Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, junto a Begoña Gómez, su mujer
Investigación
Sánchez esconde los gastos de 88 días de vacaciones en palacios y mansiones, incurre en desacato y acaba en el TSJM
El presidente del Gobierno oculta sus lujos dos años después de que la ley le ordenara rendir cuentas y ahora deberá enfrentarse a la Justicia para aclararlo todo
En menos de tres años, Pedro Sánchez se metió entre pecho y espalda 88 días de descanso, con todos los lujos, en distintos palacios y propiedades del Estado, tal y como reveló El Debate, y no quiere que los ciudadanos sepa a cuánto ascendió el gasto para el contribuyente ni quiénes le acompañaron y disfrutaron de ese elevado tren de vida: tras dos años de desacato por negarse a rendir cuentas, pese a estar obligado formalmente a hacerlo, ahora su caso ha acabado en el Tribunal Superior de Justicia de Madrid.
Con el fiscal general al borde sentencia, Ábalos a las puertas de ser procesado, Santos Cerdán en prisión investigado por varias tramas de corrupción; los audios de la fontanera Leire Díez que implican de manera directa a Pedro Sánchez para que «esto se limpie caiga quien caiga» y la parálisis en el Congreso tras la ruptura de Junts, el presidente del gobierno no quiere que se haga pública la información de sus lujosas vacaciones y quiénes le han acompañado durante sus largas estancias en las mansiones que pertenecen a Patrimonio Nacional y Patrimonio Real.
Pedro Sánchez lleva ocultando el coste y los acompañantes con los que pasó los 88 días de vacaciones que disfrutó entre agosto de 2020 hasta abril de 2023, tras la investigación realizada por El Debate. La resolución 2024-0079 dictada por el Consejo de Transparencia, máxima Autoridad Administrativa Independiente del Estado en materia de derecho de acceso a la Información Pública del Estado, devino firme al no haber sido recurrida por Moncloa en los juzgados.
Sánchez se halla incurso en un nuevo desacato legal y ahora tendrá que responder ante al Tribunal Superior de Justicia de Madrid, tras una demanda interpuesta por mantener oculta esta información durante más de dos años.
De hecho, este periódico ya desveló que Moncloa había intentado esquivar la cuestión remitiendo un listado frío y sin detalles, con el número de días disfrutados y los destinos elegidos por Sánchez, omitiendo el coste y las compañías asociadas a sus largas vacaciones en lugares como Las Marismillas, en Doñana; La Mareta, en Lanzarote, y Quintos de Mora, en Toledo, donde Sánchez ha pasado largas temporadas.
Extracto de la resolución 2024-0079 del Consejo de Transparencia
Presidencia se sirvió, entonces, de excusas de todo tipo para omitir detallar los gastos. Para Presidencia, la rendición de cuentas que debe cumplir por mandato legal, al tratarse de cuatro años el período abarcado, «paralizaría el normal funcionamiento» de la Moncloa.
Sin embargo, el CTBG, en su resolución 0079/2024 del 23 de enero de 2024, desestimó estas excusas y fue contundente: se trata solo de «información referida a trece estancias que han tenido lugar en, únicamente, cuatro destinos».
Además, el CTBG obligaba a Moncloa a hacer pública la relación «de los acompañantes del Presidente del Gobierno», indicando el «nombre y en su caso, cargo o relación personal» con Sánchez.
El desacato de Sánchez ha llevado a los servicios jurídicos que asesoran a El Debate en sus investigaciones a interponer una demanda ante la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid para que sea el alto tribunal quien obligue al presidente a hacer pública la información que oculta.
Moncloa desvela ‘con truco’ la factura de sus últimas vacaciones en La Mareta
Que Moncloa oculte con quién veranea Sánchez no es nuevo. El caso más reciente es el de estas últimas vacaciones en La Mareta (Lanzarote). Tal y como publicó El Debate, el presidente del Gobierno se trasladó allí con su mujer, Begoña Gómez, y sus dos hijas, Ainhoa y Carlota, a las que también se sumaron sus padres, Pedro Sánchez y Magdalena Pérez Castejón; su cuñado, Miguel Ángel, y su concuñada, Fayette Proper, entre otros.
