Desde la retaguardiaMiquel Segura

Sobre el bravo Negueruela

O sea, que el chico sigue soñando con una convocatoria anticipada de elecciones. Ni al general Prim se le concedió tal dosis de coraje, vive el cielo

Sorprende -al menos en el universo, cada vez más reducido, de la gente sensata- la insistencia del PSIB-PSOE reclamando en sede parlamentaria un adelanto electoral en Baleares. Me recuerdan a los niños pequeños que estallan en rabietas porque su mamá no les deja jugar con el cuchillo de cortar el pan. ¿Qué harían ahora mismo Armengol y Negueruela en el caso de que Prohens accediera a sus peticiones y apretase el botón nuclear?

Está claro que la campanera maneja sus propios tiempos -y los de su partido, faltaría más, caballero- pero este incordio de columnista no puede dejar de pensar que a la presidenta -en un momento de debilidad no exento de cierto ánimo travieso-le podría asaltar la tentación de convocar elecciones. Sería divertido solo para comprobar cómo el canguelo socialista -que ya es crónico- mutaría en hecatombe pompeyana. Y además, con la que, desde ayer miércoles, le está cayendo encima a Negueruela.

Si es que no están para nada, pobre gente. Ahora sabemos que el gallego intrépido -en sus buenos tiempos de inspector de trabajo llegó al extremo de buscar personalmente a trabajadores ilegales, incluso dentro de los armarios, y no es coña- tiene al enemigo en casa. Resulta que está en manos del Comité de Garantías de Ferraz debido a la denuncia de una afiliada de la zona de Palma Poniente -nunca me gustó ese viento- que le acusa de malos tratos, acoso y no sé cuántas cosas más, incluso de poner en peligro su equilibrio emocional y su salud mental.

Que ahora Iago dependa del dictamen de un sanedrín de Madrid me recuerda un antiguo dicho mallorquín: anar a l'hospital a cercar pedaços (acudir al hospital a buscar trapos).

Resulta que está en manos del Comité de Garantías de Ferraz debido a la denuncia de una afiliada de Palma que le acusa de malos tratos, acoso y no sé cuántas cosas

Noticias de última hora -la tarde sombría, ligeras lloviznas sobre los sembradíos- explicaban que el otrora bravo conseller de Turismo en el gobierno de Armengol compareció junto a su fiel Cosme Bonet. Imagino la escena: el valiente protagonista de Aguila Roja (nunca mejor dicho, pardiez) acude a la llamada del cruel corregidor acompañado de su escudero, papel que en la serie televisiva interpretó magistralmente Javier Gutiérrez.

Las crónicas aseguran que Negueruela estaba tranquilo, que hizo acopio de coraje para asegurar que la denuncia es más antigua que una yunta de bueyes y que lo que él quiere, nada menos, es ser «alternativa de gobierno». O sea, que el chico sigue soñando con una convocatoria anticipada de elecciones. Ni al general Prim se le concedió tal dosis de coraje, vive el cielo.

Está claro que esos chicos -y chicas- socialistas obreros y españoles no van a tener unas navidades tranquilas. Cuando llega el fuego amigo y los ajustes de cuentas son de orden gastrointerno la cosa no está como para cantar villancicos. Pero siempre les quedará La Internacional.

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