Imagen de Carlos Mazón tomada el jueves pasado en Valencia en su último acto público tras el funeral por las víctimas de la dana
Mazón, el «junco»
Carlos Mazón Guixot (Alicante, 8 de abril de 1974) tocó la cima de su carrera política la noche del 28 de mayo de 2023 cuando logró recuperar la Generalitat Valenciana para el Partido Popular, la formación a la que se afilió cuando apenas era un imberbe, tras ocho años de Gobierno de la izquierda. En cuanto se cerró el escrutinio, Mazón tuvo claro que cerraría un acuerdo con Vox para formar un Ejecutivo que mandara a la bancada de la oposición a los socialistas y a los nacionalistas de Compromís. Esa misma noche, paradojas del destino, compartió la celebración de la victoria con la alcaldesa de Valencia, María José Catalá. El tique electoral había funcionado.
Aquella decisión de pactar con el partido de Santiago Abascal le costó el primer gran desencuentro con el presidente nacional del PP, Alberto Núñez Feijóo. Mazón siempre pensó que el mandato emanado de las urnas por parte de los valencianos pasaba por formar un Gobierno de centro derecha. Sin embargo, se le recriminó que aquel acuerdo pudo pesar en el resultado cosechado por el PP en las elecciones generales de julio de aquel año, en las que Feijóo no logró cosechar la mayoría necesaria para doblegar a Pedro Sánchez.
Mazón había llegado a la presidencia del PP de la Comunidad Valenciana de la mano de Pablo Casado y como gran apuesta de Teodoro García-Egea. Mazón, cual «junco que cuando hace viento, cimbrea y no se parte y cuando el viento se cansa de soplar, vuelve a su ser», resistió al cambio de liderazgo en la planta noble del edificio del número 13 de la madrileña calle Génova.
En la anterior legislatura ya había logrado recuperar para el PP la Diputación de Alicante. Entre 2019 y 2023, la Corporación provincial que presidió Mazón fue la principal Administración gobernada por los populares en una Comunidad Valenciana copada entonces por el PSPV-PSOE de Ximo Puig y el Compromís de Mónica Oltra.
La Diputación de Alicante le catapultó a la candidatura a la Generalitat. Y tras ganar las elecciones autonómicas cambió su Alicante natal por Valencia.
Tras superar el primer embate de la legislatura tras aquel pacto con Vox que se le recriminó desde la dirección nacional de su partido, Mazón comenzó a desplegar su programa electoral, marcado por las premisas de la bajada de impuestos y la libertad de las familias para escoger en qué lengua estudian sus hijos como dos grandes estandartes.
Mazón había logrado resucitar al PP en la Comunidad Valenciana, pero sus cuarenta diputados le obligaban a pactar siempre con Vox. En ese escenario, llegó la decisión de Abascal de salir de todos los gobiernos autonómicos en los que formaba parte. Mazón, en un alarde de reflejos y audacia política, dictó un decreto esa misma noche en la que acordaba la destitución de los tres miembros de Vox en su Ejecutivo. El presidente de la Generalitat no esperó a que dimitieran. De nuevo, cuando parecía que el viento volvía a arreciar, el junco se mantuvo en pie. Mazón nombró un Gobierno exclusivamente formado por el PP y siguió con su hoja de ruta legislativa gracias a sus negociaciones con Vox. De hecho, frente a las voces que auguraban un bloqueo parlamentario, Mazón logró aprobar los Presupuestos de la Generalitat gracias al consenso con los voxistas y en contraposición a un Pedro Sánchez incapaz de sacar adelante las cuentas del Estado.
A pesar de gobernar en minoría, las encuestas comenzaron a soplar a favor del PP, hasta el punto de que en las semanas previas a la dana del 29 de octubre de 2024 los populares comenzaban a acariciar la anhelada mayoría absoluta en los sondeos.
Sin embargo, el día de la riada marcó un antes y un después en la trayectoria política de Mazón, quien hasta entonces había salido airoso de todas las vicisitudes con las que se había topado en su prolífica trayectoria política.
La riada se cobró 229 vidas en la provincia de Valencia. A Mazón le pilló lo peor de la catástrofe en un restaurante con la periodista Maribel Vilaplana. Aquellas horas de almuerzo en El Ventorro para abordar el futuro de la televisión pública valenciana le han pesado como una losa durante todo un año.
Mazón, sin embargo, logró superar el trance inicial. Tras unas primeras semanas de zozobra, con buena parte de la provincia de Valencia arrasada, se puso al frente de la reconstrucción con el fichaje del militar retirado Francisco José Gan Pampols como vicepresidente de la Generalitat.
El avance en la recuperación de las zonas afectadas transcurrió en paralelo al repunte del PP en las encuestas. De esa forma, Mazón cumplía con los dos objetivos que le marcó Feijóo para brindarle su apoyo. De hecho, la dirección nacional optó por aplazar sin die el congreso regional del PP valenciano para evitar un debate sucesorio. El junco volvía a su ser una vez más.
Sin embargo, el devenir de la instrucción judicial (la magistrada que investiga la gestión de la emergencia de la dana le ha invitado hasta en tres ocasiones a declarar), las nuevas revelaciones sobre la cronología de la comida con Vilaplana y los insultos recibidos en el homenaje a las víctimas urdido por La Moncloa como una trampa a Mazón, le dejaron «noqueado», tomando las palabras que en su día empleó Feijóo para referirse al presidente valenciano.
La riada se ha llevado por delante a un junco de la política más de un año después: «Ya no puedo más. Ha sido un honor ser presidente de la Generalitat Valenciana».