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01 de mayo de 2024

El secretario general de JxCat Jordi Turull (i) y la presidenta del partido, Laura Borràs

El secretario general de JxCat Jordi Turull y la presidenta del partido, Laura BorràsEFE

El laberinto catalán

Junts se queda prácticamente sin poder en Cataluña por primera vez desde 1980

La salida de Junts del poder de todos los niveles de la administración genera a los postconvergentes una grave caída de ingresos, la pérdida de centenares de asesores además de una profunda división interna

Desde que en 1980 Jordi Pujol ganara contra pronóstico las primeras elecciones autonómicas celebradas en Cataluña, jamás Junts (antes CiU) se había visto tan alejado del poder como hoy. Lejos quedan los días en los que Miquel Roca, Molins o Duran Lleida marcaban el paso a Aznar o Rodríguez Zapatero mientras Pujol era nombrado español del año entre mayorías absolutísimas y CiU era una potencia territorial con centenares de alcaldías.
La constitución de las diputaciones provinciales a finales de esta semana, en especial la de Barcelona, la de mayor presupuesto de las 40 administraciones provinciales de España, con unos recursos de 1.200 millones de euros, ha supuesto la consumación de la catástrofe para Junts per Catalunya, partido heredero de la CiU de Jordi Pujol. Por primera vez en la historia los postconvergentes no forman parte del gobierno de la Generalitat, no tienen la alcaldía de ninguna de las capitales de provincia, han perdido el poder en tres de las cuatro diputaciones y como consolación les queda la Presidencia de la diputación de Gerona, donde gobiernan en coalición con ERC, y la Alcaldía de Sant Cugat del Vallés, la 12ª ciudad de Cataluña.
La salida del poder de Junts de las diversas instituciones no responde tanto a una debacle electoral –Junts ganó a ERC en las últimas elecciones municipales y le separa solo un escaño en el Parlament, además de que venció en las elecciones municipales de Barcelona–, sino al control del aparato en manos de los más radicales dentro de Junts, Laura Borràs y Carles Puigdemont, quienes imponen su criterio de ultramontanismo frente a los más pragmáticos Jordi Turull o Jaume Giró, favorables a copar todas las áreas de poder posibles.
La salida de Junts del poder de todos los niveles de la administración genera a los postconvergentes una grave caída de ingresos, la pérdida de centenares de asesores además de una profunda división interna, dado que en la Diputación de Barcelona dos diputados del grupo de Junts, los alcaldes de Igualada y Torrelles de Foix, se han sumado a la mayoría formada en la Diputación por el PSC, los Comunes-Sumar y Tot per Terrassa, rompiendo así la disciplina de voto. Para Junts la sangría no se limita a la disidencia de los dos alcaldes, que militan en el PDeCAT, sino al apoyo que han recibido de muchos alcaldes de Junts en las comarcas del Alt Penedes, Anoia y Garraf, las dos primeras feudos tradicionales de Pujol en el pasado y actualmente fieles a Junts. Los dos diputados provinciales de Junts, avalados por alcaldes de municipios limítrofes, votaron a la candidata socialista abandonando a su propia candidata.
Junts formó parte del gobierno de las cuatro diputaciones provinciales catalanas entre 2019 y 2023 y ahora solo permanece en la de Gerona. Además CiU había ostentando en diversos momentos del pasado la alcaldía de Tarragona, la de Lérida y su emblemática alcaldía gerundense donde forjó su poder Carles Puigdemont. Ahora no está en ninguno de esos gobiernos municipales como tampoco lo está en el de la Generalitat, donde ha gobernado de forma ininterrumpida desde 1980 hasta 2021, excepto el periodo del tripartido entre 2003 y 2010.
La pérdida de poder de Junts no se limita a las grandes administraciones, también alcanza ayuntamientos intermedios donde había gobernando con comodidad durante décadas. En Vic, zona cero del separatismo, Junts ha perdido la mayoría absoluta y se ha visto obligado a pactar con el PDeCAT; en Ripoll ha perdido la alcaldía en manos de los etnicistas de extrema derecha independentista. Junts también ha perdido la alcaldía de Tortosa, capital del Ebro, y de Reus, segunda ciudad de Tarragona con más de 100.000 habitantes. Para Junts también ha sido dolorosa la pérdida de La Seo de Urgell a manos del PSC. Casi todas estas alcaldías han pasado a manos del PSC gracias a que ERC ha optado por minar el poder de Junts en su lucha abierta con los postconvergentes por la hegemonía dentro del campo independentista.
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