Sharleen Spiteri y las chapetas colorás
El grupo Texas abre el 44º Festival de la Guitarra de Córdoba con un concierto espectacular que llenó de éxitos y grados la primera noche de julio

Sharlee Spiteri, líder y vocalista de Texas, anoche en Córdoba
Tal y como está el panorama del rock y el pop en la actualidad, tomado por productos de puro marketing que perpetran música basura, no debe ser fácil encontrar un artista o grupo que encaje en un festival como el de la Guitarra de Córdoba, que posea cierta trayectoria, calidad y peso y que esté disponible en estas fechas en las que hay más festivales a lo largo y ancho de la península y Europa que tercios de Estrella Galicia, una de las firmas que hacen posible la 44ª edición que arrancó anoche.
Por eso lo de Texas abriendo la cita de este año en el Teatro de la Axerquía tiene cierto mérito, sobre todo porque nos ha costado 0,48 céntimos de euro el traerlos a cada cordobés y cordobesa, sea este (o esta) aficionado a la música o a la filatelia, del Campo de la Verdad o las Costanillas, autóctono de aquí mismo o nuevo español. El Ayuntamiento no ha escatimado en gastos y consideró en su momento que Texas bien vale 155. 000 euros y París una misa. Así que anoche, además, presenciamos un nuevo capítulo - e innovador- del municipalismo liberal o liberalismo municipal, que tanto da. Y sobre el escenario de la Axerquía una banda con más de 40 millones de discos vendidos y 35 años de trayectoria. Americanos, os recibimos con alegría.
Escoceses, en realidad. Con unos comienzos cercanos al rock aliñado con el blues más comercial, durante su larga trayectoria Texas han conocido varias metamorfosis que van desde el dance hasta el pop electrónico. Su último álbum de estudio ‘Hi!’ data de 2021 y en él se regocijan en el sonido sesentero para revestir once coplas que aún tratan de mantener esa arquitectura del éxito masivo de sus comienzos. Un éxito que refrendaron anoche en la Axerquía.

Público volcado con los escoceses
Precisamente esa variedad de estilos musicales era lo que en un principio puede despertar más curiosidad por ver cómo encajan en el directo. Y la respuesta es: como la seda. Un setlist cosido por músicos excepcionales y una cantante y compositora menuda físicamente pero enorme en su arte: Sharleen Spiteri.
Cuando aún no había oscurecido, a las diez en punto subieron al escenario Texas y atacaron al respetable con ‘I don't want a lover’ , la canción que los dio a conocer en 1989 y que sirvió para dejar claro desde el principio que ese iba a ser un concierto centrado en sus éxitos, y para un público maduro que mayoritariamente quería reencontrarse con canciones de su reciente juventud. Spiteri, con camiseta negra, vaqueros y unas Solovair , comenzó a moverse y a animar al público desde el inicio del espectáculo que también ella misma protagonizó, con expresiones sobre el calor que no vamos a reproducir aquí, algunas frases en español (con palabras fundamentales para la supervivencia como ‘servesa’) y una guasa escocesa que, a pesar del idioma, mantuvo a la gente conectada durante todo el bolo. Sharleen con abanico facilitado por un fan. Sharleen quitándole el cardigan de manga larga en un strip tease improvisado a su guitarrista Tony McGovern antes de que le diera un síncope al muchacho; Sharleen andrógina y femenina a la vez bailando a su bola o pidiendo al público que la acompañe; Sharleen pidiendo más actitud; Sharleen confesando que su hija habla español muy bien en catequesis (sic); Sharleen sin maquillaje ni tatuajes bella en sí misma, como recién salida de la ducha para cantar. Y acompañada por una banda engrasada, precisa y veterana: además de McGovern, sobre el escenario estuvieron Johnny McElhone (bajo), Eddie Campbell (teclados) y una espectacular Cat Myers a la batería.

Texas, anoche en La Axerquía
Momentos álgidos los hubo con el ‘Summer son’ , ‘Let´s work it out’ - esas palmas- o el ‘Black Eyed Boy’ , todo ilustrado con proyecciones del directo o de algunos de los videoclips que ilustraron canciones ‘Thill has gone’ o ‘Hi!’ . En el único bis aparecieron los Texas más dance con ‘Inner smile’ para cerrar con un espléndido ‘Suspicious minds’ al modo y manera del ‘68 Comeback Special’ de Elvis cuyas letras rojas competían con las chapetas de Spiteri, que no la abandonaron desde el inicio del concierto o quizá desde la prueba de sonido, cuando Sharleen, ruborizada por el calor, comprobó que «se podían freír huevos en el escenario», con 43 grados de vellón. Casi los mismos que el año pasado robaron la virilidad rockera a Joey Tempest, asustado por el infierno cordobés.

Concierto de Texas en Córdoba
Aunque la Axerquía no se llenó el teatro vivió una gran noche. La impresión general es que habíamos asistido a un gran concierto, quizás mejor de lo esperado. Ha sido una manera brillante de abrir un festival que sigue siendo muy cuestionado y que tras 44 ediciones está en una fase de identidad un tanto difusa.
Pero vamos, que doy por muy buenos los 0,48 céntimos de subvención, sobre todo después de haber sido atracado hace unos días vía IRPF por los socialistas y sus socios de gobierno. El concierto de Texas ayuda a pasar ese mal trago y a recordar por qué la música sigue siendo una de las mejores cosas que pueden pasarnos.