Valentina Lisitsa, en una imagen promocional de su página web oficial.

Valentina Lisitsa, en una imagen promocional de su página web oficial.Decca / Gilbert François

Música

El FIP veta a Valentina Lisitsa «por respeto a los patrocinadores»

La organización del festival de piano cede a las presiones del PSOE, que expresó en un escrito al alcalde su desacuerdo con el concierto de una artista que defiende a Rusia

Poco más de una semana. Eso es lo que ha durado en el cartel la actuación de la pianista ucraniana Valentina Lisitsa, una de las mejores intérpretes del mundo en la actualidad, en un concierto que iba a ser único en España el próximo 23 de septiembre dentro del Festival Internacional de Piano Guadalquivir. La dirección del certamen ha vetado a la artista por sus opiniones políticas, que se alinean con el Kremlin, para evitar un supuesto daño a la reputación de sus patrocinadores, según ha explicado en un comunicado de prensa.
«La Dirección del FIP Guadalquivir lamenta el uso político de un concierto que ha sido ampliamente demandado por el público del festival y anuncia un cambio del mismo por respeto a los patrocinadores que han apoyado la cita musical desde sus inicios», indica la nota de prensa. La sustituta de Lisitsa aún no ha sido anunciado pero se mantiene la misma fecha prevista inicialmente.
El FIP alude en su comunicado a la carta que escribió el portavoz del PSOE, Antonio Hurtado, al alcalde de Córdoba, José María Bellido, para pedirle que suspendiera el recital de Lisitsa por considerarla «pro-Putin». Ese documento lo hizo público el PSOE el jueves por la mañana; por la tarde, el FIP Guadalquivir tomó la decisión de vetar a Lisitsa, acusando a los socialistas de hacer un «uso político» de una actividad cultural.
La pianista ucraniana de origen ruso está sufriendo cancelaciones de sus recitales por todo el mundo desde que comenzó la guerra de Urcania, algunos de ellos muy sonados sobre todo en el mundo de la música clásica. Ejemplos del veto a Lisitsa se han dado, por ejemplo, en el teatro La Fenice de Venecia o en la Orquesta de Pasadena (California). En ambos casos, la suspensión de la actuación de Lisitsa se ha producido después de encendidos debates en los que ha habido posicionamientos a favor y en contra de la artista. Las redes sociales han sido especialmente activas.

Más conciertos suspendidos

En Venecia, Lisitsa tenía previsto actuar en sendos recitales los días 4 y 5 de abril de este año, dentro de un certamen que, como el FIP Guadalquivir, organiza una entidad privada, Musikàmera. En diciembre de 2022 estalló una virulenta polémica en redes sociales, aunque la programación del festival se conocía desde meses antes. Tras varios días, la dirección del encuentro optó por vetar a Lisitsa alegando que desconocía su activismo político, aunque también destacó su valía artística y que nadie había puesto objeciones a su presencia en Venecia.
En Pasadena, el concierto se programó en principio para la temporada 2020-2021, que tuvo que ser suspendida por el Covid, y se recolocó para el 30 de abril de 2022, unas semanas después del inicio de la invasión de Ucrania. En marzo de ese año ya había estallado de nuevo la polémica y el debate en torno a las opiniones políticas de Lisitsa, lo que forzó a la dirección de la orquesta a analizar los posicionamientos y mensajes de la pianista (que lleva casi una década de activismo político en apoyo de Rusia). El 15 de abril, la Orquesta de Pasadena anunció que mantenía el recital de Lisitsa, apelando a una declaración firmada de puño y letra de la pianista en la que condenaba sin ambages la guerra.
Cuatro días después, sin embargo, la citada orquesta rectificó su postura inicial y anunció que suspendía la actuación tras conocer que Lisitsa poseía pasaporte del Donbás, la región separatista del este de Ucrania (cuya independencia sólo reconoce Rusia), así como de Rusia. En un comunicado, aseguró que el mánager de Lisitsa había mentido al asegurar a la entidad cultural que la pianista sólo tenía la ciudadanía de Ucrania y EE.UU., donde lleva décadas residiendo.

Sin debate en Córdoba

En Córdoba, sin embargo, ese debate ha sido inexistente. No ha habido reacciones contrarias masivas en redes sociales ni entre el mundo cultural en general y de la música en particular. Más bien al contrario: según el comunicado del FIP, la programación del concierto de Lisitsa se debe a una demanda del público, que llevaba años pidiendo que la concertista, muy conocida en todo el mundo por su presencia artística en redes sociales e Internet, actuara en Córdoba. Y la postura política de Lisitsa con respecto al Donbás se conoce desde hace años, pues la artista nunca la ha ocultado.
El FIP anunció su programación a comienzos de la semana pasada, destacando la presencia de Valentina Lisitsa como una de las mejores pianista del mundo y sus méritos artísticos; el comunicado oficial de presentación obviaba su activismo político. El pasado sábado, este medio publicó una amplia crónica sobre la postura política de Lisitsa, que defiende la secesión del Donbás al menos desde 2015, tras las protestas que siguieron al Euromaidan (la revuelta en favor de la integración de Ucrania en la UE que acabó con el gobierno del comunista Víktor Yanúkovich). Su apoyo a la independencia de la región de mayoría rusa (donde ha actuado en varias ocasiones desde el inicio de la guerra) está en línea con las tesis del Kremlin.
Tres días después de la publicación del reportaje en La Voz de Córdoba, el PSOE reaccionó con el mencionado escrito al alcalde de Córdoba. Entre medias no ha habido más polémica ni rechazo, al menos en público, a la presencia de Lisitsa en Córdoba para un recital, el único previsto en España y uno de los pocos en Europa desde el comienzo de la guerra en Ucrania.

La postura del festival

En las explicaciones que ha dado la dirección del FIP este miércoles, asegura que «la pretensión de insinuar que el festival pueda estar posicionado a favor de una guerra, sea la de Ucrania o cualquier otra de las que asolan tantos países del mundo, o que con la actuación de Lisitsa se legitima la misma, es meramente aberrante y despreciable y hace un flaco favor a la cultura, a la libertad de expresión y al fomento de las artes».
También sostiene que el FIP es «cultura, es música, es arte, es expresión artística, pero no es ni será un muro de contención para la cultura, un candado que silencie la música». Pese a esa contundente declaración, Lisitsa ha sido silenciada en Córdoba.
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