Imagen tomada este jueves de Diana Morant en la sede del PSPV-PSOE en Valencia

Imagen tomada este jueves de Diana Morant en la sede del PSPV-PSOE en ValenciaEuropa Press / Eduardo Manzana

La dimisión forzada del comisionado para la dana pone en un brete a Sánchez y a Pilar Bernabé por sus currículums

La ministra de Ciencia y líder de los socialistas valencianos defiende a José María Ángel Batalla y se pone de perfil con las licenciaturas inventadas por la delegada del Gobierno o la tesis de su jefe de filas

La ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, tiene un doble gran problema: tirando de la frase popular, monta un circo y le crecen los enanos. Y a la par, tomando las encuestas publicadas y las internas, se presentaría a unas elecciones autonómicas y le menguarían los escaños. No debe de ser fácil liderar la oposición al Gobierno de Carlos Mazón, con cantidad de sondeos que le otorgan una nueva mayoría junto a Vox.

Pero la cabeza más visible del socialismo valenciano y opción votable secundaria corre un riesgo añadido, que, a mayor abundamiento, lo tiene en su propia casa política. Este mismo miércoles se desayunó con la dimisión forzada del que era comisionado de Pedro Sánchez para la reconstrucción de Valencia tras la dana, José María Ángel Batalla. Sin casi solución de continuidad para digerir la tostada de buena mañana, el típico pincho antes de comer para engañar al estómago quizás también se le indigestó.

Y es que la Diputación de Valencia no solo investiga ya al dimisionario Ángel, sino también a su mujer, Carmen Ninet, que podría estar ocupando el cargo de subdirectora del Museo Valenciano de la Ilustración y la Modernidad (MuVIM) sin tener la formación académica requerida para el puesto. La exigencia es estar en posesión de una licenciatura, grado o similar y ser funcionario del grupo A1, mientras ella solo ha realizado un curso de un año de duración en una escuela de negocios privada de Navarra.

Aviso de María Jesús Montero

Por tanto, el problema de Morant no solo es político, sino también retórico, y no solo por haber defendido con entusiasmo y honores al dimitido. Son del todo conocidos el seguidismo y la sumisión de la exalcaldesa de Gandía al sanchismo, pero su enemigo habita en la sede Ferraz 70. Lo tiene muy cerca. Se llama María Jesús Montero, con la que cada martes comparte mesa del más que embutido Consejo de Ministros en el Palacio de La Moncloa.

La vicepresidenta primera del Gobierno, por raro que pudiera parecer, fue clara en una entrevista en Televisión Española sobre Ángel, aunque sin dejar de utilizar su particular y trastabillada retórica:

«Creo que lo importante es el hecho. Y lo importante es que esta persona después de haberse conocido estos extremos ha dado un paso atrás. Estamos hablando de algo de hace muchísimo tiempo, pero eso no le quita valor. Hay casos de políticos, no entiendo de verdad muy bien por qué, pero que mienten a propósito de su currículum y en este caso creo que ha hecho lo correcto», afirmó.

Pedro Sánchez y Diana Morant, en el 15º Congreso del PSPV-PSOE, celebrado en Valencia

Imagen de archivo de Pedro Sánchez y Diana Morant en el 15º Congreso del PSPV-PSOE, celebrado en ValenciaEFE / Kai Forsterling

Estas palabras en todo momento dejan en mal lugar a Morant, cuya autoridad nunca ha estado consolidada más allá de ser puesta 'a dedo' por Sánchez. No le benefician porque con la tesis de la también ministra de Hacienda en la mano, la delegada del Gobierno en la Comunidad Valenciana, Pilar Bernabé, tendría que haber cogido el mismo camino que el excomisionado pero en el mes de abril.

Fue en ese mes cuando se descubrió que la número cuatro del PSOE aseguraba ser nada más y nada menos que licenciada en Filología Hispánica y en Comunicación Audiovisual cuando en realidad jamás terminó sus estudios. Las informaciones al respecto las sacó la prensa libre, esa que, utilizando la jerga sanchista, llama «pseudomedios».

No se sabe si Morant le ha enseñado en algún momento la puerta de salida a su compañera. Todo hace pensar que no, ya que no mueve un músculo sin el permiso del presidente ni de la enorme factoría de propaganda que cubre la Moncloa y hasta el último átomo de la acción del Gobierno.

Por esa misma razón que los castizos y no tan castizos bien pueden llamar escaqueo en toda regla, la ministra tampoco es de suponer que le haya preguntado a su ‘gran timonel’ nada en lo relativo a la tesis doctoral que en su día presentó y que no pocos sostienen que está plagiada en buena parte de su contenido, cuando no redactada por otra persona. El verbo dimitir es el gran fetiche de Morant, pero solo lo utiliza cuando el aludido es Carlos Mazón. Socialistas que no ven, títulos que no tienen.

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