Los Reyes, en el Salón del Trono del Palacio de Real
Casa Real Los expertos, a favor de que el Rey conceda títulos nobiliarios: «Hacen falta ejemplos a seguir»
Don Felipe no ha otorgado títulos de nobleza, pero ha reconocido a más de cien ciudadanos de a pie con condecoraciones al mérito civil
El Rey está a punto de cumplir diez años de Reinado y en este tiempo no ha concedido ningún título nobiliario. Don Felipe ha confirmado sucesiones de títulos, que es una forma de avalar los anteriores, y ha firmado rehabilitaciones de otros que dejaron de utilizarse. Incluso, revocó el Ducado de Palma concedido por su padre a su hermana Doña Cristina. Pero, hasta ahora, no ha concedido ninguno nuevo.
No existen precedentes en la historia de España de ningún Rey que haya prescindido de otorgar estos honores. Don Juan Carlos concedió 53 títulos, aunque 5 fueron anulados después por el Gobierno de Sánchez.
El último título otorgado en España
El último título otorgado en España fue el condado de Gisbert, con carácter vitalicio, a la académica Carmen Iglesias, que fue preceptora del Rey. Se le concedió en mayo de 2014, dos semanas antes de que Don Juan Carlos anunciara su deseo de abdicar.
El último título concedido en España es el condado de Gisbert a Carmen Iglesias. En la imagen saluda a la Princesa
Pero los tiempos que le ha tocado vivir a Don Felipe son diferentes y muy complejos, marcados por las crisis económica, social y política, por la pandemia de Covid y por dos guerras: Ucrania y ahora Israel. Tan desfavorables que el Rey ha optado por no conceder títulos de nobleza.
Ciudadanos de a pie
En cambio, ha querido reconocer personalmente a más de cien ciudadanos de a pie, sin perfil público, concediéndoles condecoraciones de la Orden del Mérito Civil con motivo de sus aniversarios de Reinado. Condecoró a 38 personas en su primer aniversario, a 41 en el quinto y a 24 en el séptimo. Esta Orden fue creada por Alfonso XIII, y Don Felipe es el Gran Maestre.
El Rey impone la condecoración de la Orden del Mérito Civil al marinero Manuel Vinatea en el Palacio Real en 2021
Los expertos consultados por El Debate lamentan que Don Felipe no haya utilizado hasta ahora la potestad de otorgar títulos nobiliarios que le concede la Constitución, porque «hay muchas personas que se merecen ese reconocimiento» y porque «hacen falta ejemplos a seguir». Y alertan de que «cuanto más tiempo pase sin conceder títulos, más difícil será retomarlos».
«Los títulos forman parte del patrimonio inmaterial de la Nación española», afirma Amadeo-Martín Rey y Cabieses, académico de número de la Real Academia Matritense de Heráldica y Genealogía. «No solo pertenecen a sus titulares, sino a todos los españoles. Son como la catedral de Burgos; forman parte de nuestra historia, que es de todos, y son un patrimonio al que no hay que renunciar».
El caso de Rafa Nadal
No obstante, conceder un título nobiliario en estos momentos en los que todo se polemiza puede conllevar sus riesgos. Por ejemplo, hasta hace unos meses, aparentemente había unanimidad sobre los méritos deportivos que reunía el tenista Rafa Nadal para que se le reconociera con uno. Sin embargo, su reciente decisión de aceptar ser embajador de tenis de Arabia Saudí ha levantado cierta controversia en algunos sectores.
Pero, por otra parte, no conceder títulos nobiliarios también suscita debate. ¿No se habría merecido uno, por ejemplo, la soprano catalana Montserrat Caballé, que tan alto puso el nombre de España?
Según Amadeo-Martín Rey, los títulos se conceden por tres razones: primero, para premiar una trayectoria sobresaliente (antes premiaban hechos aislados, como una batalla); segundo, para que se recuerde en el futuro (por eso, la mayoría son hereditarios), y tercero, para que esa trayectoria sirva como ejemplo a la sociedad.
Los títulos se consideran demodé
Este doctor en Historia y experto en Derecho Premial sostiene que «en estos tiempos, la concesión de títulos se considera demodé porque muchos tienen la concepción errónea de que los títulos conllevan privilegios, cuando no es así. Al revés, conlleva la obligación de mantener el título con dignidad».
En su opinión, «una Monarquía como la española debería conceder títulos nobiliarios porque hay muchas personas con títulos académicos y deportivos que se merecen este reconocimiento, tanto o más que hace siglos, y si son bien elegidas, sus títulos no se van a discutir. En otras épocas -afirma- ya se les habrían concedido».
Don Felipe, con la duquesa de Arcos, decana de la Diputación Permanente de la Grandeza de España y Títulos del Reino
¿Y las otras Monarquías europeas?
Amadeo-Martín Rey considera que «esta anomalía» se ha extendido al resto de las Monarquías europeas, donde los títulos nobiliarios se dan «a cuentagotas».
Sin embargo, Dativo Salvia, historiador especialista en Casas Reales, matiza esta afirmación y recuerda que «tanto en Bélgica como en Reino Unido y Dinamarca la norma es conceder títulos nobiliarios todos los años, ya sea el día de la Fiesta Nacional, el del cumpleaños del Rey o en fin de año».
Salvia coincide en que «el Rey debería conceder títulos», pero cree que uno de los obstáculos podría ser «la necesidad de que las concesiones tengan que ser refrendadas por el Gobierno», en concreto por el ministro de Justicia, para que se publiquen en el Boletín Oficial del Estado. Aunque, según Amadeo-Martín Rey, el refrendo, en este caso, es un simple trámite, en el que «el Gobierno no tiene nada que decir».
El Rey es fuente de honores
Lo cierto es que «el Rey es fuente de honores», como recuerda Andrés Merino, historiador especialista en Casas Reales. De hecho, una de las funciones que la Constitución otorga al Rey en el artículo 62 es «conceder honores y distinciones con arreglo a las leyes».
Merino llama la atención sobre el hecho de que «la Constitución cita esta potestad en el epígrafe F, por delante de otras funciones muy importantes, como ser informado de los asuntos de Estado o presidir el Consejo de ministros (epígrafe G), el mando supremo de las Fuerzas Armadas (H), el derecho de gracia y los indultos (I), y el alto patronazgo de las Reales Academias (J)».
«El orden importa», sostiene el historiador, quien también afirma que el Rey no debería de dejar de utilizar esta potestad constitucional para premiar la ejemplaridad.
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