Creo que es la política que tiene más apoyo en este momento, no solamente en Madrid, sino en España. No soy nada original apoyándola.

¿Cree que debería dar un paso al frente en su partido?

—No. Creo que Madrid es muy importante. En Madrid lo está haciendo muy bien, está pisando muchos callos, porque la gente se enfada que lo haga bien. Meterse con Isabel Díaz Ayuso es señal de que realmente es el enemigo a batir. Cuanto peor hablan de ella quiere decir que es más necesaria como cabeza de una oposición y apoyará, supongo, a Feijóo cuando aspire a la presidencia del país. Creo que está muy bien como presidenta de la Comunidad.

¿Sigue estando la hegemonía cultural y moral de la izquierda latente?

—Latente, no -mientras se ríe-. Patente. Verdaderamente, todavía en España hay que dar explicaciones por ser de derechas y en cambio uno puede ser de izquierdas y siempre queda bien. Una de las desgracias que tenemos es la preferencia por la izquierda, sea como sea.

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