La cascada secreta de La Coruña

La cascada secreta de La CoruñaTurismo de Galicia

La cascada secreta de La Coruña, la escapada perfecta para un fin de semana de otoño

Desde las más conocidas, como Ézaro o Toxa, hasta las joyas más escondidas, cada una ofrece una experiencia distinta

Galicia vive en otoño una de sus estaciones más atractivas para el turismo de naturaleza. Con la llegada de las lluvias y el descenso de las temperaturas, los ríos recuperan su caudal y las fervenzas, las cascadas gallegas, alcanzan su máximo esplendor.

Desde enclaves muy visitados, como las fervenzas del Ézaro o la de la Toja, hasta rincones menos conocidos escondidos en valles y aldeas rurales, Galicia ofrece una amplia red de saltos de agua.

Estos espacios, además, se han convertido en un atractivo cada vez mayor para el ecoturismo y la fotografía, consolidando al otoño como una de las mejores épocas del año para descubrir el lado más auténtico del paisaje gallego.

Entre estas joyas ocultas se encuentra una que se ubica en el municipio coruñés de Santa Comba, que aunque permanece al margen de las rutas turísticas más transitada, encierra uno de los paisajes más bonitos de Galicia.

Un refugio natural: murmullo del agua

se trata de la fervenza de Castriz. Con la llegada del otoño, las lluvias reavivan el caudal del río Mira, afluente del Xallas, que en este punto se precipita en varios saltos de agua de unos ocho metros de altura. El resultado es una cascada cristalina rodeada de un entorno de bosques y antiguos molinos que parecen detenidos en el tiempo.

El paseo discurre entre alisos, abedules, robles y laureles, acompañados por el murmullo constante del agua. Poco antes de llegar a la cascada, aparece un área recreativa con mesas, bancos y parrillas, ideal para hacer una parada y disfrutar del entorno.

La fervenza de Castriz

La fervenza de CastrizTurismo de Galicia

Una pasarela de madera conduce hasta el corazón del conjunto: cinco molinos restaurados con nombre propio, abiertos al público y conservados con mimo. Uno de ellos, prácticamente completo, permite imaginar la vida rural de otros tiempos, cuando el río era el motor del trabajo diario.

A los pies del salto, el Mira forma una poza natural que en verano invita al baño, mientras que en los meses fríos el espectáculo del agua en su máximo caudal ofrece una estampa impresionante.

La fervenza de Castriz es una de esas sorpresas que Galicia guarda celosamente. No hace falta alejarse mucho de la ciudad para encontrar un espacio de calma, belleza y autenticidad. El rumor del agua, el verdor del bosque y la historia que esconden los molinos convierten este rincón en una experiencia sensorial completa.

Durante el otoño, el río Mira sirve como acceso a la fervenza de Castriz. La cascada, de caída moderada y aguas claras, constituye un ejemplo representativo de las numerosas fervenzas que salpican el paisaje gallego.

El acceso a la fervenza es posible mediante senderos señalizados que permiten recorrer el entorno de forma segura y respetuosa con el medio ambiente. Todo esto convierte a la fervenza de Castriz en un punto de interés para quienes buscan disfrutar de la naturaleza sin masificaciones y conocer los recursos naturales menos conocidos de Galicia.

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