La gran paradoja del campo malagueño: sus aguacates baten récords, pero el resto sufre una sangría millonaria

El campo malagueño presenta un balance muy negativo, el peor dato desde 2010. Según un informe anual de ASAJA, el sector agrario global sufre una caída del 5,77 % en facturación en 2025, perdiendo 39 millones de euros. Sin embargo, un cultivo brilla con luz propia en este panorama gris. Se trata del aguacate, el ‘oro verde’ que, junto a otros subtropicales, ha protagonizado un crecimiento espectacular del 23 %.

Esto sitúa la facturación de los cultivos tropicales en 102,9 millones de euros, la más alta de los últimos años. «La lluvia ha permitido una mayor producción en cultivos tropicales en la Axarquía», reconocían en Trops, el mayor comercializador de subtropicales de Europa. Este repunte hídrico, aunque insuficiente para otros sectores, ha sido clave para el 'oro verde'.

El aguacate sí, el resto no

Pero, si la lluvia ha ayudado al aguacate desarrollarse, ¿por qué otros productos agrícolas no? «Los efectos de la sequía siguen lastrando la facturación», explica Baldomero Bellido, presidente de ASAJA Málaga. La clave está, dicen en ASAJA, que los cultivos tradicionales sube más la sequía extrema. Aunque hubo lluvias esta primavera, no bastaron. «Aquí ha llovido para los embalses, pero no para los acuíferos», lamenta. Sin embargo, los agricultores de aguacate no han tenido ese problema a pesar, dicen los ecologistas, que las frutas subtropicales demandan más recursos hídricos.

Demasiada competencia

A la crisis del agua se suma un rival poderoso: la importación. Productos de países fuera de la UE, con costes y normativas más laxas, inundan el mercado. Bellido alerta de una «competencia desleal» y una «tendencia atroz». «No hay controles de fronteras efectivos», criticó, refiriéndose a riesgos sanitarios y de calidad. Esta presión ahoga los precios y la rentabilidad.

El aguacate, por contra, no tiene ese problema. Europa, su principal cliente, lo prefiere de Málaga: es más barato y tiene una calidad contrastada. El resto de estos productos provienen de, entre otros lugares, de California, donde allí las sequías provocan una subida drástica del precio y los hace menos atractivos para la exportación.

El olivar, la luz del campo malagueño

Dos son los cultivos que resisten. El olivar se mantiene como columna vertebral, aportando el 40 % de los ingresos agrícolas. Le siguen los hortícolas (24 %) y los tropicales, que crecen un notable 23 %. Este último repunte, hasta los 102,9 millones, es un alivio parcial para la Axarquía. Los olivos, el aguacate y el mango tiran de la agricultura malagueña.

El contraste con otros cultivos es evidente. Mientras los cítricos o los herbáceos caen por la competencia exterior y los costes, el aguacate muestra resiliencia. Su ciclo de producción y mercado globalizado le otorgan un colchón diferente. Sin embargo, los agricultores piden no bajar la guardia: seguir innovando en riego y diversificando variedades es clave para el futuro.