La vicepresidenta valenciana, Aitana Mas, conversa con Joan Baldoví en el parlamento autonómico.

La vicepresidenta valenciana, Aitana Mas, conversa con Joan Baldoví en el parlamento autonómicoROBER SOLSONA/EP

Comunidad Valenciana  Los favoritos de Compromís para el 28M: la sucesora de Oltra, el ideólogo del adoctrinamiento y el polémico Baldoví

La coalición nacionalista celebra unas curiosas primarias: sin Oltra, dos provincias con candidato único y una vicepresidenta regional que amenaza con dimitir si no gana su lista

Compromís vive este sábado una jornada atípica en su corta trayectoria de vida política con la celebración de las primarias de cara a las elecciones autonómicas. No es anormal por el mero hecho de haber primarias como tal porque, aunque 'a la búlgara', la coalición suele celebrar este proceso. Lo es por dos motivos.
Uno de ellos es que son las primeras sin la presencia de su hasta junio de 2022 todopoderosa líder, Mónica Oltra. Tras su imputación por, presuntamente, haber encubierto los abusos sexuales de su marido a una niña de catorce años en un centro de menores tutelados por ella misma, la nacionalista permanece apartada de la vida pública.
También va a ser un día diferente porque está por ver cómo responde la militancia de Compromís al órdago de la candidata a cabeza de lista por Alicante y vicepresidenta de la Generalitat, Aitana Mas.
En una clara maniobra de presión, la dirigente ha dejado entrever a su entorno que si no sale triunfadora de las primarias de este sábado podría dimitir como 'número dos' del Ejecutivo valenciano. Y mientras tanto, Compromís presumiendo de su carácter asambleario.

Baldoví y Marzá, sin rivales

De las tres provincias de la Comunidad, hay dos en que no es que el partido esté decantado, sino que no hay partido por incomparecencia del rival.
De este modo, el número uno por la circunscripción de Valencia y candidato a la presidencia de la Generalitat será Joan Baldoví.
El actual diputado en el Congreso va a tener un fin de semana plácido y sin sobresaltos, pero eso no significa que su candidatura haya estado libre de feroces críticas internas.
Cabe recordar que Compromís lo conforman tres partidos: de mayor a menor, Més, Iniciativa y Els Verds-Equo.
Baldoví pertenece a la pata de Més, mientras que Oltra y Aitana Mas son de Iniciativa.
A la vuelta del verano, de manera sorpresiva, sin comentárselo apenas a nadie y comunicándolo en directo a Antonio García Ferreras en Al Rojo Vivo de La Sexta, el diputado anunció su candidatura a estas primarias.
La decisión sentó francamente mal a muchos sectores de la coalición. En primer lugar, porque consideraron que era demasiado pronto. Pero sobre todo, porque se tomó como una estrategia para adelantarse a Oltra en caso de que fuese desimputada por el juez instructor.
Baldoví también tuvo sus más y sus menos con la propia Aitana Mas, que nunca ocultó su predisposición a optar a presidir la Comunidad, pero tampoco nunca dio el paso. Cierto es que a última hora amagó con ello, pero ya era tarde y el parlamentario, que ya es 'perro viejo', supo quitarle esa idea de la cabeza.
La gran incógnita es saber con qué hoja de servicios se va a presentar Baldoví ante los valencianos para pedirles su confianza.
Durante sus años en el Congreso ha ejercido de buen populista y, de mediados de 2018 hasta hoy, le ha bastado con ser la muleta de Pedro Sánchez a cambio de nada para mantener esa artificial e irreal apariencia de moderado y tolerante.
El cambio de modelo de financiación autonómica y el agua son las dos grandes reivindicaciones de la Comunidad en Madrid y en las dos el fracaso de Baldoví es estrepitoso.
Cada vez que tocaba aprobar los Presupuestos Generales del Estado, el nacionalista pulsaba el botón verde. El motivo era un supuesto compromiso de Sánchez para abordar la financiación y del que jamás nadie tuvo el menor conocimiento. Eso sí, el verdadero mérito es permitir que Alicante sea la provincia más castigada de España en las arcas públicas y a pesar de ello, que no falte el voto a favor de Baldoví.
En materia hídrica, el asunto es más evidente si cabe: Compromís –al igual que el PSPV-PSOE– se suma tarde y mal a las peticiones de los regantes del Levante con el trasvase Tajo-Segura. Pero la realidad es que cuarenta días después, todavía se sigue esperando el recurso de la Generalitat ante el Supremo con tal de evitar la desaparición a plazos de la huerta de Alicante, Murcia y Almería.
Por otra parte, como se ha mencionado, en Alicante hay bastante en juego. Si tras la dimisión de Oltra Compromís se volvió 'la casa de los líos', en la provincia del sur es donde tiene el principal jaleo.
Los principales dirigentes de la formación de Compromís cerraron filas con Oltra en la fiesta celebrada pocas horas antes de la dimisión

Mónica Oltra, gran ausente en las primarias de Compromís.EFE

La amenaza soterrada de dimisión hay que ponerla en contexto. El pasado octubre, Aitana Mas cesó fulminantemente a la consejera de Agricultura, Mireia Mollá, por las críticas que hizo a casi todos sus compañeros de Gabinete por su lentitud en implementar energías renovables.
Aunque ambas son de Iniciativa, el enfrentamiento entre ellas es encarnizado, a lo que hay que añadir que tanto Mollá como su padre tienen una enorme influencia dentro de la coalición en Alicante.
Por tanto, a pesar de que a Mas le ha apoyado la portavoz de la formación en las Cortes Valencianas, Papi Robles, la vicepresidenta no las tiene todas consigo y la jugada puede salirle mal. El duelo entre Mas y el diputado de Compromís en la Diputación de Alicante, Gerard Fullana, es el (único) enfrentamiento.
Por último, el cabeza de lista de la coalición por Castellón no es otro que el polémico Vicent Marzá. Nombrado consejero de Educación en 2015, dejó el cargo en mayo del pasado año.
En esos casi siete años, el nacionalista ejerció como tal y fue quien sembró el germen de la actual política pancatalanista y adoctrinadora que se vive en las aulas de la Comunidad Valenciana.
Marzá nunca ha escondido sus firmes convicciones independentistas y anexionistas, ideología que a la fuerza impuso y que su sucesora, Raquel Tamarit, sigue ejecutando a pies juntillas y con mayor énfasis si cabe ante la cercanía de unas elecciones en las que tienen no pocos números para abandonar el poder.
De este modo, en su etapa al frente de Educación Marzá fue también quien impulsó el requisito lingüístico. En otras palabras, la obligación de tener un nivel C1 de valenciano –ellos lo llaman catalán– para poder optar a un puesto de funcionario en la administración autonómica.
El Tribunal Supremo no dudó en tumbar la iniciativa de Marzá, aunque recientemente el tripartito la ha vuelto a aprobar de tapadillo haciendo algunas modificaciones.
No son pocos los que creen que el nacionalista va a durar poco en el parlamento regional y que su verdadera intención es utilizar las elecciones del 28 de mayo como trampolín y aspirar a sustituir a Baldoví como diputado en el Congreso a partir de las generales de fin de año.
En suma, Compromís celebra este sábado unas primarias que, en su esencia, no dejan de ser un rigodón de libro.
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