Presidencia se ha negado una vez más a detallar quiénes fueron los acompañantes de Sánchez en La Mareta, advirtiendo que «la persona que ostenta la Presidencia del Gobierno, desde su nombramiento, por motivos de seguridad, establece su domicilio familiar dentro del Complejo de la Moncloa, sede de la Presidencia del Gobierno. Igualmente, en diferentes periodos del año, el jefe del Ejecutivo traslada su domicilio a otras residencias oficiales cuya titularidad corresponde a Patrimonio Nacional o a Patrimonio del Estado».
Extracto de la resolución de Presidencia del Gobierno del 28 de octubre
Extracto de la resolución de Presidencia del Gobierno del 28 de octubre
Según los expertos consultados, esta es precisamente la razón por la que Moncloa se encuentra en el juzgado. «Conocer quiénes disfrutan de los recursos públicos del Estado sufragados por el contribuyente reviste un claro interés público, como también lo tiene saber quién y cómo decide gastar el dinero público. Aquí no hay barra libre», afirman, destacando que la jurisprudencia del Tribunal Supremo y la doctrina del Consejo de Transparencia es clara a este respecto, «pues el Gobierno debe actuar con plena transparencia y rendir cuentas acerca de cómo gestiona los recursos públicos. Y eso incluye el uso de los palacios de veraneo del presidente. Todo lo demás es un nuevo apagón informativo del Ejecutivo», concluyen.
Dos escritos en poder de este periódico, firmados por la nueva directora jurídica de Moncloa, Isabel León, el 28 y el 29 de octubre, respectivamente, aportan algunos detalles acerca de las últimas vacaciones estivales de Sánchez, pero limitados únicamente a su agenda pública y con la excusa de que Presidencia del Gobierno únicamente «organiza las actividades del jefe del Ejecutivo en el ejercicio del cargo y registra la información que de ellas pudiera derivarse».
Las lagunas que se esconden tras los 26.522 euros de gastos en La Mareta
No obstante, después de varios reveses cosechados por Presidencia, como el citado anteriormente, a Moncloa no le ha quedado más remedio que confirmar que las vacaciones en La Mareta costaron, al menos, 26.522,17 euros, tal y como acredita el documento del pasado 29 de octubre con el sello de Presidencia y al que ha accedido en exclusiva este periódico. En concreto, señala que «de acuerdo con la información de gestión económica validada (…), el desglose del gasto de Presidencia del Gobierno imputable al periodo estival 2025 en el inmueble «La Mareta», se corresponde con 6.938,05 € para el concepto locomoción, y 19.584,12 € en concepto manutención y alojamiento».
Lo que no detalla Moncloa es a qué se refiere con los conceptos de manutención o alojamiento, pues, en principio, la presencia del presidente no debería suponer un coste más allá del de su propia estancia, incluyendo gastos de comida y otros suministros básicos, y no un montante total de casi 20.000 euros, como si de un hotel de lujo se tratase.
Extracto de la resolución de Presidencia del Gobierno del 29 de octubre
Extracto de la resolución de Presidencia del Gobierno del 29 de octubre 2
Además, el gasto podría ser mayor, puesto que el escrito de Moncloa señala, de forma literal, que la respuesta se refiere únicamente a «la información de gestión económica validada a fecha de la solicitud», el 5 de agosto, solo tres días después de que llegase el presidente a Lanzarote, quedando en el aire los gastos derivados de prácticamente toda su estancia, cuestión que este periódico ya ha trasladado a Presidencia del Gobierno para que aclare cuál ha sido el desembolso final sin que a cierre de edición se haya pronunciado.
