
Los Reyes saludan al público que les esperaba el pasado miércoles en Alcalá
Casa Real La ausencia de Sánchez relaja los actos de los Reyes: ni abucheos ni pitos ni tensiones
Las dos veces que el presidente del Gobierno ha intentado utilizar la figura del Rey para salir reforzado políticamente: con los actos del aniversario de Franco y cuando hizo creer que iba a dimitir tras los cinco días de reflexión
La decisión de Pedro Sánchez de no acompañar a los Reyes al funeral del Papa Francisco en el Vaticano no ha supuesto ninguna incomodidad para Don Felipe y Doña Letizia. Ellos cumplieron con su deber sin tensiones de ningún tipo y el jefe del Ejecutivo se ahorró lo que para él es un «mal trago»: que el protocolo vaticano le sentara cuatro o cinco filas detrás de los Reyes, que es donde sentaron a José Luis Rodríguez Zapatero en las exequias de San Juan Pablo II.
Además, al jefe del Ejecutivo no le gustan los funerales; no fue al de las víctimas de la pandemia ni al de la dana, a los que sí asistieron los Reyes. Y Sánchez también evitó la oportunidad de que le abuchearan, algo que es poco probable en una ceremonia de esas características.
Dos plantones en una semana
Por segunda vez en una semana, el jefe del Ejecutivo dejó este sábado solos a los Reyes: la primera fue el miércoles, cuando Sánchez no asistió a la entrega del premio Cervantes. Estos plantones se suman a otros muchos, como el de la pasada Cumbre Iberoamericana de Ecuador, cuando el presidente canceló su asistencia pocos días antes, en cuanto se confirmó que iba a ser un fracaso. Pero el abandono más decisivo de todos, el que definió para siempre a Sánchez, fue el de Paiporta (Valencia).

El Rey abraza a uno de los vecinos de Paiporta indignado con la inacción de los gobernantes
En cuanto empezaron las protestas de los afectados y derivaron en una lluvia de piedras y barro, el presidente del Gobierno dejó solos a Don Felipe y Doña Letizia ante los vecinos indignados y después les acusó de deslealtad por no haberse ido con él. Ni siquiera pensó que los Reyes se deben siempre al pueblo, no a los políticos.
Presencia incómoda
Ese día se escenificó mejor que nunca lo incómoda que puede ser para los Reyes la presencia de un presidente del Gobierno tan poco querido como Sánchez. De hecho, semanas después Don Felipe y Doña Letizia visitaron sin el presidente del Gobierno otros municipios afectados por la dana, y todo fue muy diferente sin él: aplausos, peticiones de ayuda, dolor compartido y, sobre todo, cariño y agradecimiento.
Sánchez también ha intentado utilizar la figura del Rey cuando ha necesitado reforzar su liderazgo político. Así lo hizo las pasadas Navidades cuando trató de forzar su asistencia al primero de los actos para conmemorar los 50 años de la muerte de Francisco Franco. Don Felipe tuvo que explicar personalmente al presidente del Gobierno en el primer despacho del año que la Corona no puede participar en ninguna iniciativa que enfrente a unos españoles con otros porque él es el Rey de todos los españoles.
Dar la impresión de que dimitía
En estos días se cumple un año de otro inquietante episodio en el que Sánchez intentó utilizar la figura del Rey para reforzar su posición en el partido y en el Gobierno, después de que se supiera que su esposa, Begoña Gómez, estaba siendo investigada. La mañana del 29 de abril de 2024, una vez finalizado el retiro de cinco días anunciado por Sánchez para reflexionar, Moncloa filtró que el presidente se había desplazado a La Zarzuela para despachar con el Rey.
Con ese anuncio se pretendía dar apariencia de verdad a su golpe de efecto y que la gente pensara que iba a dimitir. Mientras Moncloa inquietaba, de Zarzuela llegaban señales de normalidad: Don Felipe mantuvo su agenda durante los cinco días y esa misma mañana acudió al acto militar que tenía previsto en Hoyo de Manzanares. La estrategia de Sánchez solo le retrasó unos minutos.
Desde hace años
Pero los momentos tensos entre ambos palacios no son de los últimos tiempos; empezaron al poco tiempo de que el político socialista llegara a la Moncloa y tocaron techo en septiembre de 2020, cuando Sánchez cedió ante los separatistas catalanes y vetó la presencia del Rey en Barcelona para entregar los despachos a los nuevos jueces.
Era la primera vez que se tenía constancia de que un presidente del Gobierno utilizaba el refrendo para prohibir al Jefe del Estado asistir a un acto, y Don Felipe hizo saber a los jueces que no compartía la decisión del Gobierno.