María Guardiola obtiene más escaños que la suma de la izquierda y amortigua la gran subida de Vox

La campaña extremeña acaba de empezar y ya hay una polémica suscitada entre el PP y Vox; después de que Santiago Abascal sugiriera que, si María Guardiola no es capaz de llegar a un acuerdo con su partido, «el PP tendrá que decidir si propone otro candidato». La presidenta y candidata a la reelección recriminó a Abascal el «tufo machista» de sus declaraciones y Alberto Núñez Feijóo le respondió que en el PP «no es posible caciquear con candidatos prefabricados».

Las espadas están en alto entre el PP y Vox porque es ahí donde se juegan las elecciones del día 21 de diciembre, ante la incomparecencia del PSOE y de su candidato procesado. Guardiola es consciente de que la mayoría absoluta es difícilmente alcanzable, pero aspira a obtener más escaños que la suma del PSOE y Unidas por Extremadura para necesitar únicamente una abstención de Vox, y no su voto afirmativo. Sería un gran salto respecto a mayo de 2023, cuando no ganó al fallecido Guillermo Fernández Vara, sino que empató a escaños y perdió en votos.

¿Puede conseguirlo? El promedio de las últimas encuestas publicadas, traducido a escaños por Electocracia.com, así lo vaticina. Éste otorga a la candidata del PP 29 escaños. Son cuatro por debajo de la mayoría absoluta, pero uno por encima de la suma más optimista entre el PSOE y Unidas por Extremadura, que ni se acerca a la cifra mágica de 33 escaños. De manera que el único gobierno posible sería uno presidido por María Guardiola. Vox va a ser necesario, de eso hay pocas dudas. Pero lo paradójico es que, obteniendo mucho mejor resultado que en 2023, puede tener peores cartas para la negociación.

Según la media de los sondeos de Sigma Dos, SyM Consulting y el CIS, Guardiola está en una intención de voto del 41 %, que supone un crecimiento de 2,2 puntos respecto a las elecciones de mayo de 2023. Pasaría de los 28 escaños actuales a 29.

La fortaleza de Guardiola no reside tanto en el crecimiento de su marca como en el desplome de la del PSOE: Miguel Ángel Gallardo pierde 7,7 puntos de intención de voto, hasta quedar en el 32,3 %, y de 28 pasa a una horquilla de 22-23 diputados. Estos, sumados a los entre cuatro y cinco de Unidas por Extremadura –con el 7,5 % de los votos– hacen un total de 28 en el mejor de los casos y 26 en el peor. Así que la izquierda seguiría chupando banquillo. En el caso de Gallardo doblemente, porque a partir del 28 de mayo afrontará un juicio oral por presuntos delitos de de prevaricación y tráfico de influencias por la contratación de David Sánchez en la Diputación de Badajoz.

El gran crecimiento lo experimenta el partido de Abascal, que sube 5,8 puntos y queda en el 13,9 % de intención de voto, según el promedio de encuestas. Ello se traduce en que Óscar Fernández Calle obtendría nueve diputados, frente a los cinco que tiene ahora Vox.

Los de Abascal llevan tiempo advirtiendo de que no le van a poner el acuerdo en bandeja a Guardiola, porque no olvidan. En 2023, la ahora presidenta regional despreció un acuerdo con Vox y a punto estuvo de tirar por la borda el cambio en Extremadura. Aunque finalmente tuvo que pactar un Gobierno de coalición que ahora quiere evitar a toda costa.

Como contó El Debate, en el tablero extremeño se juegan tres partidas simultáneas: la de Guardiola pero, también, la que enfrenta a Pedro Sánchez con Alberto Núñez Feijóo y la de este último con Abascal. Los socialistas ya están poniéndose la venda antes de la herida, tratando de encapsular la previsible derrota. Sin embargo, les será imposible: fue Sánchez el que se empeñó en mantener a Gallardo como candidato a pesar de su procesamiento. Como antes se empeño en mantener a Álvaro García Ortiz como fiscal general del Estado y a Santos Cerdán como secretario de Organización del PSOE.