Junto a ello, a estos gastos hay que añadir que «el desplazamiento a Lanzarote, a la residencia oficial de La Mareta, a donde el jefe del Ejecutivo trasladó su residencia familiar durante el mes de agosto, se realizó en aeronave de las Fuerzas Aéreas y del Espacio, dependiente del Ministerio de Defensa», el habitual Falcon, que igualmente se utilizó «para las visitas y actos oficiales realizados en la península durante ese periodo», pero del que jamás ha detallado su coste.
Por ello, del mismo modo, queda sin aclarar a qué se refiere el concepto de locomoción, al que se destinaron casi 7.000 euros solo en los primeros días de estancia del presidente, pues Sánchez dispone de sus transportes oficiales de forma permanente y Moncloa ya explicó que no abona nada a Defensa por el uso del Falcon y otras aeronaves del Estado.
Subsiste un interrogante relacionado con los familiares de Sánchez y el modo en que llegaron a La Mareta. ¿Fueron en el mismo avión que el presidente? Moncloa ha señalado que «no existe ningún gasto relacionado con medios de transporte de personas ajenas a la Moncloa», pero no ha respondido a fecha de cierre de edición a las preguntas de El Debate formuladas a este respecto.
Sánchez se niega a desvelar a quién invitó al Falcon en 122 vuelos entre sospechas de que lo usaron protagonistas de las tramas de corrupción
De hecho, Moncloa mantiene un total silencio acerca de con quién viaja el presidente a bordo del ya famoso avión, desobedeciendo, incluso, las órdenes expresas que recaen sobre él a este respecto. Este periódico ya publicó que Sánchez debe desvelar a quién invitó al Falcon en 122 vuelos, ya que existen sospechas de que pudieran haber sido invitados algunos de los protagonistas de las tramas de corrupción que cercan al Gobierno.
El CTBG en su resolución 2025-0765 de 20 de junio, consideró «relevante» el acceso al listado de estos acompañantes pues «contribuye de manera clara y directa al control de la actividad pública, la gestión de recursos y la rendición de cuentas» a la que está obligada la administración y a la que Sánchez se resiste de forma reiterada.
A esto hay que añadir la ‘costumbre’ instaurada en Moncloa de agendar actos de partido junto a actos oficiales de mayor o menor importancia, para así justificar el despliegue del Falcon, como ocurrió en marzo de 2023 cuando acudió acompañado de 25 personas, entre ellas, Begoña Gómez, a la celebración de la XXVIII Cumbre Iberoamericana de jefes de Estado y de Gobierno, un evento que hizo coincidir con la celebración del primer Foro Regional de Gobiernos Progresistas de la región de América Latina y el Caribe de la Internacional Socialista, la organización presidida por Pedro Sánchez.
Del mismo modo, utilizando esta treta, acudió junto a su esposa a diversos actos culturales como el concierto de despedida de Serrat o la entrega del Premio Donosti a Pedro Almodóvar, tal y como publicó este periódico. Una información que afloró el uso del Falcon para los viajes personales de Begoña Gómez y que solo fue corroborada por Moncloa después de que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid admitiera a trámite una demanda interpuesta con el mismo objetivo: que sea los tribunales quienes obliguen de manera forzosa a hacer pública la información que Pedro Sánchez oculta instalado en un desacato continuo.
Una falta de transparencia que choca frontalmente con las palabras que ha ido pronunciando Pedro Sánchez desde que se erigió como candidato socialista allá por 2014 con el lema ‘Transparencia y punto’ y que sigue repitiendo una y otra vez como un mantra.
En 2020, reiteró que el «compromiso de transparencia y de rendición de cuentas» era el «método de trabajo» de su Gobierno y este mismo octubre señaló que «España ha avanzado notablemente en los últimos años en transparencia, rendición de cuentas y apertura institucional», pero no son más que palabras, pues la realidad es que sigue ocultando información de forma constante acerca de cómo utiliza los recursos del Estado que tiene a su disposición.