Imagen de archivo del presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón
Sánchez recibe en Moncloa a Illa por la crisis de corrupción del PSOE mientras lleva 75 días sin atender a Mazón para abordar la reconstrucción de Valencia
El pasado 6 de junio tuvo lugar en Barcelona la Conferencia de Presidentes. Antes de la cita, los mandatarios de las regiones gobernadas por el Partido Popular ya expresaron que no tenían demasiadas expectativas de que en la cita se fuera a sacar algo en claro relativo a las reivindicaciones que impusieron en el orden del día. Una vez celebrada la reunión, confirmaron sus sospechas. Nada de contenido, fue la denuncia generalizada.
Esa visión fue rotundamente rechazada por el Gobierno, que ensalzó la utilidad de la cumbre y ensalzó el papel que tuvo Pedro Sánchez en ella. Por ello mismo, la reunión que mantuvo este mismo viernes con el presidente de la Generalitat de Cataluña, Salvador Illa, en el Palacio de La Moncloa llamó poderosamente la atención, no solo por los tiempos, sino por las formas y el contexto político de la misma.
Así, resulta cuanto menos destacable que se sentaran tan solo dos semanas después de la citada Conferencia, pero los otros dos aspectos son aún más reseñables. Ambos socialistas vaciaron sus agendas oficiales, no tenían ningún acto público, si bien el jefe del Ejecutivo también hizo lo propia el día anterior. No constaba y Moncloa no informó de ello y fue la prensa quien dio cuenta. Al conocerse, las alarmas y los rumores se dispararon, puesto que se enmarca en el peor momento del líder del PSOE y de su proyecto político, marcado ya sin retorno por la corrupción, y una sombra cada vez más alargada de un fin de ciclo. Se llegó a hablar de una posible dimisión y de ceder el testigo al catalán.
Reunión con «urgente necesidad»
Sea como fuere el contenido de la conversación, hay otro hecho incontestable. Sánchez se reunió con Illa 'deprisa y corriendo' para abordar el más que complejo contexto de los socialistas mientras el dramático panorama que vive la provincia de Valencia tras la dana del pasado 29 de octubre sigue sin tener la implicación política y personal de presidente del Gobierno.
Imagen de archivo de Pedro Sánchez y Salvador Illa, en la última Conferencia de Presidentes
En este sentido, lleva 75 días sin responder a la carta que el 9 de abril le remitió el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, y en la que le reclamaba una reunión con «urgente necesidad» en aras de crear una «comisión mixta» entre las administraciones autonómica y central «que garantice una actuación robusta, adecuada, oportuna y coordinada, que sea percibida por el conjunto de la ciudadanía como la respuesta que se merece de sus respectivos gobiernos actuando con una sola voluntad y una sola voz».
En la misiva, el alicantino enfatiza que es «el momento más adecuado y oportuno para poner en común todos los esfuerzos dedicados a devolver la normalidad y esperanza a nuestros compatriotas» y se despide quedando a la «entera disposición» de Sánchez. Ante esa petición y con una provincia que afronta una labor de recuperación nunca vista hasta la fecha, Sánchez ni siquiera ha tenido a bien responder y, por tanto, fijar una fecha para acometer las políticas que sean necesarias frente a la mayor catástrofe natural que ha vivido España.
Este agravio no es el único de Sánchez hacia la región a causa de la dana. Entre otros, el hecho de no presentar ni aprobar unos Presupuestos Generales del Estado (PGE) y que se prorroguen los actuales, que también están prorrogados, se traslada en que Valencia encara la reconstrucción sin unas cuentas públicas que fijen y contengan partidas específicas para ésta.
Por el contrario, el Gobierno de Mazón sí ha sacado adelante unos Presupuestos de la Generalitat para 2025, con el apoyo de Vox, que están centrados en la vuelta a la normalidad de las personas y zonas afectadas por la riada del 29 de octubre. Así, el Consell va a destinar un total de 2.300 millones de euros entre las diferentes consellerías para la tan necesaria como ardua reconstrucción.