El Rey Juan Carlos, en una de sus últimas visitas a Sangenjo
Juan Carlos I asegura que nunca se recuperó de la desgracia de la muerte de su hermano
«No me recuperaré de esta desgracia. La gravedad me acompañará en adelante», confiesa en un pasaje de su libro
Juan Carlos I asegura en sus memorias que la muerte de su hermano Alfonso en 1956, mientras jugaban con una pistola, marcó un «antes y un después» del que nunca se recuperaría.
«No me recuperaré de esta desgracia. La gravedad me acompañará en adelante», confiesa en el breve capítulo, de apenas dos páginas, que consagran al funesto incidente sus memorias, tituladas Reconciliación y que publicará este miércoles en Francia la editorial Stock, antes de su aparición en España.
En ellas admite que no le gusta hablar del tema y que es la primera vez que se expresa sobre ello, en un epígrafe que tituló El drama.
«Lo echo de menos –cuenta–, me gustaría tenerlo a mi lado, poder hablar con él. He perdido a un amigo, a un confidente. Dejó un vacío inmenso. Sin su muerte, mi vida habría sido menos sombría, menos infeliz».
Rememora, aunque sin entrar en grandes detalles, cómo ambos jugaban aquel 29 de marzo de 1956, que era Jueves Santo, con una pistola del calibre 22 que le había dado un lugarteniente .
«Todavía es difícil hablar de ello»
Le habían quitado el cargador y destaca cómo nunca se les pasó por la cabeza que podía quedar una bala en la recámara.
«Se disparó un tiro al aire, la bala rebotó y alcanzó a mi hermano en plena frente. Murió en brazos de nuestro padre», narra el rey emérito.
Juan Carlos asegura que «todavía es difícil hoy hablar de ello», aunque piensa en el incidente «todos los días».
«La fecha del 3 de octubre, el día de su aniversario, sigue siendo un día inolvidable», afirma.
Tras el funeral, el silencio reinaba, recuerda, y fueron «momentos terribles», pero dos días después fue enviado de regreso a la Academia militar en España porque hacía falta «retomar la vida».