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16 de abril de 2024

El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès

El presidente de la Generalitat, Pere AragonèsDavid Zorrakino / Europa Press

Cataluña

Los «embajadores» de la Generalitat: 90.000 euros de sueldo público y sin control

De momento hay 14 delegaciones en el exterior, pero la intención es ampliar la red a 20

La Generalitat cuenta con 14 delegaciones en el exterior. De ellas, 12 tienen un titular. Se trata de Gorka Knör (ante la UE), Sergi Marcén López (Reino Unido e Irlanda), Marie Kapretz (Alemania), Isidre Sala Queralt (Estados Unidos), Luca Bellizzi (Italia), Gabriel Boichat (Suiza), Josep Maria Galí (Francia), Eric Hauck (Sureste de Europa), Krystyna Schreiber (Europa Central), Riu Reis (Portugal), Lleïr Daban (México y América Central) y Ahmed Benallal (Túnez). De momento, no tienen responsable la delegación en los Países Nórdicos y Países Bálticos, y la del Cono Sur. En cualquier caso, todos estos delegados titulares tienen un sueldo de 90.008,94 euros, o lo que es lo mismo, cobran más que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. En el caso de la embajada ante la UE también hay una delegada adjunta, Erika Casajoana, que percibe una retribución de 82.249,30 euros.
Todos ellos tienen un importante sueldo público, pero, sin embargo, sus actividades no están sometidas a control. Ni de las embajadas, ni de las oficinas de los expresidentes de la Generalitat. La exdiputada de Ciudadanos en el Parlament, Susana Beltrán, preguntó en numerosas ocasiones por la agenda de los cargos eventuales de la Generalitat, como los delegados en el exterior o Josep Lluís Alay (jefe de la oficina de Carles Puigdemont, en el punto de mira por sus contactos con Rusia), y una de las respuestas que recibió es que este personal «no tiene condición de alto cargo y sus funciones se circunscriben a las de confianza de asesoramiento, quedando excluido de su ámbito funcional la representación institucional. Por este motivo, el personal eventual no dispone de los que la Ley 19/2014 denomina agenda oficial, que se refiere únicamente a los que tienen condición de alto cargo o autoridad». En definitiva, como son cargos de confianza, no tienen la obligación de comparecer en el Parlament, por ejemplo, para rendir cuentas.
En estas embajadas trabajan unas 70 personas. La más numerosa es la delegación ante la UE, en la que hay 15 personas, y como decíamos, cuenta con un delegado titular y otro adjunto. Es también la que más gasto conlleva, 1,5 millones de euros en 2021. El resto de delegaciones se mueven entre los tres y cinco trabajadores. La de Estados Unidos, gastó el año pasado casi un millón de euros, la de Italia 589.000 y la de Alemania, unos 400.000. Y recordemos que la intención de la Generalitat es la de ampliar esta red de embajadas. Tokio, Seúl, Dakar, Pretoria, Brasil y Andorra serán las próximas. Y, además, de todo eso, aumentan las oficinas, se pasan de dos a cinco. Ahora se abrirán las de Dublín, Ljubljana y Quebec. También se crea la figura de los enviados especiales, que se desplazarán a sitios concretos dependiendo de la situación. Este año, por ejemplo, habrá dos: uno en Polonia y otro en Escocia.
La consejera de Acción Exterior de la Generalitat justifica esta política expansiva en que es la mejor forma de «prepararnos para ser un Estado», «empezar a actuar tanto como podamos como si lo fuéramos». Recordemos que el Govern ha aumentado este año un 54 % el gasto destinado a política exterior, concretamente 28,5 millones de euros. Y para las delegaciones de la Generalitat en el exterior, la partida que contemplan los presupuestos es de 12 millones, cuatro más que lo que recogían los últimos presupuestos
La consellera de Acción Exterior y Gobierno Abierto de la Generalitat, Victòria Alsina

La consellera de Acción Exterior y Gobierno Abierto de la Generalitat, Victòria AlsinaDavid Zorrakino / Europa Press

La existencia de estas embajadas, al menos tal y como las concibe la Generalitat, es una cuestión que critica la oposición en el Parlament, especialmente PP, Ciutadans y Vox, y también el PSC, por el derroche de dinero público que supone, y porque a menudo desde estas delegaciones se dedican a dar mala imagen de España. De hecho, entre la documentación incautada por la Guardia Civil por las investigaciones relacionadas con el referéndum ilegal del 1 de octubre, se encontraron una especie de manuales con recomendaciones para estos delegados en el exterior para que, en foros internacionales, pudieran criticar a España y justificar así la independencia de Cataluña: desde ataques a la lengua por parte del Estado, el déficit fiscal que, según la Generalitat, sufre Cataluña o el recorte del autogobierno catalán.
Y más recientemente, hace sólo unos días, la delegada adjunta de la Generalitat ante la UE, Erika Casajoana, aprovechó una comparecencia en el Parlamento de Flandes para comparar a España con Rusia. Acusaba a Europa de mirar hacia otro lado cuando «España nos pisotea» y también decía: «me preguntan: ¿hay algún ejemplo en Europa de los lazos amarillos? Sí. En Moscú. Si llevas un cartel blanco, te arresta la policía. En Cataluña, si llevabas una camiseta amarilla, no podías entrar en un estadio de fútbol». Ciudadanos ha pedido su cese.
Pero la oposición también denuncia que estos organismos sirven como «agencia de colocación» para afines. Por ejemplo, durante cuatro años la embajadora de la Generalitat en los países nórdicos fue Francesca Guardiola, hermana del exentrenador del Barça Pep Guardiola. Su antecesora en el cargo, Diana Coromines, explicó que los méritos de Guardiola, más allá de ser afín al independentismo, eran cero: no sabía danés ni tampoco había vivido allí nunca, por lo que no conocía el carácter de los nórdicos, decía Coromines en su blog.
Y no hay que perder de vista que los tribunales, en varias ocasiones, ya han advertido que la Generalitat no puede solapar unas competencias, las de política exterior, que son estatales. Pero aun así, la acción exterior es un pilar fundamental, una 'estructura de Estado' para el Govern, y de ahí que se quiera potenciar en los próximos meses.
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